La obra inicia de forma poética, y algo desconcertante, ubicándonos en el devenir del planeta a través del tiempo geológico, transportándonos desde el pasado lejano hasta la irrupción del ser humano en el pasado prehistórico. Desde ahí nos transporta a través de la relación e impacto de un primate pensante, que aparece hace 350 mil años, y que en los últimos 50 años ha sido capaz de alterar de forma nunca antes registrada los parámetros y dinámicas ambientales sobre la superficie de un planeta de miles de millones de años de historia. La obra nos invita a reflexionar sobre el transitar del humano hasta el presente, sus relaciones e impactos en el resto de los habitantes y componentes de la biosfera. Además, muestra el planeta como un gran organismo y todo lo que requerimos para lograr atravesar y prosperar este nuestro tiempo.
Se reconoce en Simbiontes una robusta base conceptual, un cuidadoso diálogo entre arte y ciencia, presentando la problemática del Antropoceno, mediante la expresión corporal, musical y la poesía con una ejecución tan delicada como potente por parte del elenco. Por mi formación como geólogo, visualizo su contenido como una secuencia de estratos: capas de información apiladas, sosteniéndose unas a otras, reposando sobre un basamento de fundamentos conceptuales potentes, en ocasiones visibles y en ocasiones subterráneos, enterradas bajo el suelo de lo evidente. Como espectador, algunas de esas capas “subterráneas” son fáciles de visualizar o intuir, otras requieren de conocimientos para poder analizarlas en una primera lectura, o en una segunda, tercera o incluso más. En ese sentido la obra nos propone, además, una invitación a conocer o revisitar las ideas de autores como: Leopold, Maturana, Haraway y muchos otros pensadores y actantes de nuestro presente para una mejor concepción de un mañana.
Algunos elementos conceptuales desde la geología
- Tiempo geológico
Habitamos un planeta que existe hace aproximadamente 4500 millones de años (Ma), cuya superficie se encuentra en constante evolución y transformación, a una escala imperceptible para el humano, pero con su historia escrita en las rocas. La geología sistematiza el tiempo del planeta mediante la escala de tiempo geológico que divide la historia del planeta en Eones, Eras, Períodos, Épocas, Edades y Crones.
Las épocas geológicas son unidades formales de la escala de tiempo geológico que hacen referencia a secuencias de materiales depositados durante un lapso de tiempo particular, caracterizado por cambios significativos de biotas, asociados a cambios ambientales y geológicos a escala global. El paso de una época a otra estará, entonces, marcado por cambios climáticos y extinciones masivas, que suponen una renovación de las biotas del planeta, siendo los más conocidos los eventos de extinción del Pérmico-Triásico (251 Ma), donde se extinguió alrededor del 90% a 95% de las especies existentes previamente; y el evento Cretácico-Paleógeno (66 Ma), donde se extingue aproximadamente un 60% de las especies diversificadas a partir del ~10% sobreviviente de la extinción pérmico-triásica. De ese evento hasta el presente han transcurrido siete épocas geológicas.
- El Antropoceno
Estamos atestiguando, experimentando y atravesando una época a la que la comunidad científica propone denominar como Antropoceno. Este término fue propuesto por Paul Crutzen (nobel de Química, 1995), y Eugene Stoermer el año 2000, para referirse al fin del Holoceno (época geológica definida entre el fin de la última gran glaciación y el siglo XX; Holoceno del griego holos cuyo significado es todo, y kainos, traducido como reciente), dando paso en un presente marcado por el innegable impacto ambiental, a escala global, de la actividad humana, excediendo, en niveles nunca antes vistos, la variabilidad de parámetros ambientales del planeta (Crutzen y Stoermer, 2000).
Actualmente, desde las geociencias se discute si el Antropoceno corresponde a una época geológica (Zalasiewicz y otros, 2021) o a un evento geológico dentro del Holoceno (Walker y otros, 2024), siendo está última la posición actual de la Comisión Estratigráfica Internacional. Se asigna su inicio a mediados del siglo XX al evento denominado Gran Aceleración, correspondiente al punto de inflexión en el aumento de la actividad industrial global, acompañado de drásticos cambios en indicadores ambientales: alzas nunca antes registradas en la concentración de gases de efecto invernadero, CO2 (dióxido de carbono) y CH4 (metano), y de nitratos NO3. (Head y otros, 2021, 2022), así como también, aumento en la concentración de SO2 (dióxido de azufre) asociado a acidificación de aguas, además de otros indicadores isotópicos asociados a ensayos y ataques nucleares.
El concepto de Antropoceno permite romper la dicotomía entre naturaleza y cultura, colocando a la sociedad, en su conjunto, como responsable de sus propias amenazas (Urquiza, 2023). Ante esto, la discusión multidisciplinaria, entre los diversos frentes que conforman las prácticas culturales, en su amplio espectro, apunta al trabajo cooperativo con el fin de avanzar y atravesar esta época logrando el menor impacto posible, tanto en el medioambiente como sobre el propio ser humano, considerando que las proyecciones a futuro son poco optimistas. Un ejemplo de este trabajo multidisciplinario es la propuesta de Objetivos de Desarrollo Sostenible, de las Naciones Unidas.
Acercamiento de los conceptos mediante el arte
El discurso científico (en su amplio espectro) suele chocar con su propia complejidad, orientándose a un círculo más bien específico y, en muchos casos, cerrado. Es en este aspecto, de difusión de ideas, que la asociación entre arte y ciencia juega un importante rol para la búsqueda de nuevas formas de plantear y acercar los conceptos sin perder el fondo, conformando un discurso activista, pero, sobre todo, crítico y propositivo. Mediante el arte, la ciencia puede dejar de lado su lenguaje técnico planteando conceptos de forma sensible y cercana, mediante analogías, metáforas, o de manera explícita, para captar y desarrollar el interés de parte de la sociedad, permitiendo el entendimiento y sensibilización sobre la problemática socio-ambiental expuesta en la obra, y así avanzar en la discusión, búsqueda, aceptación e implementación de alternativas y soluciones, las cuales podrían requerir cambios radicales en las formas de pensamiento convivencia, coexistencia y dinámicas socio-económicas actuales.
Simbiontes
Dicho todo lo anterior, mi intención es presentarles mi lectura de la obra Simbiontes Circus Manifesto como la irrupción del ser humano sobre este mundo dinámico, como uno más de los organismos que desarrollan su existencia en armónico ciclo de cooperación y coexistencia, en simbiosis con el planeta, al menos inicialmente. Sin embargo, con el desarrollo de sus conocimientos e invenciones rompe este equilibrio entrando en una espiral descendente de “civilización”, entrando de esta manera en el Antropoceno.
La obra nos conduce mediante la letra de sus canciones por el tiempo geológico del planeta, por el ciclo armónico de la naturaleza y las dinámicas y debacle de la “civilización”: “Somos un bricolaje/ De millones de años/ Proceso de lo vivo/ Planeta aprendizaje” (Bricolaje).
La vida, la capacidad de experimentar el presente, el pasado humano, animal y planetario es expresado a través del cuerpo en movimiento, la danza, la acrobacia y la música, como naves que nos transportan por las realidades de los habitantes de este mundo en cambio constante y acelerado, el hombre atrapado por su propia evolución, la optimista esperanza y el pesimismo del mundo bajo las reglas del capitalismo salvaje. Finalmente, el movimiento como recordatorio del tránsito y perseverancia-persistencia de la vida, un recuerdo de que a pesar de los eventos que marcan el cambio de una época geológica a la siguiente, sobreviviendo a eventos socio-políticos, accidentes industriales, estallidos sociales, a eventos geológicos, cambios ambientales, calentamientos globales, glaciaciones, acidificaciones, desertificaciones, mega erupciones, terremotos, impactos espaciales e incluso extinciones masivas, la vida, no necesariamente la existencia humana, se abre paso y es la única constante, planteando la pregunta ¿está en nuestras manos nuestra supervivencia?, ¿estamos capacitados para llevar a cabo un cambio?
En ese sentido, la obra ofrece una serie de propuestas cooperativistas que llevan al público a la sensibilización, invitándonos a la revisión de los conceptos de Ética de la Tierra de Aldo Leopold, la Autopoiesis de Maturana y Varela, las propuestas de nuevas formas de vinculación-coexistencia de Haraway, los principios de la permacultura de Mollison y Holmgren, por nombrar algunos referentes.
La obra nos propone el amor como posicionamiento político, tomando como base la conceptualización propuesta por Maturana del amor como el reconocimiento y aceptación del otro, como un individuo legítimo, donde la fuerza motriz de la vida es la cooperación, no la competencia. Instalando el amor, más que como una emoción poderosa, como un motor de movimiento y una posibilidad de abrazar los cambios de una manera lúdica, creativa, empática, llena de posibilidades nuevas. El amor como fuerza de cambio y erotismo, permite tanto la autopoiesis como la perpetuidad de la vida, y pasa a ser una cualidad biológica fundamental para abrazar la vida en su capacidad regenerativa y regeneradora. El Eros y Thanatos, que debo dejar morir ¿qué constructos?, ¿qué dogmas?, ¿qué aprensiones? para permitir la aparición de la pulsión creativa, ¿qué cambios debemos aceptar y permitir para lograr co-crear un nuevo pacto social que nos permita avanzar hacia la sostenibilidad?
“La obra ofrece una serie de propuestas cooperativistas que llevan al público a la sensibilización, invitándonos a la revisión de los conceptos de Ética de la Tierra de Aldo Leopold, la Autopoiesis de Maturana y Varela, las propuestas de nuevas formas de vinculación-coexistencia de Haraway, los principios de la permacultura de Mollison y Holmgren, por nombrar algunos referentes”.
Allí la propuesta abre una salida hacia la propia autoregeneración. En la medida que se integran cambios o transformaciones sutiles internas, se espera que ellas se vayan reflejando de forma exponencial también hacia el medio, tal como lo propone la teoría sociológica de la “masa crítica” de un fenómeno, explicada como el número de individuos involucrados a partir del cual dicho fenómeno adquiere una dinámica propia que le permite sostenerse y crecer por sí mismo.
Simbiontes nos recuerda lo maravilloso y también aterrador de la historia de la humanidad y su relación con el mundo, las consecuencias de nuestras acciones y decisiones y que la única constante a través del tiempo geológico es la vida. Pienso en el monólogo final del replicante Roy Batty (Blade Runner, 1982):
“He visto cosas que ustedes, personas, no creerían.
Naves de ataque en llamas más allá del hombro de Orión.
Vi rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la Puerta de Tannhäuser.
Todos esos momentos se perderán,
en el tiempo,
como lágrimas en la lluvia.
…
Es hora de morir”.
Serán entonces nuestras decisiones y acciones, como sociedad, las que definirán que esa hora de morir sea pesimistamente literal, o, metafóricamente, una muerte de nuestros conceptos para abrazar nuevas formas de habitar, vincularnos y de entender el tránsito por nuestra época para lograr prosperar de manera sostenible.
Ficha artística
Título: Simbiontes Circus Manifesto.
Idea original, dirección artística y textos: Alain Veilleux*.
Asistente de dirección y artes visuales: Carolina Ramírez.
Coreografía: Paulina Rebolledo.
Intérpretes circenses: Agustín Collins, Valentina Weingart, Blanca Schlager, Alcides García y José Córdoba.
Intérpretes musicales: Marcelo Troncoso V., Benjamín Corbeaux, Bruno Peralta.
Cantante: Valeria Pérez.
Dirección musical: Marcelo Troncoso V.
Composición musical: Marcelo Troncoso V., Cristóbal Montes, Benjamín Corbeaux, Bruno Peralta.
Composición letra canciones: Alain Veilleux.
Escenografía: Eduardo Jiménez.
Proyección y sonido: Franco Peñaloza
Luces: Nilton Gutiérrez.
Video: Romina Triviño, Marcelo Troncoso M., Alain Veilleux.
Edición de imágenes: Marcelo Troncoso M. y Carolina Ramírez.
Rigging, manipulación y soldadura: Felipe Ramos.
Investigadores: Marcelo Troncoso M. y M. Belén Piña.
Investigadora de movimiento: Úrsula Campos.
Construcción de aparato y maqueta previa: Gonzalo Peralta.
Administración: Francisco Alvarado.
Comunicación: Camila Larrea.
Proyecto financiado por el Fondo Nacional de Fomento y Desarrollo de las Artes Escénicas, convocatoria 2023.
*Sobre el autor y director de la obra: Alain Veilleux es Artista, pedagogo, investigador, gestor y director especializado en artes circenses, con más de 30 años de experiencia a nivel internacional (Canadá, Brasil, Chile, Francia, entre otros). Co-fundador de “Payasos Sin Fronteras” (Quebec, 1994), “El Circo del Mundo-Chile” (Santiago, 1995) y “La Centaurée laboratoire de cirque” (Quebec, 2008). Egresado de la “Escuela Nacional de Circo de Montreal” (Canadá, 1992) con mención en trapecio dúo. Premiado en diferentes festivales internacionales. Condecorado por el Gobierno de Canadá por su contribución a las relaciones socio-culturales entre Canadá-Chile (Santiago, 2014). Sus últimos trabajos buscan desarrollar nuevas narrativas en torno a la relación entre lo humano/no humano, desde un enfoque que cuestiona al Antropoceno. En Chile, recientemente, ha dirigido: “La Sangre de la Tierra” (2018), “Jardín de Invierno/Circus Manifesto” (2019), “Crónica Circense de un Esta(lli)do” (2019), “Solastalgia/Circus Manifesto” (2021) y Simbiontes/Circus Manifesto (2024).
Imagen de Portada: Ritual Simbiontes circus manifesto. ©Marcelo Troncoso