Día de la Tierra: una cronología por sus afiches emblemáticos y preguntas para seguir conmemorando esta fecha

En la zona central de Chile el frío ya comienza a sentirse, los árboles se han tornado rojos en su follaje, los días se hacen más cortos. Hay un ambiente otoñal, afiebrado, y sin embargo, el conocido refrán “abril lluvias mil”, ya no cobra sentido. Un componente fundamental de este escenario se niega a aparecer: el agua. 

Mañana es el día de la Tierra, y vamos a celebrarlo en uno de los años de mayor escasez hídrica que ha experimentado nuestra generación. ¿Se han dado cuenta que la mayoría de las manifestaciones masivas para proteger algo surgen justamente en momentos de crisis sociales, políticas o culturales? El caso del Día de la Tierra, por cierto, no es diferente. Para bien o para mal, esta efeméride, que se celebra cada 22 de abril desde 1970, surge oficialmente en un contexto en que la población percibe con urgencia que debe generar un cambio para con la Madre Tierra, aunque sea con un solitario megáfono en la calle o pegando afiches en el muro, con tal de hacer freno a la debacle sin precedentes que el humano ha venido produciendo a lo largo de los siglos, sino milenios.

Desde sus inicios, el día de la Tierra buscó celebrar la biodiversidad y la noción de que el ser humano está intrinsicamente ligado y depende de la naturaleza para subsistir.

Sin desmerecer los esfuerzos que aquellos primeros estudiantes y activistas levantaron con entusiasmo para organizar a miles de personas en esta celebración y lograr así los cambios sustanciales al interior de la institucionalidad, es fundamental también reconocer que desde siempre hubo voces de individuos y comunidades que quedaron rezagadas en esta discusión ambiental, y que recién hoy, cuando el tema se vuelve otra vez una tendencia, comenzamos a escucharlas. 

Así, el día de la Tierra surge en un momento nada feliz para nuestro planeta. Un momento similar al de hoy, en plena crisis hídrica, con masiva pérdida de la biodiversidad (algunos le llaman a esta era, sexta extinción masiva), enormes injusticias ambientales, desastres naturales que nos sacuden en diversos puntos del planeta y dejan refugiados climáticos de los que poco y nada sabemos. Un día como hoy, pero 51 años atrás.

“Earth Day”, afiche de Robert Rauschenberg, 1970. © Moma

En ese entonces, en 1969, un derrame de petróleo de 4,2 millones de galones frente a la costa de Santa Bárbara, en Estados Unidos, se convirtió en el desastre ambiental más devastador de la historia de la humanidad, destruyendo cientos de millas de la costa de California. La catástrofe provocó una alerta y lección en torno a temas ambientales poco atendidos hasta el momento, y fue iniciada por Gaylord Nelson (senador demócrata de Wisconsin) y Paul McCloskey (congresista republicano de California) culminando en la génesis del primer Día de la Tierra.

La frase “Hemos encontrado al enemigo, y el enemigo somos nosotros”, sirvió para promover el cartel del Día de la Tierra en 1970.

En ese momento, la celebración tuvo como foco generar una conciencia común a los problemas que había que atender: sobrepoblación, la contaminación de grandes industrias, la Guerra fría, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales. Los campus universitarios, bibliotecas locales y otros foros públicos se organizaron y generaron el eslogan “Think globally, act locally” (Piensa globalmente, actúa localmente).

El cartel oficial del primer Día de la Tierra en 1970 advirtió sobre la contaminación y la congestión, y dejó la programación de los eventos a grupos locales de todo Estados Unidos.

 Lo anterior provocó que Estados Unidos se convirtiera en el primer país que, desde la institucionalidad, estructurara una política nacional del medioambiente conocida como la National Environmental Policy Act, (NEPA). Este fue el comienzo de la “década ambiental prodigiosa” que tomó fuerza en los 70s y promulgó la protección del medioambiente como función esencial del estado contemporáneo, un paso más allá del estado liberal del siglo XIX y del estado social de la primera mitad del siglo XX.

Mujer y naturaleza han sido tópicos que el cartel ambiental ha asociado desde el siglo XIX para entregar un mensaje de cuidado a la “Madre Tierra”.

Algunos antecedentes de la década del 60 ya habían cimentado este giro cultural. Movimientos estudiantiles, la creación de la WWF para la conservación de la fauna y el emblemático libro La primavera silenciosa de Rachel Carson, primera publicación en hacerse cargo explícitamente de la temática medioambiental, como también la primera fotografía del planeta Tierra tomada desde el espacio en el Apollo 11, conocida como “Earthrise”, que le recordó a sus efímeros terrícolas, ante todo, la finitud y fragilidad del hogar que habitaban. (Mira el especial de Earthrise que hicimos en Endémico aquí).

Los años 90′ tuvieron un enfriamiento del movimiento ambiental, el cual se retomó con fuerza ya entrados los dos mil, cuando comenzó a popularizarse el concepto de “Antropoceno”.

Con los años, la iniciativa se extendió por todo el mundo. Pero todo había partido con una semilla popular, un grassroot movemenent, como le llaman en Estados Unidos, cuya llamada a una celebración espontánea el 22 de abril de 1970 terminó por extenderse durante más de medio siglo. Hoy, en todo el globoa recordamos la importancia de cuidar el planeta, cada hora, cada día, en cada momento de nuestras vidas, porque ya sabemos que el día de la Tierra es todos los días de nuestra existencia.

Imágenes persuasivas que asimilaban a la Tierra con un rostro con máscara de oxígeno fueron recurrentes en los primeros afiches del Día de la Tierra. 

Tras presentar esta línea cronológica del día de la Tierra, quisimos seleccionar algunos de los afiches icónicos que formaron parte de esta conmemoración. Más de medio siglo de celebraciones a la Tierra nos hace recordar, también, que la genuina preocupación por la preservación de nuestro entorno natural es algo que ha existido desde siempre. Por milenios y a lo largo de generaciones, comunidades locales, indígenas, y de todo el Sur global han manifestado este ímpetu en cada acto de su cotidiano. Sin desmerecer los esfuerzos que aquellos primeros estudiantes y activistas levantaron con entusiasmo para organizar a miles de personas en esta celebración y lograr así los cambios sustanciales al interior de la institucionalidad, es fundamental también reconocer que desde siempre hubo voces de individuos y comunidades que quedaron rezagadas en esta discusión ambiental, y que recién hoy, cuando el tema se vuelve otra vez una tendencia, comenzamos a escucharlas.

Un mensaje colaborativo, de unión en el cartel ambiental, promovió la masificación de este naciente movimiento verde.

Sin ir más lejos, el cartel ambiental tuvo un auge enorme gracias a que se masificó, o en palabras más simples, se puso de moda. En los 70 fueron ONGs con propósitos ambientalistas, como Greenpeace, pero también corporaciones como líneas aéreas, músicos de rock y psicodelia aprovecharon el “boom” de esta cultura de la rebelión y la revolución para sentirse parte de este movimiento cultural conocido como la Era de la ecología. ¿No estamos viviendo un giro similar, medio siglo después?

Lo que nos recuerda el día de la Tierra, y en su extensión, el cartel ambiental como medio efectivo y sensible de difusión, es que el cambio climático no es solo un problema ambiental o físico en su naturaleza. Es ante todo, un problema ético y político.

La crisis socioambiental sin precedentes que experimentamos vuelve a activar la preocupación por la Madre Tierra. Pero con las lecciones de medio siglo aprendidas, debemos hacernos responsables de las enormes injusticias ambientales que, como siempre, terminan por afectar a las comunidades más vulnerables. Países subdesarrollados y en desarrollo, disidencias, migrantes y refugiados climáticos, todos aquellos que por su condición de género, clase y lugar de origen sufren las peores consecuencias de los efectos de esta crisis. 

Seymour Chwast ilustró carteles para el Día de la Tierra de 1990, 1991, & 1995

Lo que nos recuerda el día de la Tierra, y en su extensión, el cartel ambiental como medio efectivo y sensible de difusión, es que el cambio climático no es solo un problema ambiental o físico en su naturaleza. Es ante todo, un problema ético y político. Donde las personas más afectadas y vulnerables suelen ser las menos responsables de los efectos de la crisis climática. Y los más responsables –aquellos que silenciosamente están tras los sistemas de destrucción– los que menos sufren las consecuencias.

Con su poderoso mensaje visual, el cartel ambiental nos ayuda a recordar que la naturaleza es algo finito, pero sobre todo, que existen asimetrías entre quiénes son víctima y quienes producen los efectos de la crisis climática. Reconocer nuestro lugar de enunciación es un primer paso para pensar cuál será el mensaje y la acción con que podemos aportar en este día, y todos los días de la Tierra. 

DC, 1995. En el fondo aparecen los nombres de varias tribus nativas americanas. © Getty Images.
Uno de los más recientes afiches del día de la Tierra creado por la NASA, que conecta las profundidades cósmicas y las submarinas para sumergirnos en nuestro interior.