¿Y si imaginamos futuros maravillosos? El poder de la imaginación colectiva para abordar las multicrisis

“Es el año 2030, hicimos todo lo posible para alcanzar el Acuerdo de París y ¡lo conseguimos! Las emisiones están en la dirección correcta para llegar a cero mucho antes de lo recomendado por la ciencia. No solo los datos lo evidencian, podemos percibirlo alrededor nuestro, se respira. Se vive. No es una utopía. Es simplemente la realidad de una humanidad que acordó un rumbo distinto”.

Esta es la premisa con que comienza el podcast del activista y autor británico Rob Hopkins y que da nombre a su más reciente libro: De lo que es, a lo que podría ser: desatando el poder de la imaginación para crear el futuro que queremos (2019). A través de las historias de comunidades de todo el mundo, el libro hace un llamado para reclamar y dar rienda suelta a la imaginación colectiva. 

Lamentablemente, la imaginación está en declive justo en el momento en que más la necesitamos. En su libro, Hopkins se pregunta qué debemos hacer para recuperarla y demuestra que cuando las comunidades imaginan en colectividad, los campos de posibilidades para otros futuros se expanden.

Rob Hopkins en su traje para viajar por el tiempo, con un parche que muestra el futuro de la temperatura en el planeta, una vez
que reducimos nuestras emisiones. © Alice Carfrae

En Chile, comunidades de residentes han reimaginado el futuro de los territorios que cohabitan. La organización Cuidadores de Destinos —de la cual soy cofundador y que impulsa la acción climática y la participación de residentes en la gestión de destinos turísticos— ha utilizado en distintas comunas del país una de sus herramientas metodológicas, denominada “Memorias del Futuro”.  Utilizando el poder de la imaginación colectiva, los residentes codiseñan el propósito de la actividad turística en sus territorios y cocrean planes de acción para hacer ese futuro una realidad, transformando el turismo en una herramienta para el cuidado de las personas y la naturaleza. 

Tanto mi trabajo como el de Rob han sido influenciados por la teoría de sistemas y los principios y éticas de diseño de la permacultura, concepto acuñado por Bill Mollison y David Holmgren en la década del 70. En mi caso, al haber sido aprendiz de David Holmgren en Australia, y en el de Rob al ser profesor de sistema de diseño en el Reino Unido. Así, nuestros caminos se han cruzado y emergen por medio de esta conversación virtual.

Marco: ¿Por qué escribiste el libro De lo que es a lo que podría ser; desatando el poder de la imaginación para crear el futuro que queremos? y ¿por qué te interesaste en la imaginación como tema?

Rob: Me tomé un año para escribir este libro sobre la imaginación. La razón fue porque leía a personas como Bill McKibben, Naomi Klein, Amitav Ghosh, David Wallace-Wells, que decían que el cambio climático es un fracaso de la imaginación. Decían esto y luego seguían adelante y empezaban a hablar de otra cosa, y yo me quedaba ahí, como ido. ¿Qué querían decir con eso? Era realmente interesante. Así que me tomé un año y medio para investigar esa afirmación.

¿Estamos teniendo un fracaso de la imaginación? ¿Por qué sería que estamos ante un fracaso colectivo de la imaginación, en el mismo momento en que la  historia exige que reimaginemos todo? Entrevisté a más de cien personas. Leí todo lo que pude encontrar y fue un viaje fascinante. 

Hoy doy charlas y cursos de formación sobre imaginación, trabajo con comunidades, empresas y organizaciones para intentar ejercitar la imaginación colectiva, porque la necesitamos urgentemente. Estoy trabajando en un proyecto que me encanta titulado “Field recordings from the future” (Grabaciones del futuro en terreno). Invitamos a las personas a imaginar que tenemos una máquina del tiempo que nos permite viajar al 2030, donde habitamos el resultado de haber hecho todo lo que podríamos haber hecho. No es una utopía, es el mundo que podríamos crear si nos volcamos a ello durante los próximos siete u ocho años. ¿Cómo sonaría ese futuro? Grabo sus sonidos y se los devuelvo a esas personas en 2023 y les digo: “Así es como sonará Londres en el futuro”. Me inspiré en una polera que llevaba una joven en la protesta de Black Lives Matter en Washington, que decía: “He estado en el futuro. ¡Ganamos!” Y pensé: ¿cuán diferente sería nuestro activismo si pensáramos así? 

Marco: ¿Qué es la imaginación? Seguro has leído muchas definiciones. ¿Cuál es la más cercana a tu corazón?

Rob: Mi definición favorita es la de John Dewey, que es un filósofo y pedagogo americano, que decía que la imaginación era la capacidad de ver las cosas, como si pudieran ser de otra manera. Me parece que es un superpoder. Porque tal y como están las cosas en este momento, nos dirigimos hacia los tres o cuatro grados, la catástrofe absoluta, el auge del fascismo en muchas partes del mundo y muchos escenarios aterradores. Así que tenemos que ser capaces de ver las cosas como si pudieran ser de otra manera. Creo que nuestra supervivencia depende de ello.

Rob Hopkins y Kit Wilmans Fegradoe, grabando sus sonidos del futuro para el proyecto “Field recording
from the future”. © Alice Carfrae

Marco: Bell Hooks ha dicho “Lo que no podemos imaginar, no puede llegar a ser”, Rainer Maria Rilke, de manera maravillosa, escribe en un poema “el futuro debe entrar en nosotros, mucho antes de que suceda”. Siguiendo sus pasos, tú has escrito este libro en el que invitas a comunidades a imaginar colectivamente nuevos futuros posibles a través de preguntas “¿qué tal si…?” ¿Cuál es el poder de este tipo de preguntas? ¿Qué pasa cuando cultivamos anhelos por futuros maravillosos de manera colectiva? 

Rob: Sí, una buena pregunta nos despierta una gran curiosidad y nos hace desear ver el resultado de esa pregunta.

Don DeLillo dijo: “El anhelo a gran escala, es lo que hace la historia”. Creo que es tan hermoso. Lo que hace una buena pregunta  es desencadenar el anhelo y la curiosidad. El ejemplo que siempre utilizo es el de Bélgica, en la ciudad de Liège, donde la comunidad se planteó una pregunta: “¿Qué tal si la mayoría de los alimentos que se consumen en Liège se cultivan en nuestro entorno más cercano?”

Marco: Pasa algo similar en El Quisco, Chile, donde un grupo de residentes se cuestionan qué ocurriría si al 2030 el turismo fuese una herramienta para cuidar las áreas naturales y sus quebradas. Yo me pregunto, entonces, ¿cómo me interpela eso a mí? Como residente, como visitante, como empresario turístico, como gobierno local, comienzo a imaginar otros futuros posibles bajo esta problemática y tomo acciones que los puedan hacer realidad. También está el caso de Cartagena, un territorio ampliamente empobrecido por los impactos negativos del turismo desregulado, donde los residentes se cuestionan ¿qué tal si al 2030 el turismo se convierte en una herramienta para rescatar la vida cultural, poética y artística? Son interrogantes poderosas, que crean realidades cuando se piensan de manera colectiva. 

Rob: Eso suena muy bien. Y entonces te lleva a pensar, ¿qué pieza de ese puzzle tengo que aportar yo?, ¿qué puedo hacer yo para hacerlo realidad?, ¿qué puedo aportar para concretarlo? No se trata de ¿qué pasaría si todos nos amáramos? O ¿qué pasaría si todo el mundo se volviera vegano? Si no, preguntas concretas, con límites, que nos inspiran y se sienten posibles. 

© Alice Carfrae

Marco: En tu libro mencionas que para imaginar necesitamos primero espacios mentales y emocionales que expandan aquella capacidad. Segundo, lugares de encuentro, plataformas para la imaginación colectiva. Tercero, prácticas que nos conecten, para ampliar nuestro campo de posibilidades. Y cuarto, pactos o acuerdos de colaboración que impulsen la imaginación para la acción.

Adrienne Marie Brown dijo  “estamos viviendo en la imaginación ancestral de otros, con un anhelo de seguridad y abundancia. Anhelo que no nos incluía”. Y eso me hizo pensar, especialmente, en el sur global, donde los espacios para imaginar no son comunes. ¿Crees que existe un privilegio al tener el espacio para imaginar? y ¿crees que hay también un sentido de responsabilidad para aquellos que pueden imaginar los futuros posibles?

Rob: Sí, es una muy buena pregunta. Y ahora que has mencionado a Adrienne Marie Brown, para mí las mejores y más perspicaces reflexiones sobre la imaginación radical proceden de mujeres de color de Estados Unidos. Adrienne Marie Brown es increíble.

Por ejemplo Mariame Kaba, que proviene del movimiento por la abolición de las prisiones, un movimiento que ha estado vivo en las comunidades negras durante casi doscientos años y que ha dicho “¿Qué tal si no hubiera prisiones?” Es una pregunta fenomenal para mí. Es una pregunta que me emociona, que me conmueve, porque abre todas esas preguntas sobre la educación, la vivienda, la salud y el funcionamiento de la economía. Y, ya sabes, hay otra solución mucho más compasiva que se nos podría ocurrir, que podría ser tan profundamente transformadora. Es muy interesante.

Recuerdo que uno de los grandes momentos cuando estaba investigando el libro fue la idea de que la imaginación necesita límites. Cuantos más límites se pongan a la imaginación, más imaginativa será la gente. Dr. Seuss escribió “El gato en el sombrero” con la misión autoimpuesta de escribir un libro con solo cincuenta palabras. Y ha dicho que fue el proyecto más imaginativo que hizo. Sabes, cuando ponemos esos límites, somos más imaginativos. 

«No es una utopía, es el mundo que podríamos crear si nos volcamos a ello durante los próximos siete u ocho años».

Marco: Rob, como sabes, en Cuidadores de Destinos trabajamos para que las vacaciones de las personas tengan impactos positivos en los destinos que visitan. Me genera mucha curiosidad preguntarte: si viajamos al futuro, a ese futuro donde llevas a tus invitados en tu podcast, ¿cómo serían tus vacaciones en ese futuro? 

Rob: Dejé de volar en 2006. Todo el trabajo que hago lo hago en tren. Así que hay grandes zonas del mundo que no visitaré en mi vida. Y me parece bien. Aquellos de nosotros que podemos volar en un avión pensamos que es un derecho otorgado por Dios y que es incuestionable, y que tenemos el derecho divino de básicamente coger un avión siempre que queramos. Y no es así. Así que creo que para 2030 ir de vacaciones será más o menos como ya vamos de vacaciones con mi familia, que es que nunca volamos. Solemos ir muy cerca y acampamos.

Tenemos suerte de vivir en una zona preciosa del Reino Unido y de estar cerca de lugares muy bonitos. Recuerdo que cuando dejé de volar, me di cuenta de que conocía partes de Delhi, mejor que partes de la ciudad que está muy cerca de donde vivo. Hay zonas enteras del Reino Unido en las que nunca he estado y la gente dice que son absolutamente preciosas.

Así que creo que aprenderemos a disfrutar descubriendo lugares más cercanos a casa. Viajaremos en tren, tal vez en barco. Y viajaremos más despacio. Creo que para 2030 nos daremos cuenta de que la distancia realmente significa algo y que si un lugar está muy lejos, está muy lejos.

Marco: Para inspirar a quienes nos leen: de todos los proyectos comunitarios que has conocido durante la investigación de tu libro y que han utilizado el poder de la imaginación colectiva como herramienta ¿cuáles destacarías?

Rob: Podríamos pasarnos las próximas 24 horas contando historias. El trabajo en Liège, el proyecto llamado “The Liègefood belt” (Gran cinturón de alimentos), que ahora ha creado 27 cooperativas, ha puesto en marcha una granja para viñedos, una tienda para comercios, una fábrica de cerveza. Ahora están trabajando con el municipio para replantearse por completo la forma en que las escuelas, los colegios, las universidades y los hospitales adquieren sus alimentos. Es un modelo que se ha extendido a otras seis ciudades de Bélgica. Es algo profundamente transformador, profundamente radical, que se extiende por debajo del radar y se convierte en la nueva normalidad. Pero empezó con unas pocas personas de la comunidad. 

Ahora, creo que vivimos en una cultura en la que se nos enseña a valorar más las cosas grandes que las pequeñas. Así que debería, ya sabes, estar en contacto con empresas energéticas grandes y ambiciosos proyectos que están trabajando con grandes cantidades de dinero para hacer cosas increíbles. Y pensamos que esos son de alguna manera más importantes.

Pero todas estas cosas tienen que ver, fundamentalmente, con cultivar y cuidar nuestras relaciones con los mundos humanos y no humanos. Con reunirnos y crear nuevas conexiones. Así nos cuidamos mutuamente.

Marco: Tal como nos invita Donella Meadows en su libro Thinking in Systems: debemos expandir los límites de los cuidados. Así, vamos generando las condiciones para que emerjan sistemas más amables y sostenibles. Sistemas que soportan la vida en el planeta, de los cuales depende nuestra subsistencia.

Imagen de portada: Al centro Rob Hopkins, a la derecha Kit Wilmans Fegradoe, músico conocido como Mr Kit. Ambos tienen el proyecto “Field recording from the future” donde graban sonidos del “futuro” y lo reproducen en este tiempo para crear anhelo de futuros maravillosos. © Alice Carfrae