El experimento de Emoto nos habla de la literacidad de frases que escuchamos constantemente como “el agua es vida” o “no water no life”, y sí, las aguas dulces y saladas son los reservorios de vida del planeta. El agua dulce permite el desarrollo de múltiples ecosistemas y sustenta la vida de millones de especies en el globo. Se tiene registro que a lo largo de la historia múltiples asentamientos y civilizaciones se han establecido cerca de los territorios que cuentan con agua dulce, teniendo una alta importancia cultural e incluso espiritual para quienes han cuidado y resguardado sus aguas, como los pueblos originarios y los grupos de activismo socioambiental esparcidos por todo el mundo.
Chile es un país geográficamente muy favorecido por la diversidad de ecosistemas. De acuerdo con el Atlas de Agua de Chile, nuestro país tiene 101 cuencas hidrográficas que ocupan 756.102 km2 de territorio (aguas superficiales y subterráneas). Existen 1251 ríos y 12784 cuerpos de agua, entre lagos y lagunas, además de 24114 glaciares. Sin embargo, hoy en día, más del 80% de las aguas residuales resultantes de actividades humanas se vierten en los ríos o en el mar sin ningún tratamiento. Esto provoca la contaminación y degradación de la salud de las aguas dulces. Los factores detrás de este gran porcentaje de contaminación son principalmente al aumento de la densidad poblacional y toda actividad industrial que demande un uso constante e intensivo de agua. Estas industrias –mineras, forestales, termoeléctricas, agrícolas, etc.– generan pasivos ambientales tales como: relaves mineros, vertimiento de aguas residuales no tratadas, vertimiento de Residuos Industriales Líquidos (RILES), insecticidas, herbicidas, fungicidas y nematicidas, que contaminan enormemente las distintas fuentes de agua. Si bien la gran cantidad de cuerpos hídricos en Chile ha sido una ventaja para los distintos parques industriales a lo largo del país, estos no los han sabido cuidar.
Contaminación por pesticidas y plaguicidas
En el año 2015 se creó el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 6 llamado “Agua limpia y Saneamiento”. El ODS 6 es uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por las Naciones Unidas en el año 2015 y su objetivo es “Proteger y recuperar los ecosistemas de agua dulce”. Una de las mejoras que se plantea el ODS 6 es que hasta el año 2030, se mejore la calidad del agua. Esto es, “reduciendo la contaminación, eliminando el vertimiento y minimizando la emisión de productos químicos y materiales peligrosos, reduciendo a la mitad el porcentaje de aguas residuales sin tratar y aumentando considerablemente el reciclado y la reutilización sin riesgos a nivel mundial”. Sin embargo, eso pareciera estar aún lejos de la realidad chilena.
Si bien hay muchos tipos de contaminantes que empeoran la salud de las aguas, tales como el petróleo, el plástico, los metales pesados, entre otros, me enfocaré en algunos tipos de contaminantes que no son tan conocidos, o que no se les ha dado mucho espacio mediático. ¿Cuál es la situación con los pesticidas y plaguicidas en las aguas dulces? De esto no se escucha a menudo, aunque se han encontrado cantidades importantes en las aguas dulces de nuestro país. Muchos de estos contaminantes están prohibidos en varios países del mundo y algunos también en Chile, principalmente gracias al Convenio de Estocolmo, un tratado internacional cuyo objeto es resguardar la salud de la población y el medio ambiente de los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs). El Convenio fue firmado en 2004 por las Naciones Unidas y Chile lo adhirió y suscribió en el año 2005.
“Los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs) son sustancias lipofílicas, es decir, tienen afinidad por los lípidos más que por el agua; y son bioacumulables, lo que se traduce en la acumulación dentro de los organismos a través del tiempo, aumentando su concentración según se sube a niveles más altos de la trama trófica”.
Los COPs son sustancias químicas tóxicas que ponen en peligro la salud humana y la salud de los ecosistemas de todo el planeta, ya que al ser resistentes a la degradación permanecen en el ambiente durante muchos años e incluso décadas. Además son sustancias lipofílicas, es decir, tienen afinidad por los lípidos más que por el agua; y son bioacumulables, lo que se traduce en la acumulación dentro de los organismos a través del tiempo, aumentando su concentración según se sube a niveles más altos de la trama trófica. Su presencia puede llegar a tener efectos dañinos en la reproducción, desarrollo, función inmunológica de los organismos, además pueden llegar a ser mutagénicos, disruptores endocrinos y generar alteraciones a nivel neuronal, sobre todo, en niños y lactantes. Dentro de estos compuestos se incluyen los pesticidas organoclorados como los DDTs (Diclorodifeniltricloroetano), HCHs (Hexaclorociclohexanos) y PCBs (Bifenilos policlorados).
Plaguicidas y pesticidas en ríos de chile
Según el informe “Evaluación arancelaria y comercial del CPTPP: un análisis basado en la evidencia” del año 2023, el rubro agropecuario ocupa un 33% de las líneas arancelarias de Chile, siendo clave para el aporte del producto interno bruto nacional (PIB). Y ciertamente, ligado a este rubro, se encuentra el uso de plaguicidas y pesticidas. Según el “Informe de venta de plaguicidas de uso agrícola en Chile” publicado por el SAG en el año 2012, en Chile se comercializaron aproximadamente 39 toneladas de plaguicidas, incluyendo funguicidas y bactericidas (47%), herbicidas (21%) e insecticidas (19%).
Estudios científicos realizados por diversas universidades han evidenciado la presencia de varios contaminantes en ríos de nuestro país. El año 2013 se realizó un estudio en los ríos Ñuble y Cato, y en pozos profundos para agua potable rural –pozos noria y en pozos zanja– detectándose altas concentraciones de productos químicos prohibidos en Chile, usados como pesticidas y plaguicidas. El estudio reveló que se trataban de plaguicidas como el Lindano, el Endosulfan, y el Aldrín.
El Lindano es un insecticida usado para el sector agrícola y para fines sanitarios, y como principio activo en preparaciones farmacéuticas para el tratamiento de la pediculosis y la sarna en seres humanos y animales. La prohibición del Lindano para usos agrícolas se decretó en el año 1998 y recién desde el año 2007, el Ministerio de Salud (MINSAL) resolvió prohibir la importación, producción, distribución, comercialización y uso en personas y en agricultura.
El Endosulfan fue ampliamente usado para distintos tipos de cultivos, ya que es un pesticida particularmente eficaz contra áfidos, gusanos de la fruta, escarabajos, insectos que extraen jugos de las plantas, larvas de polillas y moscas blancas en una variedad de cosechas. Debido a estudios científicos que comprueban su toxicidad, este pesticida fue prohibido desde el año 2012 en 127 países.
El Aldrín, un insecticida perteneciente al grupo químico de los organoclorados también está prohibido en nuestro país e ingresado al “listado de plaguicidas de uso agrícola prohibidos en Chile” del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG). Por tanto, está prohibida su importación, fabricación, venta, distribución y uso de cualquier plaguicida que contenga el ingrediente activo de Aldrín. Cabe mencionar que este listado está fundado en antecedentes científicos en torno a motivos de salud pública o protección medioambiental. Tanto el Aldrín como el Endosulfan tienen una alta estabilidad física y química, son insolubles en agua, pero si son solubles en soluciones orgánicas, por lo tanto, se facilita su bioacumulación. Ambos son altamente persistentes en el medio ambiente y prácticamente no se biodegradan.
Continuando con otros estudios científicos realizados en distintos cuerpos de agua de nuestro país donde también se han encontrado pesticidas y plaguicidas, está el estudio de Dutka realizado en 1996, en aguas superficiales en Temuco y en la Cuenca del Río Rapel, donde se detectó la presencia de 4 pesticidas (triazina, atrazina, metolacloro y benomilo). Palma (2004) detectó simazina, hexazinona, ácido 2,4- diclorofenoxiacético (2,4-D), picloram y carbendazima en las aguas del Río Traiguén, en la Región de la Araucanía. Cooman (2005) reportó la presencia de atrazina en el Río Chillán. Del mismo modo, Giordano et al. (2011) encontraron residuos de lindano (descrito anteriormente), diazinón, clorpirifos, cipermetrina, fenvalerato y cihalotrina en el río Itata, en la región del Ñuble. Retamal (2013) evaluó la presencia de 9 plaguicidas en el agua del Río Maipo, donde encontró 7 de estos en concentraciones mayores a 0,1 µg/L, correspondiente al límite máximo permitido y establecido por la Unión Europea (UE) para plaguicidas en agua. Climent (2018) evaluó la presencia de 11 plaguicidas y 5 productos de degradación en la Cuenca del Río Cachapoal, donde se encontró la presencia de un 87% de estos en aguas superficiales, destacando los Ríos Cabras y Tahuilla.
Si bien existe una normativa sobre autorización, uso y distribución de pesticidas en Chile, la composición química de ciertos contaminantes provoca su alta persistencia en el medio ambiente. Conocer toda esta información nos da la posibilidad de discernir. Conocer el comportamiento ambiental de los pesticidas (permitidos y prohibidos) nos entrega una llave para poder elegir de manera más consciente. Optar por cultivar nuestros alimentos, elegir alimentos que provengan de cosechas lo más orgánicas posibles, defender con más respaldo el libre intercambio de semillas orgánicas, el cuidado por las aguas, el respeto por los cultivos orgánicos, los huertos comunitarios y tantas alternativas que nos acerquen a un equilibrio más armónico con nuestro entorno y con nuestro propio cuerpo.
Referencias:
Cooman, K., Debels, P., Gajardo, M., Urrutia, R., Barra, R. 2005. Use of Daphnia spp. For the ecotoxicological assessment of water quality in an agricultural watershed in south-central Chile. Arch. Environ. Contam. Toxicol. 48, 191-200
Climent, M. J., Sánchez-Martín M.J., Rodríguez-Cruz, M.S., Pedreros, P., Urrutia, R., Herrero-Hernández, E. 2018. Determination of Pesticides in River Surface Waters of Central Chile Using SPE-CG-MS Multi-Residue Method. J. Chil. Chem. Soc., 63, N°2, 4023-4031.
Dirección General de Aguas. 2016. Atlas del Agua, Chile.
Dutka, B. J., McInnis, R., Jurkovic, A., Liu, D., Castillo, G. 1996. Water and sediment ecotoxicity studies in Temuco and Rapel River basin, Chile. Environ. Toxicol. Water Qual. 11, 237-247.
FEDEFRUTA (Federación de Productores de Frutas de Chile). 2015. Chile se Presenta con éxito en nueva versión de “Fruit Logística”. [en línea] http://fedefruta.cl/chile-sepresenta-con-exito-en-nueva-version-de-fruit-logistica-2015/
Giordano, A., Richter, P., Ahumada, I. 2011. Determination of pesticides in river water using rotating disk sorptive extraction and gas chromatography-mass spectrometry. Talanta, 85, 2425-2429.
Informe: Evaluación arancelaria y comercial del CPTPP: un análisis basado en la evidencia. 2023. Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales.
Informe: Informe de venta de plaguicidas de uso agrícola en Chile. 2012. Servicio Agrícola y Ganadero.
Meta 6.6 del Objetivo de Desarrollo Sostenible nº6, “Agua Limpia y Saneamiento”. https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/water-and-sanitation/
Palma, G., Sánchez, A., Olave, Y., Encina, F., Palma, R., Barra, R. 2004. Pesticide levels in surface waters in an agricultural-forestry basin in Southern Chile, Chemosphere, 57, 763-770.
Retamal, M., Costa, C., Suárez, J.M., Richter, P. 2013. Multi-determination of organic pollutants in water by gas chromatography coupled to triple quadrupole mass spectrometry, Int. J. Environ. Anal. Chem., 93(1), 93-107.
UNEP. Consideration of global measures on persistent organic pollutants (POPs). UNEP/ICL/1/INF 3. N 95-5040. Meeting of governement designated experts to review and revise a global program of action to protect the marine enviroment from land based activities.