El significado de la solidaridad política es un asunto relevante para un marco ético que se propone guiar normativamente cualquier organización social. Es un valor que da cuenta de quiénes son considerados dentro y desde la comunidad ecosocial.
En Environmental culture: The ecological crisis of reason (2002), Val Plumwood conceptualiza la solidaridad política de manera radical, podría decirse, para el contexto de la teoría política occidental contemporánea. Su noción es la que llamo aquí solidaridad política compleja. La autora hace un llamado a ampliar la ética, pues la que se ha considerado hasta ahora es profundamente antropocéntrica. Lo anterior es problemático porque desde la Ilustración han imperado supuestos, tomados muchas veces como naturales, que repercuten directa y negativamente en cómo entendemos y organizamos nuestra sociedad y la relación que tenemos con organismos o animales no-humanos, como el hecho de considerarlos bienes para el consumo y explotación en beneficio del ser humano.
La autora plantea que la Razón hegemónica occidental se ha encargado de dejar fuera de la ética a los animales no-humanos y otras especies mediante una lógica binaria jerárquica de pensamiento, en que el individuo humano es el centro y la cabeza de cualquier comprensión ético-política:
«Estas construcciones borran la agencia y contribución de mujeres, el cuerpo, la materialidad y el mundo más-que-humano. En el imaginario racional histórico, las mujeres y otros seres “inferiores” son lo Otro de la Razón, lo que es tratado como la providencia de una élite de hombres que están por sobre la esfera material de la vida cotidiana y son llamados a trascenderla por su superioridad en la esfera de la Razón. No son solo las mujeres quienes han sido construidas como oposición a la racionalidad, cultura y filosofía occidental, sino también los esclavos, animales y bárbaros, todos asociados con el cuerpo y toda la esfera contrastante de lo físico y material». (Plumwood 2002, 19)
La autora argumenta que la racionalidad o razón, ha sido capturada por la Razón del poder hegemónico y se ha convertido en un instrumento de opresión; se tiene que reinventar como una herramienta de liberación. Por ello hay que trascender patrones de pensamiento y organización monológicos, racionalistas, hiper-capitalistas, colonizadores y céntricos, que se ven en principio como fantasmas de la acción política del mundo real.
«El ecofeminismo es político y llama a la acción, la teoría debe ser también práctica. Es por esto que la invitación es a empaparse de la razón ecológica y expandirla».
La concepción de una sociedad de acuerdo a los preceptos de una ética de la solidaridad política compleja nos ofrece un marco conceptual distinto al predominante. En este nuevo marco el bienestar personal se entiende en directa relación e interdependencia con el bienestar de la eco-sociedad en su conjunto. Si existe un interés real en buscar perspectivas ecofeministas como base para nuestra organización social, es menester tomar en cuenta aquellas que remitan a esta noción de cambio con el statu quo. Mucho de esto es lo que Val Plumwood ha trabajado y propuesto, ya hace veinte años.
Esta es una tarea especialmente urgente dado el contexto de crisis socio-ecológica. La insostenibilidad e injusticia de la conformación de nuestra organización política actual con relación a la naturaleza requieren de estas lecturas, como activismo frente a la pasividad. Por eso el llamado es a seguir insistiendo en la urgencia de salirnos de los marcos hegemónicos de la Razón, de co-construir(nos) desde otras y múltiples veredas y senderos que nos permitan aspirar a vivir y formar una comunidad ecosocial que tenga en cuenta la urgencia de la crisis socio-eco-política que persiste. Hacernos parte de una nueva razón de liberación: una razón ecológica.
El ecofeminismo es político y llama a la acción, la teoría debe ser también práctica. Es por esto que la invitación es a empaparse de la razón ecológica y expandirla. La podemos llevar a lo concreto en nuestro diario vivir, en formas y decisiones personales, como también en luchas colectivas. Este marco responde a un cómo; el qué está abierto a las posibilidades y capacidades de cada quien. Es particular y contextual la acción que cada individuo puede hacer, desde sus distintos frentes. Lo importante es, mediante nuestras prácticas, trascender la lógica hiper-capitalista, colonizadora y patriarcal, actuando “irracionalmente”, o más bien, desde la razón ecológica: organizando cooperativas, truequeando, reparando en vez de consumir, relevar a lo más-que-humano en cada ámbito posible, demandar las desigualdades, volver a descalzarse en la tierra y hacer bosques en la ciudad en vez de centros comerciales. Cambiando el sistema de la Razón desde cada intersticio posible.
Bibliografía
Plumwood. V. (2002). Environmental Culture: The Ecological Crisis of Reason. London and New York: Routledge.
Imagen de portada: Wilderness. ©Aaron Morse