Ya no hay tiempo

“El tiempo se acaba, el tiempo del planeta, el tiempo de las especies, de los océanos, de los mares, el tiempo de la tierra se agota, al mismo tiempo que agotamos los recursos. Consumir, comprar, desechar, descartar.” Así de tajante comienza el libro “No hay tiempo”, de Clarisa Menteguiaga, diseñadora y artista visual argentina. El […]

“El tiempo se acaba, el tiempo del planeta, el tiempo de las especies, de los océanos, de los mares, el tiempo de la tierra se agota, al mismo tiempo que agotamos los recursos. Consumir, comprar, desechar, descartar.”

Así de tajante comienza el libro “No hay tiempo”, de Clarisa Menteguiaga, diseñadora y artista visual argentina. El libro es una vertiginosa recopilación de alarmantes datos otorgados por diversas organizaciones, ilustrados por Clarisa, quien nos plantea a través de su particular estilo los conflictos ambientales, la contaminación, el maltrato animal y la extinción de especies, con “la urgencia temporal” acechándonos en cada hoja del libro.

©Clarisa Menteguiaga

La obra nos sacude con la urgencia de la crisis mundial, a través de cifras que, sin importar su carácter de aproximaciones, nos hablan de los duros tiempos por venir. Un disparo inicial, a bocajarro: “La población mundial actual de 7.600 millones de personas alcanzará los 8.600 millones para el año 2030.” ¿Las consecuencias? Doscientas mil bocas nuevas que alimentar cada día y una población humana que multiplicará su impacto en el entorno.

Respecto al libro y el tiempo, Clarisa plantea a revista Endémico: “Creo que los seres humanos actuamos como si el mundo fuera nuestro, y no como una especie más que lo habita. No podemos seguir actuando de esa manera, no hay tiempo que perder. El tiempo es una variable clave para abordar las problemáticas ambientales,  porque mientras no tengamos conciencia de cuidado y sustentabilidad, muchas especies morirán.”

©Clarisa Menteguiaga

En un tono rotundo, la ilustradora prosigue: “El aumento de la contaminación, el cambio climático y el calentamiento de los océanos, son una realidad tangible. La degradación del medio, debido al abuso reiterado, rompe con un frágil equilibrio de los ecosistemas. La posición de dominio y explotación del hombre sobre la naturaleza en pos del ‘progreso’, la cultura productiva hegemónica, ganadería intensiva, monocultivos y el foco en el propio bienestar, son devastadores y derivan en una realidad ambiental alarmante: las especies se extinguen a un ritmo acelerado.”

“No hay tiempo” es un manifiesto claro y conciso; nos estamos quedando sin tiempo, mientras los ecosistemas del planeta van desapareciendo uno a uno, e incluso nosotros mismos, dedicados a trabajar y generar riquezas desechables, mientras la verdadera y perdurable riqueza, el tiempo y los ecosistemas, van siendo velozmente consumidos. En palabras de Rachel Carlson: “La verdadera riqueza de una nación reside en los recursos de la Tierra ­–suelo, agua, bosques, minerales y vida salvaje.”

©Clarisa Menteguiaga

Cuando preguntamos a la ilustradora sobre como transformar el arte en acciones concretas de cambio social, Clarisa nos propone: “El arte es una herramienta potente para generar preguntas y visiones críticas de nuestras acciones. Las propuestas simbólicas pueden generar cambios de paradigma, a eso apuntamos aquellos que trabajamos estas temáticas a través del arte. Además, muchos artistas en el mundo trabajan codo a codo con científicos en limpieza de aguas, reforestación o descontaminación de aguas, como el artista cubano Reinaldo Cid, Wang Renzheng en China y María Cristina Finucci de Italia, entre muchos otros artistas que están generando modelos a seguir.”

Así, ante el desolador panorama de No hay tiempo, ¿hay alternativas? Nuevamente, de manera sucinta, Clarisa cierra su libro con acciones verbalizadas, de rápida digestión:

“Reciclar / reutilizar / no botar basura ni sustancias nocivas al medioambiente / comprar lo menos posible / comprar productos locales / evitar los plásticos, usar más vidrio / no desperdiciar agua / no calefaccionar o refrigerar en exceso / no desperdiciar comida / compartir el transporte /andar a pie o en bicicleta / comer menos carne / ser más austero / tener pocos hijos / educar en temas ambientales / aportar a las instituciones que protegen los hábitats y especies del planeta

Constructores / destructores, cada ser humano elige, nuestra huella no es inocente.”

El libro es de libre distribución y lo puedes descargar pinchando aquí.

*Foto de portada: 600.000 personas estuvieron sometidas a altos índices radiactivos, de las que se estima que 4.000 pueden morir de cáncer en los próximos años. Humanos, animales y platas sufren mutaciones celulares. (ONU)