Me detengo a observar y me sorprendo aún más al ver a un pequeño insecto que imita a abejas visitando esas flores, es una mosca en realidad (Diptera: Syprhidae; “mosca de las flores”). Saco apurada mi celular para fotografiarla pero me evade volando rápidamente con su característico aleteo. No me importa, entre tanto gris me alegra encontrar un insecto benéfico, polinizador, interactuando con una planta nativa. Creo que aún hay esperanza.
Digo esto porque estamos viviendo una de las peores crisis de biodiversidad a nivel global y los insectos no son la excepción. A pesar de ser un grupo hiperabundante y megadiverso, sus poblaciones están siendo amenazadas por múltiples causas, entre ellas la urbanización (Wagner et al., 2021). Para el 2050 se espera que el 70% de la población global resida en ciudades, es así que vivimos en un mundo cada vez más urbanizado.
Las ciudades son espacios grises, donde predomina el concreto y el asfalto, las temperaturas son elevadas comparado con la periferia, hay alta contaminación aérea, sonora y lumínica, la vegetación está reducida a parches a menudo aislados unos de otros y existe alta preponderancia de especies exóticas. Todas estas condiciones crean un ambiente que resulta bastante inhóspito para muchas especies vegetales y animales, y para nosotros mismos. Las consecuencias negativas de ese proceso han sido demostradas para la biodiversidad a nivel global así como también para la diversidad de insectos (Fenoglio et al., 2021).
Muchos se preguntarán por qué conservar a los insectos y más aún por qué en las ciudades. En general se asocia a los insectos con aquellos que son perjudiciales, pero en realidad solo el 1% de las especies representan una amenaza. El resto de las especies cumplen un rol fundamental en los ecosistemas. Ellos son el corazón de las cadenas alimenticias ya que otros organismos dependen de ellos para vivir tales como anfibios y aves. Son los trabajadores invisibles de los ecosistemas ya que cumplen funciones ecológicas importantes como la polinización. Sin este proceso no tendríamos zapallos o manzanas en nuestras huertas.
Estos pequeños organismos, como las abejas o abejorros, son los responsables de llevar el polen de una flor a la otra y permiten que se produzcan los frutos. Además los insectos participan en otras funciones como el ciclado de nutrientes en el suelo, o controlan a las plagas que atacan a plantas comestibles, ornamentales, o del arbolado urbano, tal es el caso de los llamados enemigos naturales (e.g., vaquitas de San Antonio), aliados indiscutibles de las plantas.
Ahora bien, ¿qué estrategias contribuyen a la conservación de la biodiversidad de insectos urbanos? Existen varias alternativas y aquí voy a resumir algunas de ellas.
Propiciar diferentes espacios verdes y el diseño urbano sustentable
Existen una variedad de prácticas de diseño urbano que favorecen a las comunidades de insectos y están destinadas a mantener hábitats verdes existentes, crear otros nuevos o restaurar y rehabilitar áreas degradadas. Los espacios verdes urbanos tienen el potencial de convertirse en verdaderos refugios de biodiversidad. Cuando hablamos de espacios verdes urbanos incluimos no sólo a áreas intervenidas por el hombre, tales como parques, plazas, jardines, huertos y hasta techos verdes, sino también a los remanentes naturales de bosque, lotes baldíos, y la vegetación espontánea asociada a superficies sólidas como grietas de edificios o veredas –como la pequeña isla de trébol mencionada anteriormente–.
En áreas públicas como parques y plazas se pueden propiciar estrategias de revegetación, especialmente mediante el reemplazo de arbustos y césped por prados de flores silvestres. Este tipo de manejo ha logrado recuperar ciertas poblaciones de insectos (Fenoglio et al., 2021). Así mismo la reducción en la frecuencia de corte de pastos o céspedes se ha comprobado que favorece la biodiversidad. Iniciativas como “No Mow May” en ciudades de Norte América exhiben espectaculares resultados en términos de conservación de insectos urbanos, tales como abejas y otros polinizadores.
Por otra parte, infraestructuras verdes tales como los techos vivos, poseen un gran potencial para conservar insectos en las ciudades. En Córdoba, hemos estudiado diferentes aspectos de los techos verdes para determinar qué variables fomentan la diversidad y abundancia de insectos y otros artrópodos. En 30 techos verdes localizados en zonas urbanas y semi rurales encontramos casi 500 especies diferentes y en total más de 13 mil individuos de distintos grupos, por ejemplo: mariposas, polillas, pequeñas avispas, vaquitas de san Antonio, chicharritas, abejas, etc. Si bien los techos de mayor tamaño albergaron una mayor biodiversidad de insectos, también encontramos que una alta diversidad de plantas, especialmente aquellas de crecimiento espontáneo, favorecieron a los insectos benéficos (Fabian et al., 2021).
En otro estudio, evaluamos el rol del origen de la vegetación en techos vivos sobre comunidades de insectos. A través de un experimento a gran escala en la ciudad de Córdoba, creamos pequeños techos verdes con plantas nativas y exóticas para conocer si esta variable tenía un efecto relevante sobre los insectos. El resultado fue contundente: encontramos mayor abundancia y riqueza de especies de diferentes grupos en plantas nativas que en exóticas (Fenoglio et al., 2023; Fabian et al., datos no publicados). Todos estos estudios, pioneros en Sudamérica, demuestran que techos con una mayor diversidad de plantas, sobretodo de nativas, y con una apariencia mucho más salvaje en comparación con techos basados en especies del género Sedum, comúnmente utilizadas en el hemisferio Norte, promueven notablemente la diversidad de insectos.
Por otro lado, es frecuente encontrar en las ciudades terrenos baldíos o bien áreas edificadas abandonadas que van siendo colonizadas por la naturaleza. En cuanto a la vegetación que crece en terrenos baldíos y en superficies sólidas (i.e., grietas de edificios, paredes, veredas) se suelen encontrar una mezcla cosmopolita de especies vegetales que crecen y se reproducen sin cuidado o intención humana. Los terrenos baldíos, si bien suelen ser percibidos negativamente por los residentes y funcionarios de la ciudad, cuentan con un enorme potencial ecológico ya que presentan un valor importante para mantener la biodiversidad de artrópodos urbanos y los servicios ecosistémicos asociados (Gardiner et al., 2013). En cuanto a la vegetación que crece en superficies sólidas, existen evidencias de estudios en veredas y paredes, que cuanto mayor es el tamaño del parche de plantas mayor es la abundancia y diversidad de insectos (Fenoglio et al., 2013; Wheater, 2021).
Involucrar a la sociedad en la conservación de los insectos
Existe una frase de David Attenborough que dice: “Nadie protegerá lo que no le importa, y a nadie le importará lo que nunca ha experimentado”. Por lo que resulta clave que la sociedad en su conjunto, logre reconectar con la naturaleza en las ciudades. Fomentar el uso de plantas nativas, permitir el desarrollo de plantas de crecimiento espontáneo en nuestros jardines y techos vivos, y contrarrestar las percepciones negativas sobre los insectos a través de actividades educativas y de divulgación son algunas simples acciones que pueden contribuir tanto directamente como indirectamente a la conservación de insectos.
Una actividad a recomendar son los eventos BioBlitz, un corto período de tiempo en el que diferentes organismos se estudian intensamente. Así a partir de la observación de un insecto, se toma una instantánea con el celular y se la sube al sitio iNaturalist. Este tipo de actividades generalmente involucran a escolares, educadores, pero también a jóvenes y adultos mayores, y son fabulosas porque ayudan a las personas a mirar a su alrededor, a disfrutar del verde y al mismo tiempo, revalorizar la importancia de los insectos en zonas urbanas (Fenoglio et al., 2021).
Luego de varios días desde aquel fin de semana, salgo al patio de mi casa, el cual tiene un bajo mantenimiento en términos de riego y corte, y veo un parche de tréboles con sus flores amarillas. De repente algo pequeñito revolotea a su alrededor. Saco mi celular y esta vez tuve mi revancha. Logré capturar una instantánea de una mosca de las flores.
Referencias
Gardiner, M. M., Burkman, C. E., & Prajzner, S. P. (2013). The value of urban vacant land to support arthropod biodiversity and ecosystem services. Environmental Entomology, 42(6), 1123-1136.
Fabian, D., González, E., Domínguez, M. V. S., Salvo, A., & Fenoglio, M. S. (2021). Towards the design of biodiverse green roofs in Argentina: assessing key elements for different functional groups of arthropods. Urban Forestry & Urban Greening, 61, 127107.
Fenoglio, M. S., Videla, M., Salvo, A., & Valladares, G. (2013). Beneficial insects in urban environments: Parasitism rates increase in large and less isolated plant patches via enhanced parasitoid species richness. Biological Conservation, 164, 82-89.
Fenoglio, M. S., Calviño, A., González, E., Salvo, A., & Videla, M. (2021). Urbanisation drivers and underlying mechanisms of terrestrial insect diversity loss in cities. Ecological Entomology, 46 (4), 757-771.
Fenoglio, M. S., González, E., Tavella, J., Beccacece, H., Moreno, M. L., Fabian, D., … & Calviño, A. (2023). Native plants on experimental urban green roofs support higher community-level insect abundance than exotics. Urban Forestry & Urban Greening, 86, 128039.
Wagner, D. L., Grames, E. M., Forister, M. L., Berenbaum, M. R., & Stopak, D. (2021). Insect decline in the Anthropocene: Death by a thousand cuts. Proceedings of the National Academy of Sciences, 118(2), e2023989118.
Wheater, C. P. (2021). The invasion of walls, pavements, and building surfaces by organisms. In: ”The Routledge Handbook of Urban Ecology” (ed. D Anderson, D Goode, M Houck, D Maddox, H Nagendra, P Yok Tan). Newgen Publishing, UK.
Imagen de Portada: ©Alfonso Navarro