Taiñ Kongkawe: Nuestro Valle del Aconcagua

Es habitual convivir con pájaros de la ciudad, ver un zorzal rondar el jardín o escuchar al chincol por la mañana. A veces hasta los esquivamos mientras caminamos por una vereda. Si estamos cerca del mar será fácil identificar el canto de una gaviota. Si prestamos más atención a lo que miramos, en los cables de un poste podríamos visualizar una loica o por las tardes escuchar a los tiuques como si nos avisaran que el sol ya está por irse. Sin embargo, la mayor parte del tiempo ignoramos que las aves están ahí. Las vemos y oímos, pero seguimos nuestra rutina sin importar si han disminuido en especies, migrado de la zona o si han nidificado en el árbol de la plaza más cercana. Omitimos de nuestros oídos sus cantos que incluso nos pueden avisar de lluvias y temporales, ¿sabrías identificar al menos una especie endémica? ¿diferenciar a un chercán de un gorrión? ¿tienes noción de lo que significa nuestro paso por sus hábitats?

El tiuque (Milvago chimango) es una especie de ave falconiforme natural de América del Sur. © Bastián Montecinos.

¿Sabrías identificar al menos una especie endémica? ¿diferenciar a un chercán de un gorrión? ¿tienes noción de lo que significa nuestro paso por sus hábitats?

Lemunko: Agua de la Montaña

En Chile se goza de una exquisita variedad de avifauna. La Quinta Región es de las zonas céntricas del país donde encontramos hábitats indispensables para la nidificación, recreación y descanso de las aves. En esta zona existen 832 humedales, además, cuenta con exclusivos bosques esclerófilos que, en resumen, se destacan por ser árboles de hoja dura, tales como el litre, bollén o peumo. Este tipo de bosque solo se encuentra en específicos puntos del planeta como Sudáfrica, Australia, la cuenca del Mediterráneo y California. A su vez, existe un alto grado de endemismo gracias a que son bosques que solo se dan en climas mediterráneos capaces de aguantar tanto sequías, como abundante agua.

El pilpilén (Haematopus palliatus) vive en las playas arenosas y lodosas del Pacífico en el continente Americano, donde se alimenta de ostras que abre con su pico y de invertebrados marinos. En la imagen se ve un ejemplar adulto. © Bastián Montecinos.

Aprecio particularmente la Cuenca del río Aconcagua, que se forma a través de la unión de los ríos Blanco y Juncal, nacientes de la majestuosa Cordillera de los Andes y desembocando en la comuna de Concón en el Océano Pacífico. Aquí se forma una extensión de agua de poca profundidad, que genera grandes reservas de agua dulce, comúnmente conocida como humedal. Estos forman ecosistemas híbridos que dan vida a una amplia biodiversidad. En la Cuenca o Valle del Aconcagua, lugar de vasta vida silvestre, hay aves de tipo cordilleranas y costeras, endémicas, nativas y migratorias. Durante todo el año algunas de las que conviven son: tiuques, diucas, loicas, pequenes, tucúqueres, piuquenes o gaviotas andinas. Para la primavera llegan desde Norte América gaviotas de Franklin, zarapitos, pitoitoyes, playeros de Baird o rayadores. Estas suelen descansar y recrearse en los humedales, cada especie se reúne en grupos. A su vez, las aves locales siguen su rutina diaria, todas alimentándose de crustáceos, insectos, peces o semillas. Algunas migratorias deciden nidificar, como el pilpilén, a veces los zarapitos deciden quedarse por ser muy jóvenes para seguir el camino con los demás o porque sufren de alguna lesión. Particularmente, es difícil llevar el conteo de las migratorias que se quedan durante el invierno.

Ejemplar de un joven pilpilén. © Bastián Montecinos.

En Chile se censa a las aves desde 1990-1991 por la iniciativa del Dr. Roberto Schlatter de la Universidad Austral, en colaboración con el Dr. Alejandro Simeone. El censo de aves es vital para conservar a las especies, determinar su ubicación, la evolución que puedan tener a lo largo de los años. Así también, es un buen método para verificar el estado de los humedales. Matías Garrido, fue uno de los censadores de la Región de Valparaíso del último año 2020 y 2021. El estudió medicina, pero es observador de aves desde muy temprana edad y le tocó censar específicamente en el humedal urbano Desembocadura del Río Aconcagua en Concón. Me cuenta que existen diversas y entretenidas formas de hacer esta labor, “si hay bandadas muy grandes vamos contando de diez en diez, también si hay gente interesada en ayudar le enseñamos y nos repartimos las especies. Un humedal, por ejemplo, debe dividirse en varias partes, con GPS en mano, tomar fotos, fijarte en las nubes por la condición climática, ya que eso implica el comportamiento de las aves”. Una de las razones que puede demorar este proceso y limitar el trabajo de los voluntarios “es en verano con el turismo descontrolado”, agrega Matías. Concón tiene el Parque La Isla como lugar oficial para visitar el humedal. Este parque cuenta con guardaparques y su correspondiente administrador para asegurar la protección del lugar. Desde Julio de 2018 lo catalogaron como “Reserva Natural Municipal” (RENAMU). Esto quiere decir que es el Concejo Municipal quien decide proteger la biodiversidad de la zona.

Pilpilén pichón. © Bastián Montecinos.

Sin embargo, desde la playa hay acceso libre y esta parte de la desembocadura no cuenta como paraje del parque, lo que conlleva consecuencias graves para la conservación del humedal. No hay preocupación por regularizar el ecoturismo de la zona. Existe nulo respeto por parte del servicio de kayaks que a vista de todas las personas transitan por lugares que no corresponden, entorpeciendo el descanso de las aves. Además, se hacen cabalgatas a caballo que pasan entre medio de zonas de nidificación, provocando estrés en las aves y a veces la muerte por aplastamiento. Esto también sucede cuando entran vehículos y motos, práctica ilegal en Chile desde el 15 de enero de 1998 por La Orden Ministerial Nº 2 del Ministerio de Defensa. Sumado a lo anterior, la práctica de parapente motorizado no solo afecta la vida de las aves por contaminación acústica, sino también por su imprudente descenso sobre el humedal, que hace más espectacular la actividad. Este comportamiento, solo asusta y confunde a las frágiles especies.

Jote de cabeza negra es una especie carroñera; en áreas pobladas por humanos hurga en basureros, come huevos y material vegetal en descomposición. Como otros buitres, juegan un papel importante en el ecosistema al eliminar la carroña que de otra manera sería terreno fértil para enfermedades. © Bastián Montecinos.

Por otra parte, se ven microbasurales en los alrededores de este parque —asoladora imagen—. No existe una preocupación por señalizar las zonas de nidificación.  La comunidad por su parte, no suele ayudar mucho. Hay vecinos que dejan a sus animales domésticos sueltos y atacan a las aves; o gente que acampa libremente en zona prohibida del sector. Como dice Matías, “hay que educar a la gente, saber que esa zona es de otro y respetarlo, llegar a un consenso entre actividades de recreación humana y un lugar donde se le pueda dar espacio real a las aves”.

En las redes sociales podemos encontrar mucha gente aficionada de los alados, que con su acción virtual contribuyen a la enseñanza para respetar y dar a conocer este tipo de situaciones. En este sentido, “así como hay creadores de problemas, hay creadores de soluciones, por eso es importante saber que todos los datos recogidos en el censo van a la plataforma online Ebird. Deberíamos darle más importancia a esto que a subir fotos a las redes sociales solamente, ya que teniendo esta información se ayuda a la toma de decisiones para la conservación”, finaliza Matías. Ebird es una organización de categoría mundial que ayuda a identificar a todas las especies según su territorio. Así, Ebird es una herramienta primordial para censar ya que los datos quedan registrados en la web.

El rayador o pico de tijera es un ave visitante estival que llega a fines de septiembre, para luego partir en mayo. Presenta una distribución en el territorio nacional desde Arica hasta el estrecho de Magallanes. La otra parte del tiempo se distribuye en ríos y costas al norte de Sudamérica a Bolivia y el noroeste de Argentina. © Bastián Montecinos.

Üñüm-Kuthran Kawi: Pájaro-Exceso de sacrificio por una causa, por una circunstancia, vida, persona u otro ente

Al interior del valle, se encuentran otras problemáticas que entorpecen la biodiversidad de las aves. Marcia Gálvez, una de las directoras del Centro de Rehabilitación de Fauna Andina (CEREFAN), asentado en Los Andes, nos cuenta algunas razones: “principalmente llegan al centro aves rapaces diurnas por armas de fuego o fracturas, la lechuza suele llegar en estado de inanición, anemia y sangrado de nariz por comer roedores que han consumido veneno de ratón…no pasan el día con vida. Los tucúqueres llegan heridos por lo mismo”. A tan desoladora postal, añade que “las aves acuáticas por temas de sequía, llegan a las piscinas de las casas”. Otro de los grandes problemas “son los fundos con plantaciones, los cuidadores matan con postones por diversión incluso a otros animales como los zorrillos”. La poca cultura del cuidado con los animales domésticos vuelve a ser protagonista: “es necesario prevenir la sarna y parvovirus porque llegan zorros con estas enfermedades al centro, la gente deja sus perros y gatos sueltos y estos atacan a la fauna silvestre también” comenta Gálvez.

Rayadores y gaviotas volando sobre el humedal. © Bastián Montecinos.

El artículo 3 de la ley 19.473 sobre caza, especifica: “prohíbase en todo el territorio nacional la caza o captura de ejemplares de la fauna silvestre catalogados como especies en peligro de extinción, vulnerables, raras y escasamente conocidas”. Pero según nos cuenta la directora de CEREFAN “hemos tenido casos de tráfico como el loro tricahue. Hemos encontrado a personas que tienen a estas aves capturadas en muy malas condiciones”. Según el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y la Red de Observadores de Chile (ROC), este loro está en peligro de extinción a nivel nacional, por lo que su caza, captura o comercialización está prohibida. El CEREFAN no obtienen ayudas del estado.  Junto con otras organizaciones se apoyan cuando la situación lo amerita, y gracias a su vocación y la cooperación de colaboradores se encargan de rehabilitar y liberar a todas las especies que llegan. Sin embargo, no todas corren la suerte de volver a sus hábitats debido a la gravedad de sus lesiones. Por esto, uno de sus objetivos es la educación. Con respecto a esto, Marcia dice: “creo que, si queremos hacer algo inmediato debemos enfocarnos en los jóvenes y los adultos porque son el problema actual”. Para tomar acciones concretas, la directora de CEREFAN concluye: “debemos tener respeto a las demás formas vivientes, sin importar si son ranas o aves, respeto hacia los humanos. Tomar medidas sanas, si hay roedores entonces cuidemos de no transformar los espacios que nos rodean en basurales, buscar otras alternativas para que las aves ni ningún ser salga dañado”.

Debemos tener respeto a las demás formas vivientes, sin importar si son ranas o aves, respeto hacia los humanos. Tomar medidas sanas, si hay roedores entonces cuidemos de no transformar los espacios que nos rodean en basurales, buscar otras alternativas para que las aves ni ningún ser salga dañado. (Marcia Gálvez).

Las aves no pueden hacer más que morir o adaptarse a la humanidad para poder subsistir. No respetar el hábitat de otras especies es una actitud antrópica que lleva a un desequilibrio natural. Esto es la base de nuestra relación con la naturaleza. No corregir esta actitud, lleva a la decadencia de ecosistemas enteros, a desastres medioambientales irreparables. La responsabilidad recae en cada individuo de esta sociedad, debemos lograr entender qué es el respeto para restablecer nuestra relación y cooperación con las demás especies.

Sobre la Autora

Catalina Vergara Carrera es escritora autodidacta. Nació en 1990, tiene 30 años y es oriunda del Valle del Aconcagua. Por esto, todas sus investigaciones y artículos son en relación a este territorio. Para ella es muy importante comunicar a la sociedad lo que sucede en el Valle desde un punto crítico y medioambiental. Vivió y estudió toda su adolescencia y parte de su adultez en Europa. Cuando volvió a Chile se dedicó al rescate y recuperación de animales abandonados. Actualmente reside en España. Puedes conocer más de esta autora en Anuqueupu.blogspot.com

Imagen de Portada: bandada de gaviotines sudamericanos (Sterna hirundinacea). © Bastián Montecinos.