Pillan Wechun en Algarrobo: la amenaza del vacío

El litoral central. En plena explosión de primavera. Sobre nosotras y todo a nuestro alrededor, el día primaveral se extendía indiferente revoloteando con su típica brisa fuerte y costera nuestras manos, la cara, los pies, el pelo, las voces. Era mediodía. El sol radiante arriba de las cabezas, nubes ligeras y abajo las olas incesantes bañan el roquerío; al fondo, la vista se encajonaba hacia el horizonte, hacia el Pacífico de azul oscuro. A los costados, bosques, rocas y playas de arenas claras. La marea estaba calma y las aves parecían percatarse de esa tranquilidad, luciéndose sobre las rocas, tranquilas. El sendero de Punta de Fraile, Puntilla o Pillan Wechun (península sagrada o ceremonial en mapudungun), comienza casi en paralelo con la Cofradía Náutica del Pacífico (club náutico), en la costa sur de Algarrobo, ciudad de la región de Valparaíso con poco más 13 mil habitantes. 

“Un paisaje no es tan solo lo llenado por él, sino el vacío que él crea, ese intervalo entre tierra y mirada”. 

David Le Breton.

La Cofradía y al fondo el peñón Peñablanca. © Petra Harmat

Como todo, el borde costero cambia constantemente. No existe eso llamado permanencia cuando irrumpen sin parar las olas del mar contra la costa –¿existe realmente eso que llaman permanencia, en alguna dimensión?–. También, la no-permanencia es resultado de las acciones humanas en otros tiempos que desencadenaron un montón de efectos que en la actualidad continúan manifestándose. Es el caso de la primera vista, caminando de norte a sur, desde Pillan Wechun: el Islote Pájaros Niños. Con el océano de frente, aparece este islote que dejó de serlo para integrarse definitivamente al continente. 

“Esta zona de Punta de Fraile fue súper impactada porque en dictadura (1977-1978), una parte fue dinamitada para crear un pedraplén que une la isla con el continente. Esto causó impacto en los pingüinos, que redujeron sus poblaciones porque significó que se pudieron meter depredadores, entre ellos los humanos. El 2013 hubo un levantamiento tremendo y marchas porque se enteraron que la misma gente de acá estaba rompiendo los huevos de los pingüinos”, cuenta Samira Delatier, una de las activistas y defensoras del movimiento Comunidad Defensa Punta Fraile, sobre el islote.   

Islote Pájaros Niños desde Pillan Wechun. © Petra Harmat

El islote es uno de los dos Santuarios de la Naturaleza que alberga la comuna. Con unos 200 metros de diámetro y una altura de 40 metros sobre el nivel del mar, se encuentra distante a unos 150 metros de la costa, en el sector de Pillan Wechun, separado por la Cofradía. De acuerdo a Samira, “es el punto más al norte donde llega el pingüino de Humboldt a anidar, también anida el pingüino de Magallanes. Es un punto muy importante para la fauna marina”. Se han contabilizado más de 20 especies de aves marinas y una importante presencia de especies migratorias. Justamente por su relevancia para la migración de aves, de hecho, el año 1978 se hizo efectiva su declaración como Santuario de la Naturaleza, gracias a la solicitud del Instituto de Ecología Política.   

“Si ves fotos antiguas del islote, era verde, dicen que hasta había vertientes. Ahora están haciendo un plan de reforestación”, resume. Difícil es imaginarse la ex – isla de verde, bañada de pequeñas caídas de aguas, con sus zonas de nidificación lejos de amenazas humanas, sus lugares de excremento blanco y flora nativa. En esos tiempos, se le llamaba islote de San Pedro. 

Comenta Samira acerca del pasado de la isla que “La gente antigua  se acuerda de todo esto antes de que fuera dinamitado, ya que era un lugar muy visitado. Luego de la intervención, cuentan que les sucedió algo que a mi también me ha sucedido tantas veces con otros puntos de Algarrobo, que es cuando tienes un choque muy fuerte de una memoria tuya que es un lugar que es intervenido, después ya no quieres ni ir. 

El islote también fue, antiguamente, lugar de entierro y ceremonias de culturas prehispánicas como Bato y Llolleo*. La gente cruzaba esos pocos metros que separan el continente con la pequeña isla para enfrascarse en sus ritos y ceremonias. Así, entre devorados por el tiempo y el viento marino, descansan esos huesos y cerámicas bajo la tierra de la isla.

Amenaza latente, incertidumbre constante 

Vista aérea de Pillan Wechun. © Óscar Olguín, Litoralfilms

Luna, la perra que nos acompañó en la caminata al sitio, olfateó constantemente el suelo árido y tibio mientras avanzábamos por la pendiente suave que indica que nos acercamos a la parte media de la punta. Su pelaje claro brilla bajo los rayos de sol. Nos mostraba a veces el camino. Me evocó a lo que relata Kathleen Jamie en su libro de ensayos Campo Visual: “fue un momento muy humano, ese tipo de connivencia que se establece entre el paisaje y el lenguaje, cuando una persona intenta guiar la mirada de otra a través de una vista panorámica”.   

Pillan Wechun es una terraza marina costera de Algarrobo que abarca un radio de aproximadamente 12,5 hectáreas sin construcciones. La apertura, la tierra, las rocas, el viento, la vegetación baja y la avifauna, todo revuelto en esta meseta, que es también un paso que une la ciudad con su playa más al sur: El Canelillo, y con su puntilla más sureña, el islote Peñablanca, otra área protegida de la comuna. Desde acá ves todo lo que rodea Algarrobo; para el norte Tunquén y su majestuosa playa; la playa Mirasol y el norte de Algarrobo; y para el sur la playa Canelillo y el Santuario de la Naturaleza Peñón Peñablanca. 

Lo que queda de libre acceso es una orilla apretada que atrás tiene la amenaza abrumadora del proyecto inmobiliario que no permite paso a la comunidad. Uno de los aspectos que más temen los vecinos es el impacto negativo en el paisaje cultural costero de la comuna, sumado a la pérdida de un punto de encuentro de la comunidad con la naturaleza único, lleno de historias, memorias, experiencias, cargado de gran valor sentimental e identitario.  

El proyecto inmobiliario tiene cercado donde antes era libre tránsito. © Petra Harmat

Relata Samira que el anteproyecto se traduce en construir 9 edificaciones en la península, significando la destrucción y privatización irreversibles del paisaje y su ecosistema, entre otras consecuencias: “es una amenaza a uno de los pulmones verdes de la comuna junto a toda su biodiversidad, dentro de la cual se contabilizan al menos 4 especies de flora en categoría de conservación. La contaminación lumínica y acústica de un proyecto que podría desarrollarse durante 10 años causan recelo por parte de los vecinos y eso es sin hablar de su impacto en el gran problema que aqueja a la comunidad durante fines de semana y vacaciones, que es el colapso del sistema vial. Este proyecto contabiliza 554 estacionamientos y no tiene acceso directo a ninguna vía estructural. No menos importante es su ingreso a la red sanitaria, una que desemboca directamente en el mar y ha sido responsable del bloom de algas que puede apreciarse en toda la rada norte del balneario”.

El área de la Puntilla se encuentra cubierta parcialmente por vegetación nativa de tipo matorral costero, así como por especies introducidas, principalmente pinos, que se observan en el punto más alto de la punta, donde se proyecta el inmobiliario. Persistentes cercas hacen de límite entre la ambición humana y el espacio público, cada vez más empequeñecido. El follaje de matorral nativo costero se agrupa en las laderas: arbustos bajos torcidos por el viento, flores, espino, colliguay, tupas, añañucas, soldaditos, lahuen, flor de la mariposa, alstroemerias, diferentes suculentas y cactáceas, chagualito y chaguales, natre, docas, colas de zorro, reptiles, culebras, salvia y muchas especies de aves son algunas de las especies que se pueden ver en la caminata por Pillan Wechun. 

Su flora y fauna nativa y endémica, los servicios ecosistémicos y sociales que provee al ser el único gran pulmón verde cerca del centro de la comuna y la valoración que le da la comunidad como espacio de esparcimiento en conexión con la naturaleza, son características que destacan de Pillan Wechun como zona de interés de protección. 

Matorral costero es lo que predomina en el borde de Pillan Wechun. © Petra Harmat

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Cambio Climático que se realizó el 2017, Chile es uno de los 10 países que se verán más vulnerables debido a la crisis climática. Los bordes costeros son sitios especialmente sensibles, ya sea por el aumento de los niveles del mar, como por los derrumbes o el interés inmobiliario. Se hace urgente la protección de estas zonas de amortiguación. Desde la pandemia, estos lugares estuvieron con alta presión inmobiliaria y habitacional, mucha gente quiso vivir cerca del mar. Apunta sobre ello Samira: “los espacios de borde costeros que van quedando libres son súper pocos y es una problemática que tenemos aquí en Algarrobo pero que hemos visto en otros lugares como Punta de Tralca, El Tabo, en todo el literal, sobre todo porque estamos cerca de Santiago”. 

Además, Samira enfatiza en el tipo de ciudad que se está construyendo: “se está exportando un modelo de ciudad en donde hay interés de las personas de venirse a vivir a Algarrobo entonces se crece en altura, pero tenemos que pensar en hacer ciudad con conexión con la naturaleza, con calidad de vida.ás edificios significa más contaminación, más autos. Conservar esta punta tiene la capacidad de amortiguar esos impactos”.

Pillan Wechun: una memoria geo – cultural 

El pasado también tiene algo que decir en todo esto. Pillan Wechun tuvo fines ceremoniales para los pueblos antiguos, pero también de observación astronómica y de investigación. Mientras caminábamos y conversábamos en alto debido al viento, supe por qué o, al menos, me lo pude imaginar. Imaginé esos ojos antiguos escrutando todo a su alrededor: esa geografía particular, el mar circundante, plantas nativas, aves, rocas, viento, las montañas hasta donde alcanza la vista; observando y conectando para significar su cultura. Con esa dedicación y pausa hoy extintas.  

Hacia el este, la mirada concentrada permite ver el punto más lejano donde alcanza la vista: un imponente macizo de la Cordillera de Los Andes que alberga otro sitio ceremonial indígena: el Apu Wanami o cerro El Plomo. Es también uno de los pocos lugares de Algarrobo donde se puede observar el cerro La Campana, en la cordillera de La Costa. Se reafirma la característica angostura de este país, notablemente estrecho en la zona centro y, además, la sintonía espacial de los pueblos, configurando símbolos y conocimientos del cielo, mar y tierra. Samira explica que: “los escritos del aclamado Dr. Juan Grau en su libro Ecología y Ecologismo, mencionan la posibilidad de que La Puntilla haya sido una Intihuatana debido a la presencia de instrumentos líticos y cerámicas; además, describe los monumentos megalíticos tallados en las rocas granodioritas destruidos a la misma fecha de su publicación”. 

Otro aspecto a destacar es que la comunidad cuenta con testimonios locales de que la isla Peñablanca sería otro hito geo-cultural de gran importancia. Situada al sur de la Puntilla, constituye un sitio arqueológico de tipo funerario. Es importante también el hecho que pueblos originarios contemporáneos, como la comunidad indígena Tralka Lafken, utilizó este lugar como sitio ceremonial hasta el cierre del acceso en marzo 2022. 

En palabras de David Le Breton, “el paisaje se deriva también de una especie de tactilidad difusa, ya sea en la sombra de los árboles o en la fuerza con la que un pueblo se enraíza en una colina o un llano. Es una superposición de pantallas o, mejor dicho, de profundidades a la vez visuales, sonoras, táctiles y olfativas, superposición en la que cada una de estas profundidades se mezcla con las demás. Implica también el contacto de los pies o del cuerpo con la tierra, las piedras, el viento, el calor y el frío, etc. Es una cenestesia”. Para Samira, también el valor del lugar radica en su propia orgánica: “con su belleza media salvaje, el sendero por el que vamos también quiso amoldarse a esa naturaleza propia. El lugar se expresó como quiso expresarse. Su resiliencia por la sal, el viento constante, las especies que hay se alimentan de la vaguada”. 

La comunidad de Algarrobo está presentando la figura de Monumento Histórico para proteger esta zona, a través del Consejo de Monumentos Nacionales. Esta categoría se aproxima al tipo de valor principal en este espacio, considerando que no existe en la legislación actual una categoría apropiada para sitios de significación cultural indígena, ni para el paisaje cultural como concepto integrador de las riquezas biológicas, culturales y paisajísticas. En la actualidad el movimiento ciudadano está en la etapa de elaboración de expedientes y, por otro lado, revisando una solicitud de cambio de uso de suelo, que se presentó en marzo de 2022. 

Fósiles de un pasado cretácico

En los viajes por las geografías de nuestro cotidiano vamos redescubriendo los significados del paisaje y su historia. Antes de llegar a Pillan Wechun por la costa, se encuentra un sitio paleontológico poco conocido en una de las playas centrales de Algarrobo: un muelle de rocas antiquísimas. “Son del Cretácico (hace 66 millones de años aproximadamente) y hay otras que son más nuevas que tienen como 35 millones de años y tienen fósiles que se pueden ver. Está lleno de caracolitos y encontraron un tipo de dinosaurio acuático conocido como reptil marino, con aletas y cuello largo. Este año encontraron unas vértebras”, comenta Samira. Hay interés mundial por este sitio paleontológico, son las rocas mejor conservadas de esta zona. “Empezaron a venir paleontólogos de muchos lados a hacer charlas y se empezó a relevar la información, y hace poco organizaciones ciudadanas ingresaron expediente para que sea reconocido como Santuario y poder darle un mejor cuidado”, cuenta.

Un chungungo a punto de lanzarse al mar. © Petra Harmat

Lo que está en riesgo recorre las venas de los lugareños y se trata de la sensación de inseguridad para el bienestar de la comunidad, el dolor y la impotencia por la contradicción de contar con lugares tan valiosos que están siendo destruidos por una falta de cuidado y de interés.¿Estaremos a tiempo de darle a estos lugares la protección que merecen o los veremos desaparecer?  

Es urgente contextualizar y mirar la Puntilla como un todo, como un complejo de altísimo valor patrimonial que abarca las fosileras, el parque Canelo – Canelillo y los dos islotes Santuarios de la Naturaleza. Es un sinsentido que esta tierra no esté protegida como las tierras vecinas, el hecho que se desafectó de la zona típica que había consagrado su protección el año 2000, el único punto verde central de la comuna esté en peligro debido a la sobreexplotación de los espacios públicos y populares de la comunidad para el uso de unos pocos.  

Algarrobo, donde el único espécimen que vi de esta especie arbórea (Ceratonia siliqua) fue al frente del edificio de la municipalidad. Algarrobo, donde su gente continúa luchando por la conservación del gran pulmón verde, aferrándose para no caer en la miseria del espacio y memoria vacíos. 

Una lagartija se camufla en el suelo. © Petra Harmat

Bibliografía

Entrevista a Ana Vallejos Cotter. 

Instagram Comunidad Defensa Punta Fraile: @defensa.puntafraile 

«Justicia espacial-Buen vivir- Teoría del lugar. Aportes teóricos para comprender y buscar solución para el conflicto de Punta de Fraile, Algarrobo». Simone Bezamat.

“Justicia espacial, dinámicas de poder en la producción de espacio. Casos históricos y contemporáneos en el balneario de Algarrobo”. Ana Vallejos.

“Campo visual”. Kathleen Jamie.

“Caminar la vida. La interminable geografía del caminante”. David Le Breton. 

“Bajo el cerezo en flor”. Antología de haikus. Selección de María José Ferrada. 

Campaña de firmas digitales para la defensa de Punta Fraile: https://www.change.org/SalvemosPuntaFraile 

Santuario de la Naturaleza Islote Pájaros Niños: https://www.monumentos.gob.cl/monumentos/santuarios-de-la-naturaleza/islote-pajaros-ninos 

Santuario de la Naturaleza Peñablanca y Punta Peñablanca: https://www.monumentos.gob.cl/monumentos/santuarios-de-la-naturaleza/islote-penon-denominado-pena-blanca-punta-pena-blanca 

*culturas coetáneas de cazadores-recolectores del Chile prehispánico que habitaron la zona central. Ambas practicaron la alfarería.

Imagen de Portada: vista hacia playa El Canelillo. ©