Pedro Marzorati es un artista argentino con actual residencia en París. Su trabajo visual se configura a partir de la corriente del Land Art, exponiendo la urgencia del cambio climático a través de la combinación de múltiples técnicas artísticas: como la escultura, la instalación, el registro fotográfico y multimedia.
Las propuestas de sus instalaciones son precisas y acordes al lugar en donde se configuran, estableciendo un orden visual entre la obra y su espacio, e invitando al espectador a tomar un rol activo, tanto físico como psicológico, en la interpretación de su arte. Es interesante como se completa la lectura de sus instalaciones cuando el espectador accede a participar de ella.
Este juego lo hace crucial, ya que anima a observar de manera consciente y reflexiva el actuar del ser humano en nuestro mundo y las graves consecuencias que se están plasmando respecto al cambio climático; convirtiendo, tanto al artista como al espectador, en un inesperado activista ambiental.
Un ejemplo es su obra titulada Mano a Mano (2017), donde talla una mano de madera in situ, la cual se extiende desde su origen, como un gesto de humildad y acercamiento de la naturaleza al ser humano; entregando todas sus maravillas, las cuales están siendo depredadas por nuestra especie. Parece una ironía que el gesto de esa “mano-naturaleza”, está en el límite entre una invitación a entender el frenético actuar del ser humano y una súplica a detener el avanzado abuso de los recursos naturales. Pues es la humanidad, que son sus mismas manos como herramienta, está cambiando el destino del planeta.
En esta misma instalación, también figura otra mano, como un intento de reconciliación entra una y otra, entre el ser humano (lo urbano) y la naturaleza. Simplemente la lírica y la potencia de ese mensaje en más de una dirección, hacen que sea una obra brillante, reflexiva y bien ejecutada, ya que logra abrir la discusión hacia el espectador en más de un sentido. El símbolo de la mano, su gesto y su instalación, invitan a entender la necesidad de la fraternidad y del dar, de volver a lo natural y envolvernos en ello.