Marianne Hoffmeister: por imaginarios menos coloniales y más animales

La residencia del Núcleo Lenguaje y Creación de la Universidad de las Américas selecciona anualmente a un artista para desarrollar un proyecto de investigación. Este año fue la oportunidad de la artista visual Marianne Hoffmeister, cuyo trabajo propone una examinación crítica a la representación de la naturaleza y seres no humanos en el mundo occidental contemporáneo.

Marianne Hoffmeister es una artista chilena, que desde 2019 vive en Estados Unidos. Este desplazamiento geográfico ha influenciado su procesos de investigación, explorando historias de relaciones de coexistencia multiespecie o conservación que conectan territorios, regiones o hemisferios. Endémico web conversó con Marianne de su trabajo, sus líneas de investigación y sus propuestas especulativas centradas en la animalidad.

Marianne, ¿cuál dirías que es tu lenguaje artístico?

Mi investigación artística es multidisciplinaria, trabajo con diferentes medios, como el dibujo, instalación, video/film, libro de artista y escritura experimental, así que no puedo definirme dentro de un lenguaje específico. Si tuviera que delinear los procesos principales desde los cuales empiezo mi investigación, diría que me considero principalmente una creadora de imágenes y narradora o, más bien, una confabuladora.  La multidisciplinariedad no sólo emerge de una necesidad de cultivar cruces, sino también de una curiosidad de aprender e indagar en medios que nunca he explorado, en un constante estado de alerta y aprendizaje. Además, muchos de mis intereses como los Estudios Animales o el Giro Animal existen en la intersección de diferentes campos de estudio por lo que es inevitable explorar e investigar otras perspectivas teóricas. 

¿Qué es lo que te interesa investigar en tus trabajos? 

Lo que alimenta mi curiosidad es entender cuáles son las diferentes estrategias que se utilizan en la representación de la naturaleza y los seres no humanos y cómo estas expresan nuestras formas materiales de relación con ellos y, también, cómo las moldean. Es decir, las formas de hablar, visualizar y representar están ligadas a modos de relación e interacción material. Algo que parece ser evidente y estar en el foco de otras conversaciones es que cuando se habla de animales suele no tomarse con seriedad. Esto también revela la posición que le damos a los animales en nuestras sociedades o dinámicas cotidianas, a pesar de la proliferación de sus imágenes y la importancia de su presencia.

Estoy en constante revisión de la presencia de los animales en literatura, cine, video, documentales, animación, arte contemporáneo y también, redes sociales. Como ejemplo, una de estas estrategias es la antropomorfización, capaz de generar empatía pero también es utilizada para objetualizar, instrumentalizar, infantilizar o simplemente suprimir la individualidad de seres no humanos para beneficio propio. Es innegable que la presencia de los animales en nuestro imaginarios es extensa. Nuestro mundo se ha creado en base a la extracción de su vitalidad, cuerpos, secreciones, de su presencia material, simbólica y afectiva. 

Por medio de mi obra, me interesa generar imaginarios que sitúan a lo animal como centro de mundo utilizando y tensionando esos repertorios de representación como la antropomorfización, entre otros, para develar las formas contradictorias y complejas con las que nos relacionamos con animales. Desde ahí, también me interesa generar imaginarios contra-antropocéntricos, es decir, que por un momento centran mundos no humanos, y en donde lo humano se transforma en un registro que convive con otros miles existentes. Lo que no quiere decir que estoy hablando de los animales a través de mi trabajo artístico, sino que cultivo un imaginario especulativo. Busco una cercanía ética que los coloque al centro de la conversación.

Retrato en el taller.©Hiseancarroll

¿Cuáles son tus procesos de trabajo y éticas/filosóficas de trabajo?

Como comenté en la pregunta anterior, pensar en una ética de representación forma parte de mi trabajo como una postura política y filosófica. Reconsiderar la animalidad requiere poner atención justamente a cómo se estructuran esas formas de hablar o representar, ya que  esto tiene consecuencias materiales en el mundo. Mi obra pone atención a esos repertorios de representaciones -imágenes y lenguaje- cómo tienen repercusiones materiales en formas de relación con seres no humanos.

Trato de no caer en visiones monolíticas o tradicionales mientras de la animalidad. Al mismo tiempo, intento hacer más visible como esas formas de representación tradicionales tienen repercusiones o están anexadas a formas de relacionarnos con los animales. Aunque no siempre estas estrategias tienen malas intenciones en sí mismas expresan modos abusivos como por ejemplo:pensar o asumir que siempre su presencia y cuerpos están disponibles para nosotros, para satisfacer un bien estético, afectivo o incluso didáctico. También, pensar en el animal sólo como un símbolo de acciones humanas, o como pieza de utilería dentro de narrativas humanas trascendentales. La metaforización o simbolización tampoco es negativa en sí misma pero, en el caso de los animales, muchas veces se utiliza para suprimir su singularidad o agencia. Asimismo, hay una especie de desconexión e incomodidad cuando pensamos en ideas sobre respeto, privacidad o dignidad en relación a la animalidad. No asociamos esos conceptos a cuerpos no humanos, probablemente solamente a compañeros animales (mascotas), dando cuenta también de un especismo imperante. 

El arte contemporáneo no está exento de estas problemáticas, tiene un historial de utilizar cuerpos y presencia animal sin pensar en su bienestar o en consentimiento, ignorando por completo al animal como sujeto con derecho a privacidad solo para satisfacer un discurso simbólico. Cuando utilizo esos mismos registros narrativos como el antropomorfismos, entre otros, es más bien para tensionarlos, para develar cómo algunas veces operan como formas de subyugación, instrumentalización, infantilización o para suprimir la singularidad e individualidad de seres no humanos. Parte de cómo yo entiendo una de las funciones del arte, es que este debe examinar, proponer y reconfigurar nuevas expectativas frente a formas de representación y cómo entendemos y leemos imágenes y, cómo eso impacta en la realidad circundante. 

Mucho de tu trabajo aborda estrategias visuales y narrativas en torno a especulaciones ecológicas, ¿Por qué?

Es una afinidad afectiva que se ha ido desarrollando a lo largo de mis estudios e investigación en distintas disciplinas, desde el dibujo hasta el cine y la animación. Desde que me enfoqué en video, arte y cine, empecé a estudiar el rol de lo animal dentro de estas tradiciones combinado con su presencia dentro de la historia del arte. Esto me hizo cuestionar mis propias formas de entender, reconsiderar y complejizar la presencia animal dentro de mi propia investigación. 

Empecé a cuestionar qué es lo que une a todos estos repertorios y tácticas de representación que suprimen,  generalizan o infantilizan la presencia de los animales. Y cómo esto se combina con su presencia inagotable en redes sociales, su rol en nuestra sociedad como objetos, como aparato simbólico, como cuerpos de trabajo, como agentes. La presencia de lo animal está prácticamente en todos los ámbitos de nuestra vida pero, a la vez, pasa desapercibidos o se marginaliza como un tema a la periferia de otros problemas sociales considerados más apremiantes. La cultura capitalista es claramente la que ha generado esta separación radical, dando cuenta del rol que le damos a los animales dentro de nuestras sociedades. 

Pensar con la animalidad es situarse en un cruce crítico expansivo que es capaz develar las estructuras de poder, dominio, privilegios, exclusión y subalternidad que afectan a diversas comunidades. La animalidad expresa un rango complejo, que opera desde pensar al animal desde los afectos y la veneración y el respeto, pero también donde la absoluta violencia y explotación se vuelven permisible a través de un marco de legalidad y producción.

Gracias a la emergencia de muchos campos disciplinarios que si ponen a la animalidad como centro -el Giro Animal- o al menos que están cuestionando la definición de lo humano en esta era de crisis ecológica como el posthumanismo, lo postnatural, feminismos, entre otros frameworks de pensamiento, este tema ya no está en la periferia. 

Imagen de exposición 3er Seminario Internacional de Arquitectura y Etnografía, Centro Cultural de España, Santiago Chile. ©Matias Pinto

¿Cómo llegas al castor? ¿Cuál es la importancia de generar imaginarios críticos desde lo animal?

Llegué al castor de forma inesperada. Tuve un encuentro con un castor durante el verano del 2020 dentro de un parque urbano en Pittsburgh, en Estados Unidos. Sin intención de tornar esto en una investigación, empecé a observar la presencia del castor –Castor Canadensis–  en esa zona en particular y a indagar en las historias de conservación, en su rol dentro de la historia de Estados Unidos como ícono cultural. En conversación con los guardaparques de Pittsburgh, me comentaron que generalmente castores jóvenes llegan a la zona para después seguir su camino hacia otros lugares donde puedan asentarse definitivamente. Es un signo positivo, indica que los ecosistemas aledaños están saludables. En contraposición, pensé en la presencia del castor en Chile y Argentina. En este caso nos pone dentro de otro marco de pensamiento, en el paradigma de especie invasora. Investigué sobre el proyecto GEF Castor y también el trabajo que otros artistas han realizado sobre la zona y el tema.

El momento en que se inició verdaderamente el proyecto fue cuando encontré un gran pedazo de madera tallado por ese mismo castor joven que vi en el parque en Pittsburgh. Esta pieza, a la que he llamado LOG, se ha vuelto una magnitud, un umbral para pensar distintas historias de castores. Desde ahí, me interesó indagar la historia del castor como sujeto histórico, desplazado, erradicado, venerado, o que como animal su status oscila entre ser un sujeto y objeto dependiendo de las formas en que su presencia nos beneficia o no; el castor y en el animal, se transforma en un eje en el que se interceptan redes económicas, políticas, culturales y afectivas. Esto es lo que me interesa indagar a través del desarrollo artístico. A futuro, estoy planeando investigación de campo en Tierra del Fuego para poder seguir profundizando en estos temas mientras estudio la presencia del castor en Estados Unidos.

La animalidad es un nodo que conecta y expresa modalidades de relación y hace evidente estructuras de poder subyacentes. Es  un territorio amplio que no sólo concierne al activismo o política animal o a la ecología en específico, pero justamente esas demandas están en una intersección que se cruza con postcolonialismo, ecofeminismos, estudios de género, entre otros que repiensan y abogan por mundos fueras de lógicas binarias de dominación y de exclusión. Proponer otras formas que imaginan a los animales fuera de lógicas capitalistas que los encasilla como objetos, propiedad, o un mero cuerpo de trabajo, es un acto de resistencia y cuidado.  Fijar nuestra mirada en lo animal es también una examinación profunda sobre la definición de lo humano, y cómo se relaciona y reconfigura el concepto de naturaleza.

Imagen del LOG (asi se llama el tronco) y registro fotogrametria. ©Marianne Hoffmeister

¿De qué se trata la castoridad?

Es el estudio del castor pensando desde un imaginario visual con el que confabular sobre el rol de la animalidad como configuradora de mundos. Parte de este proyecto ha sido investigar en términos más concretos el rol cultural, económico, político, ecológico del castor en diversos territorios para dar más densidad o anclar en hechos materiales algunas de mis ideas. Sin embargo, la castoridad es más una estructura especulativa con la que pensar sobre la construcción de la animalidad. Para mí, esta es una una plataforma especulativa de trabajo, un portal con lo que pensar desde una cercanía ética con la agencia de los animales.

En Estados Unidos, he estado investigando la presencia histórica y cultural del castor, la importancia del castor como ser sagrado, icono cultural y como objeto de intercambio que moldeo económicamente al hemisferio norte, pero terminando en su erradicación que casi lo lleva a la extinción en ciertas zonas. También empecé a estudiar el problema del castor como especie no local en Tierra del Fuego, cuyo impacto no tiene precedentes, alterando de forma dramática la biodiversidad de la región. Entendiendo que esto son contextos y temporalidades distintas -este proyecto no se trata de generalizar ni colapsar las particularidades y complejidades de estas tramas-, me interesa analizar la presencia de ciertas dinámicas que si unen todas esas historias y que se van repitiendo: desplazamiento, erradicación, instrumentalización y extracción. En vez de que este proyecto esté configurado bajo todos los datos históricos que sitúan al humano como fuerza organizadora y narradora de mundo, me enfoco en un imaginario especulativo que sugiere situar el castor -al animal- como centro narrativo pero que también ofrece un espacio de complejidad y reflexión sobre la acción humana sobre el mundo.

Imagen del proceso de análisis para la creación de fuente CASTOR parte del desarollo de la Residencia Animalia. ©Patricio González / W Type Foundry

Anualmente la residencia del Núcleo Lenguaje y Creación selecciona a una artista para desarrollar un proyecto de investigación, este año fuiste tu con la obra “A STUDY OF BEAVERNESS OR HOW (NOT) TO BE A WORLD-DESTROYER” ¿cómo fue tu experiencia en el Núcleo?

El proyecto que presenté para esta residencia ya venía con un desarrollo previo. Durante mis estudios de postgrado estuve desarrollando piezas de video experimental,   instalación, libro de artista, con el material de investigación que fui recolectando en Estados Unidos mientras que pensaba en los vínculos, cruces y yuxtaposiciones con la historia del castor como especie invasora en Chile y Argentina. De este estado de avance, comenzaron mis conversaciones con el equipo del Núcleo. Yo propuse dos nodos de trabajo, uno editorial y también uno de animación y video, todos una expansión del desarrollo del proyecto A Study of Beaverness.

Durante los primeros meses el Núcleo me apoyó material y conceptualmente en la producción de estas ideas, poniéndome en contacto con artistas, diseñadores, pensadores de otras disciplinas y científicas del NIAVA –Núcleo de Investigaciones Aplicadas en Ciencias Veterinarias y Agronómicas de la Universidad de Las Américas– para entrar en conversación o para establecer colaboraciones y co-autorías. De estas conversaciones pude empezar a gestar mi plataforma editorial independiente el Observatorio de Empatías Radicales, que condensa mi proceso de aproximación y trabajo con la animalidad, y que en este caso en específico, comienza con un imaginario castorense. Es importante mencionar que el Núcleo es una plataforma que promueve y sustenta propuestas multidisciplinarias, lo que lo hace en un espacio enriquecedor y transformador especialmente para artistas cuyo trabajo no puede establecerse dentro de una categoría, como el mío.

Una de las piezas desarrolladas durante este proceso de trabajo fue CASTOR, una fuente tipográfica que hace un tiempo tenía rondando como idea pero que no sabía por dónde empezar o como consolidarla conceptualmente. Tras trabajar con LOG -la pieza tallada por un castor- empecé a generar varias preguntas como experimento mental: ¿qué pasa si en estas marcas podemos encontrar patrones que asemejan un lenguaje?” Tras esas discusiones, Núcleo me puso en contactó a Patricio González, académico de la escuela de Diseño de la Universidad e integrante de W Type Foundry, quién me ayudó a desarrollar una fuente tipográfica llamada CASTOR basada en el ritmo y patrones de las marcas del castor sobre la madera. 

El propósito de CASTOR es ser una herramienta de juego, investigación libre y ficción que no busca proveer posibilidades reales de comunicación, pero que indaga y tensiona ideas sobre la antropomorfización, pero que a su vez sitúan, lo animal como centro de un mundo al que nosotros como humanos no podemos acceder siempre. Este programa de residencia también ha sido espacio de crecimiento profesional y que ha dado visibilidad a mi trabajo por medio de workshops, conversatorios, exposiciones, participación en ferias y mesas redondas organizadas por el Núcleo, estableciendo cruces, y permitiendome traer a otros artistas y curadores a estas conversaciones.

 Imagen del proceso de análisis para la creación de fuente CASTOR parte del desarollo de la Residencia Animalia. ©Patricio González / W Type Foundry 

¿Cuáles crees que son los desafíos a los que se presenta el artista al tratar la naturaleza?

Hablar del concepto de naturaleza en artes visuales es muy amplio. Creo que muchos artistas hoy, los cuales yo admiro, cuestionan o recomponen nuestra definición de naturaleza para dar paso a nuevas narrativas o nuevas formas de relación con mundos más que humanos. 

También, uno de los desafíos es replantearse cuál es el rol del arte o su impacto al tratar temas que, tangencialmente, tratan temas de conservación, ecología o  extractivismo, entre otros. Al abordar estos temas desde un proceso artístico, se vuelve inevitable situarse en una intersección crítica multidisciplinaria que a veces exige un cuestionamiento del rol del arte, o de su impacto. Muchos de estas problemáticas necesitan soluciones materiales y concretas y ya están siendo estudiadas por expertos en sus campos disciplinarios. Eso me ha hecho reflexionar sobre el aporte de las artes y, en específico, que es lo que yo puedo ofrecer con mi trabajo.Sin embargo, es importante recordar cuál es el alcance disciplinario de las artes visuales como campo de conocimiento y cuál es su particularidad, es decir, que es eso único capaz de ofrecer dentro de estas conversaciones.

Las artes visuales se mueven en otros espectros de comunicación y utilizan otro tipo de registros afectivos, por lo que tienen el poder de visibilizar y presentar de formas alternativas conflictos o relaciones multiespecie. El arte nos hace reconsiderar nuestras expectativas frente a ciertas formas de representación y relación, para proponer espacios de experimentación que cultivan posibles iconografías de empatía y cohabitación, que es la intersección donde yo deseo situarme.

Este 11 de mayo se inaugura en Leeds “We live like trees inside the footsteps of our ancestors” en donde se expone la obra de Marianne. Para más información sobre este evento ingresa aquí.

Para más información de la residencia del Núcleo Lenguaje y Creación ingresa aquí

Conoce el trabajo de Marianne Hoffmeister aquí

Imagen de portada: Fotograma de video A Study of Beavernes How (not) to be a World Destroyer. Video, dos canales. 4K. 8:37min. 2020. ©A Study of Beaverness