Se trata de mujeres adultas y niñas que se encuentran en torno al rafting y la cultura local. Utilizan sus prácticas para poner sus saberes al servicio del bienestar de los ecosistemas y la biodiversidad de la cuenca, así como para manifestarse en contra de este tipo de generación eléctrica, que emana grandes cantidades de gases de efecto invernadero, amenazando el buen vivir en el planeta, y a nivel local, fractura comunidades indígenas y sus sistemas ancestrales de vida.
Lorraine Friz Poblete, una de las integrantes del colectivo Malen Leubü, asegura que la clave del trabajo activista que realizan en el Alto Biobío está en educar a las personas: “nosotras consideramos que el rafting es un deporte que va más allá de pasarlo bien. Es conocimiento y educación, es enriquecerse con todo lo que sucede dentro de una cuenca”, explica. Para la joven, es fundamental intersectar la experiencia deportiva y cultural con la educación para aprender de los cuidados del río, apreciando la mirada Pewenche sobre el buen vivir en este territorio. “El Pewenche sabe que tenemos que coexistir con nuestra naturaleza. Y qué mejor manera de coexistir con el río que tener su cauce libre”, agrega.
¿Cómo nace el colectivo Malen Leubü?
En algunos sectores de Chile donde hay ríos que están siendo amenazados por proyectos hidroeléctricos, se realizan festivales para conservar los ríos libres. Estos festivales buscan atraer gente, a través de charlas, deportes, competencias y ferias gastronómicas, para que conozcan lo que está ocurriendo, tenga una visión más amplia, una nueva perspectiva del río y comprendan cómo estos proyectos se convierten en una amenaza, que muchas veces traen cosas positivas, pero con graves consecuencias.
En ese contexto, hace 5 años se comenzó a hacer el Festival Biobío Vive. Y en su segunda versión, se desarrolló una competencia de rafting, para la cual no había un grupo local de gente compitiendo. En ese momento, los organizadores invitaron a las chicas que estaban ahí mirando, a que se organizaran e hicieran un grupo para que compitieran representando a la zona. Así fue como participaron y obtuvieron el segundo lugar. Eso las motivó a continuar organizadas, sorprendidas por los resultados, y con el tiempo, fuimos llegando muchas más interesadas en conocer y cuidar los ríos Alto Biobíoy Queuco.
¿Quiénes lo conforman?
Actualmente somos todas mujeres, es todo poder femenino. Malen Leubü significa “niñas de río” . Y estas niñas de río que conformamos el colectivo, somos mujeres de distintas edades, Pewenche y no Pewenche, que tenemos algo en común: un espíritu de lucha por los ríos libres.
¿Cuáles son sus principales acciones?
Nosotras compartimos una visión que nos permite educar a través del deporte. Es muy distinto mirar el río desde afuera, que mirarlo desde adentro, sobre un kayak, por ejemplo. Entre nuestras acciones buscamos educar por medios de charlas, de imágenes, de videos, de encuentros con personas de otras cuencas. También viajar a distintos lugares para contar nuestra experiencia y enriquecernos con la de otros y así responder a nuestras preguntas de origen: ¿qué es lo que nos moviliza? Y la respuesta siempre es: el río libre. ¿Y qué hay detrás de un río libre? Hay un ecosistema vivo alrededor, que va más allá de las personas. Es todo lo que hay a su alrededor, los peces, la flora y fauna que crece a su alrededor. Todo eso va detrás de la lucha que nos moviliza. Además, hay una historia que va relacionada al pueblo Pewenche, que nos habla de los Ngen, que son los espíritus del agua y las energías de la vida que proporciona un río. Y es que el agua es vida y la única manera de que esa vida siga es que el agua fluya.
“¿Qué es lo que nos moviliza? Y la respuesta siempre es: el río libre. ¿Y qué hay detrás de un río libre? Hay un ecosistema vivo alrededor, que va más allá de las personas. Es todo lo que hay a su alrededor, los peces, la flora y fauna que crece a su alrededor”.
¿Cómo la experiencia del rafting se convierte en una herramienta para la apreciación del cuidado de los ríos?
El rafting es un canal de encuentro con la naturaleza. Ver un río desde afuera es totalmente distinto a sentirlo desde adentro. Es un encuentro con la naturaleza porque te vas convirtiendo en uno con el río. Empiezas una lectura de lo que va ocurriendo adentro. Por ejemplo, cuando viene un rápido, aprendes a leerlo en el río. Aprendes dónde están las piedras, cuál es la línea que hay que tomar para no darse vuelta y pasar ese rápido. Y también, vas viendo las distintas plantas que van creciendo alrededor, entiendes por qué crecen donde crecen y no en otro lado. Entonces te conectas con la vida que se desarrolla alrededor y formas parte del agua momentáneamente… los sonidos también te van hablando de ese sistema que coexiste y del cual somos parte. Nosotras consideramos que el rafting es un deporte que va más allá de pasarlo bien. Es conocimiento y es educación, es enriquecerse con todo lo que sucede dentro de una cuenca.
¿Cómo se vinculan con los saberes Pewenche?
El Pewenche tiene esto de luchar por su tierra para protegerla. Sabe que tenemos que coexistir con nuestra naturaleza. Y qué mejor manera de coexistir con el río que tener su cauce libre. Los Pewuenche nos hablan de los Ngen, que son los espíritus que protegen las aguas y las mantienen con vida. Entonces una, antes de ingresar al agua y siguiendo con la cultura Pewenche, se presenta al río. Nosotras con Malen Leubü siempre nos presentamos, como una hace con una persona que no conoce, así nos presentamos al río. Le contamos quiénes somos y cuál es el objetivo de lo que estamos haciendo, para que nos conozca. Es bonito esto del Pewenche porque ve la vida desde otros ojos. Muchas veces en la actualidad, cuando se interviene la naturaleza, no se toma en cuenta la vida que hay detrás. Es el egocentrismo del ser humano, creer que lo único vivo somos nosotros porque podemos movernos, hablar y pensar de un modo. Pero la vida está más allá de eso y es lo que nos enseña la cultura Pewenche. Como Malen Leubü, la mejor manera de poder luchar por el derecho de un ser vivo, es luchar por el agua, que es vital.
¿Cuáles son las principales amenazas que hoy acechan a los ríos del Alto Biobío?
Las principales amenazas de hoy para el Alto Biobío en sus principales ríos son los proyectos hidroeléctricos. En este caso, este lugar ya cuenta con tres represas y ahora lamentablemente se está construyendo una cuarta, a la altura de Los Junquillos. Para esta última, y la construcción de su represa, se requería talar árboles nativos y Conaf no dio los permisos, así que está parado ese proyecto. Nos alegramos por eso, por una parte, y esperamos que no se termine de construir, que no se den los permisos. Ya basta.
Y en el río Queuco, que es un río que no tiene ninguna intervención, se quiere hacer una carretera hídrica para llevar el agua del río al norte. Que como dicen, tiene excedentes. Ese es un concepto que aún no podemos entender, ¿cómo a un río le va a sobrar aguas?
“Las principales amenazas de hoy para el Alto Biobío en sus principales ríos son los proyectos hidroeléctricos. En este caso, este lugar ya cuenta con tres represas y ahora lamentablemente se está construyendo una cuarta, a la altura de Los Junquillos”.
¿Con quiénes se articulan para robustecer su resistencia?
Nos articulamos con muchas organizaciones, cualquiera que tenga los mismos objetivos y la visión de Malen Leubü, que en el fondo, es la protección de los ríos. Y no solo a nivel nacional, sino que también a nivel internacional, con intercambios, buscando distintas maneras de poder seguir educando y seguir educándonos entre nosotras. Eso es algo constante.
¿Así es cómo se gestó la conexión con Patagonia?
Patagonia ha sido un gran apoyo para nosotras en este proceso de educar, es uno de los auspiciadores del festival de ríos que hacemos aquí. Nos entregan premios para la gente y además, sabemos que Patagonia es un nombre fuerte y que por eso atrae a muchas personas. Nos ayuda a que la gente llegue hasta aquí. Además, nos ganamos un fondo Patagonia para realizar un programa para líderes ambientales, donde se hizo un recorrido en balsa desde el nacimiento del río Biobío. Fue una actividad de poco más de una semana, que era una de nuestras grandes ideas, pero faltaba el dinero para concretarla y Patagonia nos ha ayudado con ese recurso, por eso estamos muy agradecidas. Esto va de la mano con el rol que empresas e instituciones tienen y pueden aportar en estos procesos. Ellos tienen las lucas y nosotras las ideas. Así nos complementamos para traerlas a la realidad.
¿Cómo podemos avanzar en la cultura del cuidado de los ríos?
Solo a través de la educación, que es la manera como se genera aprendizaje y conocimiento. Hay muchas prácticas que están perpetuadas en el tiempo y la gente cree que solo por eso son correctas. Y no es así. Muchas veces eso es lo difícil de cambiar. Por eso nosotras generamos charlas y actividades deportivas para generar estos aprendizajes. Lo que sucede es que muchas veces son gente que ya están en procesos de cuidado las que se acercan y la idea es poder extrapolar y llegar a otras personas, especialmente a quienes aún no empiezan con este proyecto de educarse en torno al cuidado.
¿Cuáles son las recomendaciones que ustedes hacen a las personas que visitan los ríos del Alto Biobío durante esta temporada?
Respeto. Respeto por el lugar donde se encuentran, por el río, por la gente y por el lugar. Esto significa llevarse la basura, no hacer ruidos molestos, ni incomodar a otros visitantes. Una buena limpieza de las cosas que podamos ingresar al río, eso es muy importante. Muchas veces la gente que anda de vacaciones va de un río a otro, en otra región y no limpian los juegos de agua, flotadores o balsas y muchas veces vienen contaminadas con didymo –un tipo de alga altamente invasora– y se produce un contagio en otro río. ¡Cuidado con eso, es un peligro! Es importante la limpieza de objetos para no contaminar otros ríos, contaminación, que, además es muy difícil de eliminar. Todo esto tiene que ver con educación, cuidado y respeto por las aguas libres.
Imagen de portada: Según el conocimiento Pewenche, los Ngen son los espíritus del agua y las energías de la vida que proporciona un río. © Malen Leubü