Los caminos que se abren en la nueva Ruta del Tricahue

En el corazón de la precordillera central surgió una nueva experiencia de conexión multisensorial con la naturaleza. Se trata de la Ruta del Tricahue, un espectacular entorno rodeado de glaciares, bosque esclerófilo y una cuenca fluvial predominada por el río Cachapoal. Quisimos conocer a fondo este fascinante proyecto que a partir de actividades como baños […]

En el corazón de la precordillera central surgió una nueva experiencia de conexión multisensorial con la naturaleza. Se trata de la Ruta del Tricahue, un espectacular entorno rodeado de glaciares, bosque esclerófilo y una cuenca fluvial predominada por el río Cachapoal. Quisimos conocer a fondo este fascinante proyecto que a partir de actividades como baños de bosque, turismo con lupa y actividades campesinas permite adentrarnos de forma inclusiva en la conservación y el cuidado de este desconocido patrimonio natural y cultural de la zona central de Chile.

En medio de árboles nativos como peumos, quillayes, bollenes, corcolenes y boldos; arbustos como colliguayes, espinos y mitiques, y profusas hierbas propias del bosque esclerófilo chileno se encuentra la comuna de Machalí, Región de O’Higgins, que hoy acoge el primer proyecto nacional de ecoturismo inclusivo llamado Ruta del Tricahue.

El recorrido comienza en Rancagua, internándose hacia la Cordillera de los Andes. Desde la localidad de Maitenes ya es posible ver el glaciar del volcán el Palomo, responsable de alimentar al principal río de la zona: el Cachapoal. Poco a poco el camino se adentra en las localidades de Chacayes y Coya hasta llegar finalmente a la Reserva Nacional Río los Cipreses. Durante gran parte de la ruta se puede admirar el paisaje propio de la precordillera de Chile central, con sus cordones montañosos nevados y sus laderas de cerros colmadas de matorral. En lo alto alerta el sonido de una bandada de tricahues —loro color verde oliva conocido por ser muy gregario y bullicioso, y cuya presencia da el nombre a esta nueva ruta—  y a la distancia la estridencia del caudal de los distintos afluentes que desembocan en el Cachapoal. Muy común también es encontrarse con algún huaso a caballo seguido de unos cuantos perros. 

La Reserva posee alrededor de 42 glaciares que alimentan las quebradas, lagunas, vegas, riachuelos y ríos, y que a su vez dan lugar a numerosos anfibios y peces endémicos del sector. © Ruta del Tricahue. 

Nace una experiencia

Miles de kilómetros hacia el noroeste de Machalí, cruzando todo el Océano Pacífico y la línea del Ecuador, se encuentra Japón. Allí son muy populares los “Baños de Bosque” o shinrin-yoku, una práctica que consiste en acudir a sesiones de inmersión en la naturaleza para quienes presenten estrés, hipertensión, ansiedad y otros síntomas relacionados. Guardando todas las proporciones y distancias que la geografía, flora y fauna imponen, la precordillera de la zona central de Chile ofrece un paisaje muy propicio para sumergirse en este tipo de “baños” naturales. La vegetación, los animales e insectos que habitan en esta zona invitan a conectarse con el entorno que nos rodea y hacernos conscientes del ciclo que atraviesa a todas estas formas diversas de vida. En ese contexto es que surge la Ruta del Tricahue, una iniciativa público-privada que busca acercar a las personas a espacios naturales para mejorar su calidad de vida, al mismo tiempo que se hace un ejercicio de conservación ecológica. 

Quienes llevan adelante este proyecto son el Centro de Investigación en Recursos Naturales y Sustentabilidad (CIRENYS) de la Universidad Bernardo O’Higgins de Santiago de Chile, financiado a través del Fondo de Innovación para la Competitividad del Gobierno Regional de O’Higgins y su Consejo Regional, enmarcado en la Estrategia Regional de Innovación. Junto a emprendedores locales se organizaron para desarrollar el proyecto FIC Ecoturismo Inclusivo, dentro del que se encuentra la Ruta del Tricahue. Carolina León Valdebenito, Directora del CIRENYS, cuenta sobre los inicios de esta alianza: “A lo largo de este estudio hemos encontrado hallazgos botánicos tan sorprendentes, que junto a la Corporación formulamos un proyecto que pudiese hacer un uso recreativo y educativo de este patrimonio natural, que vincula también de forma directa a la comunidad local. Así convocamos a emprendedores, emprendedoras y otros organismo públicos que se sumaron para desarrollar la ruta”.

Entre las briófitas se encuentran los musgos y las hepáticas. Suelen vivir en sitios húmedos y aunque pueden cubrir un área de varios kilómetros, como una alfombra, su altura no suele sobrepasar los 3 cm. © Ruta del Tricahue. 

Una experiencia para estimular los sentidos

Para Carolina León, algunas de las experiencias más memorables que podemos encontrar en esta nueva ruta emplazada en la cordillera central, son “experiencias de conexión multisensorial con la naturaleza, con la cordillera y con el patrimonio cultural de sus habitantes. No solo se disfruta el paisaje visual propio de la precordillera de la zona centro del país, sino también el paisaje sonoro. Así, podemos deleitarnos con el silbido del viento que atraviesa las hojas del matorral; el estridular de las chicharras durante los días calurosos del verano y el parloteo de las bandadas de tricahues, como también el canto de todos los pajaritos de cordillera. En palabras de Marcia Ricci bióloga y jefa de la Sección de Conservación de la Diversidad Biológica del Departamento de Áreas Silvestres Protegidas de CONAF, O´Higgins—, es posible también disfrutar de “los aromas de los espinos, las flores de cactus y chagualillos que alegran el paisaje”. 

El tricahue es el loro más grande que habita dentro del territorio nacional. Son seres gregarios y muy bulliciosos. © Mauricio Gutiérrez

Pero tal vez una de las actividades más emblemáticas que ofrece la Ruta del Tricahue es el “turismo con lupa”, donde los visitantes se internan en el mundo de las plantas no-vasculares o briófitas que dan inicio a esta alianza. Estas conforman el grupo de plantas más pequeñas y primitivas, que cumplen roles claves en los ecosistemas. A esta experiencia se suma la posibilidad de encontrar productos y emprendimientos locales como cabalgatas, guías de turismo, artesanía y alimentación, entre otros.

La flora del sector está caracterizada por ser de tipo esclerófila. En la imagen una rama de maitén. © Ruta del Tricahue.

La Ruta del Tricahue ofrece guías que no sólo profundizan en la flora y fauna del sector, sino también en su historia y tradiciones. Daiana Cesaretti, guía turística de Ruta del Tricahue y dueña del Hostel Vista al Cerro, emplazado en la localidad de Coya, insiste que “no debemos dejar de lado a los pueblos de Coya y Chacayes. La identidad de estas localidades se basa en tradiciones mayormente arrieras, de individuos trashumantes que iban de cerro en cerro con sus mulas y caballos. Vivencias que no solo están basadas en tradiciones ganaderas y agrícolas, si no también en aquellos recolectores y cazadores que vestían pieles de guanaco hace más de 7.000 años y que han dejado vestigios a través de petroglifos (rocas grabadas) en distinto sectores del territorio”. Asimismo, el artesano en madera y guía local Andrés Letelier observa que la Ruta conecta la tradición campesina a “la gran minería del cobre, da cuenta de las fiestas criollas y religiosas, rodeos, domaduras, misas a la chilena (durante septiembre)” entre otras actividades propias de la cultura de este territorio. 

Dentro de la Reserva Nacional Río los Cipreses existen petroglifos, rocas grabadas con cinceles a partir de roca al interior del cajón cipreses que tienen entre 500 y 7000 años de antigüedad y que hoy representan el valor arqueológico más grande de la zona. © Ruta del Tricahue.

Una nueva Ruta para todas y todos

La Ruta del Tricahue ofrece una aproximación a la riqueza natural y diversidad de tradiciones y culturas que históricamente se han arraigado en este enclave precordillerano del Chile central, sin embargo, tal vez lo más innovador que trae este proyecto es que busca ser la primera ruta inclusiva de Chile, con una mirada ecoturística. Lo anterior implica que la naturaleza puede ser accesible para todas las personas, incluso aquellas que tienen algún tipo de discapacidad, adultos mayores, entre otros.  “Buscamos mostrar cómo los espacios y actividades que existen en esta ruta pueden acogernos a todos”, sostiene Carolina León. Así, por ejemplo, dentro de la reserva es posible encontrar rampas, carteles informativos en braille y códigos QR vinculados a una aplicación móvil que cumplen la función de audioguía. Además, el proyecto cuenta con una experiencia de realidad virtual para aquellas personas que se vean en dificultades para realizar ciertas actividades como las cabalgatas. 

Marcia Ricci destaca que: “este tipo de rutas turísticas permiten sensibilizar y/o educar a los visitantes sobre la naturaleza en general; y la vegetación esclerófila y su riqueza de especies, en particular, además de las amenazas que las afectan. Si conocemos la integración de los ecosistemas y sus componentes, se puede incidir en el respeto, cuidado y comprender las medidas de protección que estos requieren, para permitir su propia existencia y la nuestra”. Conectar a los visitantes con el territorio, mejorar la calidad de vida de todos los que transitan y viven en esta zona es, sin duda, el gran propósito de este nuevo recorrido.  

Paisaje nocturno en la precordillera central al interior de la Reserva Nacional Río los Cipreses. © Ruta del Tricahue.

Para más información visita www.rutadeltricahue.cl

Imagen de portada: Paisaje de la Reserva Nacional Río los Cipreses. © Ruta del Tricahue.