La experiencia de caminar y escribir bajo el manto de los bosques

El poder de los bosques (y de pasear por ellos) tiene una fuerza simbólica que se repite a lo largo de muchas culturas y ecosistemas del planeta. Hay bosques famosos y hay bosques que por estar ubicados en zonas del planeta más desatendidas, no han merecido la protección necesaria. De esto y más nos cuenta hoy nuestro colaborador Matías Guerrero, autor de la reciente publicación “Un paseo por el bosque: una aventura por ocho bosques del mundo”, quien narra su experiencia como científico y escritor de este precioso libro ilustrado que busca movilizar aspectos que desde la ciencia y la sensibilidad nos lleven a proteger a estos seres que si miramos con atención, siempre volverán a contarnos una historia.

La crisis ambiental en Chile y el mundo es más que evidente. Sus efectos nos permean en todo ámbito de actividades en nuestro cotidiano, aunque alguna o muchas veces no nos demos cuenta. Ello me obliga, como investigador en ciencias ambientales, a configurar nuestro quehacer hacia dar cuenta de la función fundamental de los ecosistemas para nuestro bienestar humano y para el mantenimiento de las funciones ecológicas, las que actualmente sufren transformaciones profundas. 

El desafío inicial siempre partirá por aquello que más nos cuesta hacer a quienes hacemos ciencia: hablar en fácil.

Si bien, el esfuerzo investigativo y académico es esencial y básico para minorizar los efectos de la crisis ambiental, definitivamente no es suficiente. La investigación en ecosistemas tan primordiales como los bosques, y su posterior reporte en revistas científicas, no posee un efecto concreto ni tan inmediato si no es traspasado a otras esferas de la sociedad, como la esfera política, sociocultural y educacional. Esto, producto de una cuestión básica y es que serán las ciudadanas y ciudadanos que comprendan la relevancia de los bosques y sus contribuciones las que posteriormente apoyarán cambios que permitan asegurar con mayor fuerza la conservación y restauración de los bosques nativos. 

El emblemático baobab presente en el libro «El Principito» fue una de las inspiraciones para el autor de «Un paseo por el bosque» © SAINT-EXUPÉRY

En este ejercicio pedagógico de explicar aspectos básicos de los bosques, la divulgación científica cumple un rol estratégico para acercar, de forma práctica, a la investigación en este tipo de ecosistemas y cómo su ejecución se traduce en apoyar la tarea de restaurar ecosistemas esenciales. Aquí, el libro “Un paseo por el bosque” surge como una acción genuina por dar a conocer la historia natural y aspectos básicos pero también fundamentales sobre ecosistemas tan cercanos a nosotros que permiten nuestra existencia en el planeta.

El desafío inicial siempre partirá por aquello que más nos cuesta hacer a quienes hacemos ciencia: hablar en fácil. En ello, el equipo que se forma alrededor de un proyecto de divulgación, como un libro, permitirá darle bajada a información que normalmente estamos acostumbrados a relatarla de forma disciplinar y con un lenguaje técnico. Al ser un libro que aborda preguntas tan simples como ¿qué es un bosque?, las trampas de tecnicismos abundan. Fue justamente el desafío que más enfrenté en la primera parte del libro, al explicar tanto cuestiones que sabemos de antaño (pero que como científicas y científicos nos cuesta explicar de forma sencilla) como también líneas de investigación de frontera, tal cual lo representa la investigación en torno a la comunicación entre árboles. 

El libro presenta 8 ecosistemas de bosques de todo el mundo en una aproximación didáctica e ilustrada. © Escrito con tiza

Posteriormente vino el desafío de la elección y, en ello, los bosques elegidos cumplieron un criterio transversal: representan un conjunto de bosques altamente amenazados en el planeta. Con la ayuda de catastros disponibles, es posible identificar aquellos bosques del mundo que se encuentran en serio riesgo. Una vez habiéndolos identificado, mi objetivo fue encontrar aquellos “embajadores” que pudieran dar cuenta de un elemento que también es transversal a todos los boques: su impresionante particularidad y las relaciones que han establecido por millones de años. En este sentido los criterios son múltiples pero mi elección se basó en encontrar especies que tuvieran una historia natural interesante de contar, especies que tuvieran alguna relación particular con comunidades locales o indígenas y, en algunos casos, de encontrar especies con las que yo tuviera alguna relación especial.

Arte y ciencia, relato e ilustración deben estar presentes y complementarse mutuamente para movilizar no solo aspectos cognitivos sino también emocionales para elevar el rol que tienen los diferentes bosques del planeta.

En relación a esto último, nunca he olvidado por ejemplo el relato que leí en el libro El Principito acerca de los baobabs. Si bien, ahí aparecen como árboles descontrolados que podían devorarse el planeta del protagonista, lo que siempre me quedó fue la imagen de un árbol imponente, centenario, majestuoso y que en el libro me permití detallar brevemente su historia natural. Así también, nunca olvidé aquel hito en el que National Geographic obtuvo una fotografía compuesta por 126 imágenes de “El Presidente”, una Sequoia gigante (Sequoiadendron giganteum) que demostraba cuán impresionante puede ser un ser vivo en el planeta. Sus bosques, que me dejaron marcados y me rememoraron a tan majestuosos bosques de Alerce que encontramos en Chile, inscribiendo indudablemente a sus bosques dentro de la «check-list» de lugares que alguna vez visitaré en mi vida. Otra especie particular es el Asaí, árbol que me recuerda a un viaje que hice a la Amazonía y que también mi amiga Katy ama con toda su alma por tan deliciosos postres que se preparan con sus frutos. Son especies que me retrotraen a momentos, atmósferas y espacios en los que conecto con esa esencia misma de los bosques.

Mientras hay bosques tremendamente difundidos, como estas enormes sequoias de California, otros permanecen desprotegidos por la falta de información, como el caso del bosque tropical africano. © Natgeo

Muchas de las especies y bosques elegidos han sido relativamente bien estudiados. Es el caso, por ejemplo, de los bosques templados del sur de Chile, en los que sabemos suficiente de la historia natural de la vegetación y animales mayores o de los bosques boreales, siendo estudiados por su trascendencia en el cambio climático. Sin embargo, en otros bosques (como lo fue con el bosque tropical africano) fue preocupante la falta de información, lo que podría traducirse en escasa evidencia para poder proyectar una conservación en el futuro. En esos casos, mayor aún es la importancia y utilidad por dar a conocer las contribuciones de estos bosques a las personas no solo para dicha región sino que para todo el planeta. 

Posterior al establecimiento de los bosques, y las especies que elegí, el equipo formado por la editorial, Carla Morales y Ángeles Quinteros, y Manuela Montero, co-autora e ilustradora del libro, permitió darle vida a textos e ilustraciones que complementaron de forma bastante armoniosa esa motivación inicial por dar a conocer el brillo de cada uno de los ecosistemas relatados. Las ilustraciones, la paleta de colores elegidas y concebidas por Manuela Montero le otorgaron vida y atractivo al libro y permitieron darle continuidad a un texto que pretende justamente diferenciar diversos tipos de ecosistemas. Sin ello, el relato se volvería inocuo, con pocas probabilidades de transmitir el motor emotivo que me impulsó a construir un libro como este. Así, arte y ciencia, relato e ilustración deben estar presentes y complementarse mutuamente para lograr movilizar no solo aspectos cognitivos sino también emocionales para elevar el rol que tienen diferentes bosques del planeta.

En esta, mi primera experiencia elaborando un libro dirigido a pequeñas y no tan pequeñas personas; queda la beta para seguir trabajándola, afinar la pluma y, junto a ilustradoras con tanta experiencia como Manuela Montero, seguir transmitiendo las múltiples bellezas, curiosidades y contribuciones de los bosques de Chile y el mundo.

El libro está editado por Escrito con tiza y cuenta con las ilustraciones de Manuela Montero. © Escrito con tiza

«Un paseo por el bosque: una aventura por ocho bosques del mundo»

Autor: Matías Guerrero

Ilustraciones: Manuela Montero

Editorial Escrito con tiza
@escritocontiza