“Plastic Free July” (Julio sin Plástico) es una campaña internacional que cada séptimo mes del año se repite para recordarnos que generar menos impacto en el medio ambiente es una tarea cotidiana de todos los seres humanos.
Según la Global Ocean Commission (2015) la producción de plásticos se ha disparado en los últimos 50 años, y en especial en las últimas décadas. Entre 2002 y 2013 aumentó un 50%: de 204 millones de toneladas en 2002, a 299 en 2013. Se observa que si la producción de este material aumenta, para el 2020 superará los 500 millones de toneladas en el mundo.
De toda la cantidad que hemos producido, unas 8 millones de toneladas de plásticos acaban en los mares y océanos anualmente, formando el 60-80% de la basura marina, en su mayoría en forma de microplásticos (fragmentos inferiores a 5 mm). Se desconoce la cantidad exacta de plásticos en los mares, pero se estima que unos 5 a 50 billones fragmentos, sin incluir los trozos que hay en el fondo marino o en las playas.
Por este motivo, Earth Carers Waste Education creó una campaña para promover el rechazo del plástico de un solo uso (desechable) durante julio del 2011, y es una iniciativa que se repite cada séptimo mes del año hasta el día de hoy para recordarnos la necesidad de dejar el uso del plástico.
Cómo lograr este desafío:
Vivir sin generar basura es una tarea compleja, pero no imposible. En Chile, conocemos el caso de Macarena Guajardo, fundadora de la organización Basura Cero, quien recicla, utiliza cosméticos y artículos de aseo creados por ella misma. Todo aquello que hace le llevó a tomar un estilo de vida diferente, en el que su impacto se reduce en un gran porcentaje comparado al resto de la población. También en España conocemos el caso de Patri y Fer, una pareja que al conocerse, hicieron una mutación extraordinaria que acabó en la creación de un estilo de vida que deja al margen el consumo de plásticos. Gracias a ello, han creado el sitio Vivir Sin Plástico, donde difunden una serie de alternativas y reflexiones sobre este proceso.
Estos ejemplos nos hacen pensar que los grandes cambios sí comienzan por las decisiones personales. Actualmente, cada vez existen más iniciativas globales que nacen de personas con iniciativas y que impulsan los cambios a nivel estructural. Así es como en India en enero de este año se prohibió la producción de plásticos desechables, o en Chile la ley REP.
Por su parte, la campaña Plastic Free July incentiva a las personas a hacerse parte de la causa siguiendo un estilo de vida como el de Guajardo, y recomienda una “sencilla” lista de prácticas que podemos realizar en casa para reducir nuestro impacto:
– Comprar bebestibles en botellas de vidrio reutilizables.
– Fabricar nuestro propio desodorante
– Comprar café en tazas reutilizables.
– Rechazar el uso de pajitas (bombillas).
– Reutilizar los potes, envolturas de aluminio y tela.
– Llevar siempre una bolsa reutilizable.
– Optar por los pañales de tela si eres madre o padre.
– Comprar papel higiénico envuelto en papel (en el caso de Chile, los venden en almacenes y supermercados más pequeños).
– Buscar un cepillo de dientes de bambú de madera.
– Fabricar la pasta dental en casa.
– Comprar productos a granel en tu barrio.
– y más!
Estas prácticas son alternativas que podremos ir aplicando poco a poco en nuestra vida sin la necesidad de que todas se realicen efectivamente durante el mes de julio. Tomar la decisión de generar el menor impacto al entorno es una filosofía y un estilo de vida, que puede aportar a minimizar nuestra huella individual sobre el medioambiente, y así también aumentar la posibilidad de que otros repliquen esta forma de vivir. Y un buen comienzo es partir por Julio.
Imagen portada: Kasia Jerrelle