Durante el mes de noviembre visitó Chile, invitado por Fundación Tajamar, pocas semanas después del estallido social en este país, donde tomó parte de diversas actividades. Participó en el Festival de Arte Sonoro Tsonami en Valparaíso, evento cuya temática se centró en el paisaje sonoro de la ciudad posterior al estallido social del 18 de octubre, y también expuso y realizó una performance en Santiago durante Poligonal N°2, una serie de encuentros organizados por Fundación Mar Adentro, enfocados en crear vínculos entre las artes y las ciencias. En medio del caos sonoro de la ciudad, conversamos con Jacob en un café del barrio Bellas Artes, donde encontramos un espacio para reflexionar sobre el rol del sonido y acerca de su proceso como artista en explorar este medio.
¿Cómo crees que los paisajes sonoros afectan a las personas?
Creo que el sonido es un medio más abstracto que lo visual. Es más bajo en jerarquía, por lo tanto, afecta a las personas a un nivel más abstracto, más subconsciente que lo visual. Entonces, dependiendo en el sonido que escuches, te puede afectar de una manera diferente que a otra persona.
Somos todos seres subjetivos y todo lo que sucede en el mundo se refleja dentro de nosotros como algo subjetivo. Si es un sonido de la revolución acá en Chile, nos afecta de manera individual: algunos podrán sentir miedo; otros se emocionan. Depende de ti. No siempre sabemos cómo nos afecta, pero nos afecta a todos.
En mi trabajo no intento evocar una emoción en específico. Solo puedo crear trabajos acerca de tópicos que me atraen, que tengan una relevancia, que tenga una cierta autenticidad. Por ejemplo, cuando visité Groenlandia para grabar el hielo en derretimiento, me podría haber preguntado ¿cuáles eran los sonidos que me gustaban? Por lo que también los demás podrían tener la misma apreciación; o también me podría haber preguntado ¿qué sucede si busco más allá de mi gusto inmediato? Luego me di cuenta que para poder lograrlo, necesitaba encontrar el sonido característico de un lugar.
Y fue allí cuando descubrí el sonido de los glaciares en colapso, cuando escuché bajo la superficie del agua con hidrófonos… [imita sonido]. Era un sonido característico, la esencia de todos los otros sonidos. Por eso lo escogí, no porque era dramático, alegre, o triste, sino porque lo encontré auténtico.
Tus grabaciones incluyen sonidos geofónicos como también sonidos producidos por el ser humano (ruido antropogénico). ¿Prefieres enfocarte en uno en específico? ¿Cómo los ves conectando entre sí?
Primero que nada, no distingo tanto entre la naturaleza y la industria, porque si nos miramos desde adentro o afuera, creo que también somos parte de la naturaleza. Creo que hacemos lo que hacemos para sobrevivir, como un animal, y que también estamos creando cosas para sobrevivir.
En mi trabajo me interesa grabar y mostrar las cosas, por ausencia de una mejor palabra. Puede ser fenómenos, cosas de la naturaleza, algunas partes de nuestro mundo, lo que sucede en nuestro mundo (algo que los seres humanos están creando)…pero al final es algo que me conmueve. Se trata de la existencia, y el ser humano tiene que ver con nuestra relación con la naturaleza, con la política, con la vida y la muerte. Se trata de todo, pero es el estar vivo.
Básicamente, estoy escuchando lo que me parece intrigante, algo que me interesa, me produce miedo, o curiosidad. Quizás hasta algo que me produce frustración, e interactúo con eso; luego lo grabo, y creo espacios sonoros. Cuando tú escuchas el sonido, te escuchas a ti mismo, y creo que el acto de escuchar puede acercarnos a entender cómo realmente nos sentimos.
Tomo una postura al escoger mis temas, pero quiero que los sonidos hablen por sí mismos. Si realmente escuchas, esos sonidos resonarán contigo, y tú lo sabrás. De eso se trata la comprensión. ¿Eres capáz de comprender el calentamiento global? Puedes leer acerca de ello, puedes escuchar a las personas hablando al respecto, pero luego puedes entrar a una sala y escucharlo, tal como en mis trabajos ISFALD y MELT. Así es como me gustaría contribuir.
Con respecto a tu obra Opus Mors,¿por qué decidiste explorar la temática de la muerte tan de cerca?
Primero que nada, como anéctoda, es interesante crear un sonido tan gráfico, con tanta fuerza. ¿Por qué debemos enfrentarnos a la muerte? Todos debemos morir, pero ninguno habla mucho de ello. Es como un tabú, pero todos debemos ir allí. Y esa es una buena razón para enfrentarla, y también es el hilo de mi trabajo en general, que incluye las temáticas de hielo desvaneciendo, muros y separación, espacios radioactivos y los sonidos de la basura.
Para mí, todas fueron decisiones de proyectos que realicé, porque son temáticas que me llaman la atención y me frustran, razón por la cual quiero grabar su sonido. Luego siento que al lidiar con el tema, me estoy apropiando de alguna manera de éste. Siento que grabar sonidos es como un proceso de sanación.
¿Intervienes los sonidos que has grabado al componer?
Tengo formación en música, entonces componer es lo que hago. Pero luego me comencé a preguntar, ¿por qué quisiera crear un ritmo o melodía específica? Siempre he grabado sonido. Entonces fue natural comprender los sonidos como potenciales instrumentos. Y así comencé a grabar los distintos sonidos del mundo.
Me di cuenta que todo lo que grababa tenía vida propia: su propio tono, timbre y forma. Si grabo un cerco de fierro por ejemplo, va a resonar de acuerdo al tráfico, y va a tener su propios tonos debido a la materialidad del objeto; similarmente, cuando viajé al Ártico a grabar los glaciares, es como una pieza musical; sus booms suenan como una gran batería, marcado también por la percusión de los agudos sonidos del hielo desprendiéndose. No tengo que crear la música, soy más un curador que escoge los sonidos, y luego los filtro y pongo esta pieza conceptualizada disponible al mundo.
Entonces, trato de descubrir cuáles son los tonos en un espacio y cómo los puedo interpretar, por ejemplo, como voces.Y utilizo estos sonidos que tienen vida propia, y hago que esos determinen la canción en conjunto a mí, en vez de tener que inventar toda la pieza desde un comienzo. Para mí se trata de estar presente en el mundo y preguntarme ¿cuál instrumento sería eso?
Y en ese sentido, ¿buscas componer sonidos armoniosos?
La armonía no es algo que me interesa. Lo que sí me interesa es explorar nuevas armonías o los timbres que viven naturalmente en las cosas. La armonía –o el concepto de armonía– tiene mucho que ver con física pero también cultura. La escala musical está influenciada enormemente por la cultura, particularmente el Cristianismo.
Sin embargo, muchos compositores no están interesados en crear música convencional, ahora buscan un nuevo tipo de sonido, algo que no ha sido escuchado previamente. Mira a Panderecki, el compositor polaco, interesado en crear un nuevo tipo de sonido. Stockhausen tenía este concepto al mismo tiempo.
¿Cómo has trabajado con científicos?
Visité Omán para grabar las llamadas dunas cantantes (Singing Sands) junto a un grupo de científicos; grabé la vibración de la tierra junto a sismólogos en los Estados Unidos; grabé el sonido de la basura en Kenya en conjunto a la ONU; y al crear Labryinthitis, un proyecto enfocado en grabar las tonalidades emitidas por el oído humano, trabajé con médicos especialistas en el oído, tales como otolaringólogos y también físicos. Lo que es común a todos es la necesidad de entender qué es lo que están haciendo, y cómo puedo llevar sus tópicos a una nueva dimensión y así crear una obra artística interesante acerca de ellos.
No quiero solo tomar el trabajo de científicos y exhibirlos en un espacio de arte, tengo la necesidad de llevarlo un paso más adelante. Creo que tenemos metas comunes, los artistas y científicos, para buscar lo desconocido. Pero lo que nos divide es que los científicos están buscando respuestas, y creo que los artistas no necesariamente tienen que hacer eso. Puede ser un misterio, queda en tus manos.
Te interesa el concepto de preservar (o archivar) los sonidos para las futuras generaciones?
Cuando grabé un iceberg desprendiéndose salpicando hacia un fiordo, logré grabarlo desde abajo del agua, y pude escuchar su característico sonido: Brrrmmm. Cuando pensé en lo que era ese sonido, me di cuenta que es un iceberg de 40.000 años que se está derritiendo. Entonces, sí existe un componente de preservar, ya que es algo que nunca más existirá. Brrrmmm… y ya no está. No me interesa el componente nostálgico, no voy a decir “Esto es una obra acerca de calentamiento global”. El hielo siempre se ha derretido, también se congela, pero también se derrite. Solo quiero escucharlo sin emitir un juicio.
Tu trabajo es intercultural, y sin barreras en ese sentido, ¿Cómo decides cuál tópico abordar, y cuáles son los tópicos que aún te gustaría explorar?
Creo que somos parte de una comunidad global. No somos unidades pequeñas, aunque los políticos intentan inventar que sí lo somos, que existen divisiones con los demás. Entonces lo que sucede aquí en Chile también me afecta. No quiero sonar ingenuo, pero me siento como ciudadano global, y no me siento particularmente danés. Por lo que mis tópicos son de interés universal, sabes… el estar vivo… y la vida y la muerte.