Influenza aviar en Chile: su origen e implicancias

En octubre del 2022, en Endémico web se lanzó un artículo llamado “Idas y venidas: sobre la migración de las aves”. En éste, se describió el movimiento estacional que realizan las aves desde el hemisferio norte hacia el hemisferio sur tanto de ida como de vuelta, y que cada año se repite, viajando algunas especies incluso hasta 25.000 kilómetros por temporada.
Gaviotas de Franklin, especie migratoria. ©Wingsfromsouth

En esta migración las aves no viajan solas. Muchas veces, en este tránsito, portan consigo organismos microscópicos como los virus, que son capaces de transmitir enfermedades a las poblaciones animales residentes con las cuales comparten una vez que llegan a sus sitios de descanso, como playas y humedales a lo largo de la costa.

Algunos virus de importancia que acompañan a las aves pertenecen a la familia Orthomyxoviridae, género Influenzavirus.  Se trata de los virus  que provocan la actualmente mediática influenza aviar (IA). La situación epidemiológica de esta enfermedad se ha diseminado a nivel mundial desde fines del año 2021 registrándose brotes durante todo el año 2022 en Canadá y Estados Unidos. Estos son los lugares de origen de las aves que migran hacia nuestro país y que, durante su traslado, diseminaron el virus en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia entre otros países que forman parte de las rutas geográficas de la migración.

Los dos últimos años y en particular la temporada 2022-2023, la virulencia del patógeno que provoca la IA, y con esto nos referimos a la capacidad inherente del virus de originar una enfermedad, lamentablemente trajo consigo una alta mortalidad en las aves que se infectaron. Tanto así, que el virus afectó incluso a otra clase del reino animal como son los mamíferos marinos.

Aves migratorias y residentes interactuando juntas. ©Wingsfromsouth

La influenza o gripe aviar, es una enfermedad muy contagiosa que afecta principalmente a las aves, pudiendo provocar su muerte. En general, las diversas cepas del virus pueden clasificarse en dos categorías en función de la gravedad de la enfermedad; cepas de baja patogenicidad (IABP) o de alta patogenicidad (IAAP). Algunas cepas pueden infectar a los humanos (zoonosis) y/o a otras especies de animales como se ha presentado en el brote que actualmente afecta a Chile desde diciembre de 2022. Así,la cepa actual es un virus de alta patogenicidad H5N1 (IAAP H5N1), donde la H y N se refieren a dos proteínas de superficie; Hemaglutinina y Neuroaminidasa, respectivamente y que conforman los diversos subtipos que tiene el virus.

Pelícano común, especie residente. © Nathan Dumlao

Es importante destacar que la IA se transmite por contacto directo mediante las heces y secreciones respiratorias de las aves que están enfermas o por contacto indirecto a través de los alimentos de las aves; agua, calzado o equipos que tomaron contacto con el virus. Sin embargo, al contrario de lo que se podría pensar, no se transmite por comer carne o huevos. La enfermedad en humanos es poco frecuente, pero puede ocurrir, por lo general luego de tener contacto cercano con aves infectadas. El 29 de marzo de 2023, se detectó el primer caso de IA (H5) en humanos en Chile. El Ministerio de Salud lo informó como un hallazgo y el tercero a nivel de la región de las Américas (el primer caso había sido notificado en los Estados Unidos y luego en Ecuador).

Piquero común, especie residente. ©Wingsfromsouth

Si nos remontamos a la historia de esta patología, la primera vez que ingresó la IA a Chile fue el año 2002, afectando principalmente a las aves productoras comerciales y no a las aves silvestres que actúan como huéspedes y reservorios naturales del virus. Sin embargo, es la primera vez que se observa que una cepa de IAAP afecta tan gravemente a las especies silvestres causando enfermedad y mortalidad, lo cual no se había registrado en la epidemiología de la enfermedad hasta ahora.

Las especies silvestres residentes que se han visto afectadas están principalmente asociadas a cursos de agua; aves acuáticas y costeras, registrándose en este brote a los pelícanos (Pelecanus thagus), guanay (Phalacrocorax bougainvillii) y piquero común (Sula variegata) como las más susceptibles. Si bien estas especies han sido las más afectadas, no debe olvidarse que el virus se transmite hacia otras especies de aves y, en este brote en particular, se ha trasmitido a otras especies de mamíferos como el lobo marino común (Otaria flavescens), chungungo (Lontra felina), marsopa espinosa (Phocoena spinipinnis) y pingüino de Humbolt (Spheniscus humboldti).

En todas las regiones de Chile, se han detectado casos de IA, pero no sólo se han infectado aves silvestres, sino que también aves domésticas y comerciales (postura y de carne), lo cual ha traído graves consecuencia para la industria avícola y la crianza de aves en formato familiar (aves de traspatios), ya que cuando se produce un brote, se deben sacrificar a todas las aves infectadas –incluso si éstas se ven aparentemente sanas– con la finalidad de contener la propagación de la enfermedad. 

Pingüino de Humbolt, especie residente. ©Wingsfromsouth
Lobo marino. ©Wingsfromsouth

La IA no sólo trae consecuencias mortales a las aves silvestres a las cuales afecta, sino que en el caso de las aves de traspatio y productoras comerciales además de provocar su sacrificio, en el caso que éstas no mueran a causa de la propia enfermedad, puede originar una disminución de los productos y subproductos como son la carne y los huevos, traduciéndose lo anterior en pérdidas económicas. En algunos casos, incluso se cierran  las empresas con la subsiguiente pérdida de empleos que esto conlleva. A esto, además se suma que como país miembro de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) tenemos el deber de cerrar nuestros mercados para exportación de productos y subproductos de aves ante la confirmación de un caso de IAAP y comenzar entonces, una estrategia de negociación para que los mercados puedan volver a recuperarse en el menor tiempo posible.

Las consecuencias, desde un punto de vista de la conservación de especies silvestres, se pueden apreciar cuando se registran y observan las muertes, por ejemplo, de especies emblemáticas de algunos humedales como los cisnes de cuello negro (Cygnus melancoryphus) y otras especies silvestres que son visiblemente evidenciadas por la comunidad cuando mueren. Esto magnifica aún más la percepción del brote de IA en el país. La muerte masiva de especies silvestres podría llevar a un desequilibrio ecológico que generaría la pérdida de parte de la biodiversidad en el ecosistema afectado. Si no se toman medidas de las carcasas de aves muertas, se favorece la diseminación hacia otras especies como, por ejemplo, los carroñeros que son infectados con el virus al comerse los cuerpos de las aves muertas. 

Gallinas aves de traspatios. ©Wingsfromsouth

Respecto de si las mascotas pueden infectarse con el virus de IAAP, la respuesta es sí, pero enmarcado en un ecosistema en el cual se haya detectado la enfermedad (H5N1) y las mascotas como perros o gatos hayan consumido aves infectadas.

Finalmente, es muy importante recalcar que, si observa o se encuentra con aves o mamíferos marinos muertos o enfermos, tiene que comunicarse de inmediato con la oficina local del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) más cercano para realizar la denuncia. Después de explicar un poco más sobre el contexto de esta enfermedad, como ciudadanos es responsabilidad de todos ayudar a detenerla. Cuide a sus mascotas, no las exponga a ellas ni se exponga a usted, y si se encuentra aves muertas ya sabe a quién debe denunciar.

Cisne cuello negro. ©Wingsfromsouth

Imagen de portada: Pelícano común, especie residente. ©Wingsfromsouth