Hongos del Archipiélago de Juan Fernández: por un fungiturismo respetuoso y más investigación de la funga local

En 2021 publiqué el artículo “Un acercamiento al reino fungi en la Isla Robinson Crusoe”, en el cual quedó registrado el hermoso relato de mis inicios en el fungiturismo en el Archipiélago Juan Fernández. En él relaté mi experiencia del primer tour que realicé, el cual definitivamente fue todo un éxito. A lo largo de estos años he logrado grandes avances y estoy muy feliz de volver a compartir esta gran aventura, y, así, potenciar la difusión de la importancia de los hongos. Sobre todo, me da alegría visibilizar el trabajo que hoy estoy realizando en la isla en relación a este mágico mundo.

Desde aquel primer tour de fungiturismo mi interés personal por explorar el reino fungi tomó más fuerza y ha sido fantástico lograr comprender lo fundamental que son los hongos para nuestra existencia y bienestar. Gracias a este reino es que se posibilitó la vida fuera del agua, además son los grandes descomponedores de la materia orgánica, pudiendo incluso descomponer plástico u otros materiales. Así, han diversificado sus capacidades, adaptándose a las nuevas necesidades de los entornos, sobreviviendo a extinciones masivas, y estando presente en todos los tipos de ecosistemas. 

Los hongos, además, nos benefician  con sus proteínas y nos ofrecen una gran oferta gastronómica.  Históricamente han estado presentes en nuestras mesas, ayudándonos a hacer el pan o la cerveza  y cada vez más se descubren sus múltiples beneficios para la salud. Ofrecen, también una diversidad de usos medicinales alternativos. Incluso, han demostrado su utilidad en la bioconstrucción. Todo esto parece completamente increíble en estos organismos que han estado presente en el planeta desde tiempos remotos. Desde los usos más ancestrales hasta las tecnologías más modernas, los hongos nos ofrecen sus múltiples beneficios tanto para nosotros, los humanos, como para la biodiversidad y los ecosistemas en los que habitan.

Expedición científica en los bosques endémicos del cordón Salsipuedes, Isla Robinson Crusoe.©Nicolás Escalona Chamorro

Funga del Archipiélago de Juan Fernández

El Archipiélago Juan Fernández es un ecosistema insular único, que presenta una biodiversidad endémica tan particular y frágil en medio del Océano Pacífico a más de 600 km del continente. Aquí, encontramos tasas de endemismo mayores a la de lugares como Galápagos y Hawai. Estar en este entorno me hace sentir tan afortunada, pero a la vez, muy responsable de contribuir a la conservación del lugar, y aún más si en la temporada de otoño invierno, la isla me sorprende con su gran diversidad de hongos de los cuales no sabemos casi nada. 

A través del micelio, los hongos se expanden debajo de estos bosques endémicos de la isla. Estos se encuentran asociados directamente con la flora endémica del lugar, con lumas (Nothomyrcia fernandeziana), pangues (Gunnera peltata), naranjillos (Fagara mayu), chontas (Juania australis), entre otras especies, con las cuáles los hongos generan una enorme simbiosis, entregando a los árboles endémicos humedad, al mismo tiempo que los hongos se benefician del alimento del que son incapaces de sintetizar por sí mismos. Además, el enorme micelio que se encuentra bajo los distintos sustratos, conectan a todas las plantas y árboles endémicos del bosque, traspasándose entre ellos constante información a través de la cual pueden incluso identificar si alguno de estos individuos necesita mayor apoyo y así entre todos le envían más energía, alimentos y humedad. De esta manera, el micelio contribuye al bienestar de estos bosques, los cuáles no existen en ningún otro lugar del mundo. 

Aquí, es posible encontrar hongos que ayudan a descomponer restos orgánicos de madera de especies exóticas consideradas invasoras, que dañan el bosque endémico, como el maqui y la zarzamora, abarcando territorio rápidamente y ahogando las especies endémicas, impidiendo el desarrollo favorable del bosque. Además, muchas especies son alimento para los insectos, los que a su vez tienen un rol ecosistémico muy importante también.

Diversidad de hongos en el bosque Rabanal, Isla Robinson Crusoe. ©Nicolás Escalona Chamorro

Mediante el fungiturismo, he logrado transmitir todo esto y mucho más a cada participante que queda fascinado con las maravillas del reino fungi. Los participantes pueden comprender y observar en persona la importancia de los hongos y su variedad de formas, colores y sustratos. Hoy en día ofrezco dos programas distintos, uno en sectores más cercanos al poblado donde abunda la Amanita muscaria, uno de los hongos más tóxicos en el mundo, llamando siempre la atención por el fuerte color rojo de su sombrero y sus escamas blancas características, el que ha sido utilizado en rituales por comunidades indígenas a lo largo del mundo y desde hace miles de años. La amanita es una especie introducida de la que se desconoce su origen, aunque se sabe que está asociada a las plantaciones de pinos y eucaliptos, insertados al territorio por los primeros colonos desde la Isla Robinson Crusoe. Se trata de un hongo que se ha observado en Juan Fernándes hace tan sólo 10 años aproximadamente, según comentan habitantes locales. Una de las hipótesis es que sus esporas hayan llegado de manera accidental a través de la carga transportada por el buque que nos abastece o que alguien haya traído algún esporoma de esta especie para consumo (ya que existen casos de personas en la isla que la han consumido) y que haya botado sus restos en el suelo. Lamentablemente la Amanita muscaria, provoca un efecto similar a los pinos en la flora, alterando las condiciones del suelo y evitando que especies endémicas puedan crecer en estos espacios. 

Otro habitante de los sectores más urbanizados es la callampa de pino (Suillus granulatus), la cual como su nombre lo dice, también está asociada a los pinos existentes en la isla, pero para fortuna de los habitantes, ha sido una fuente de alimento a lo largo de varias generaciones, beneficiando a la comunidad en los tiempos donde el barco que abastece a la isla no venía tan seguido. Así, la comunidad local las prepara salteadas como acompañamiento de fideos principalmente. Es muy fácil identificarla por sus características y en los programas de fungiturismo los participantes aprenden a realizar colectas sustentables para el consumo de esta última.  

Mycenas diminutas creciendo desde hoja de Chonta (Juania australis) en descomposición, la Chonta es la palmera endémica del archipiélago, considerada la más austral. ©Allison Olivares Mujica
Hongos creciendo desde Naranjillo (Fagara mayu) árbol endémico caído, identificados como Pholiota sp. ©Allison Olivares Mujica

El otro tour se realiza dentro del bosque endémico. Allí, es posible observar cómo benefician los hongos al ecosistema. Los participantes tienen la gran oportunidad de observar a través de lupas, microscopios y cámaras fotográficas hermosos cuerpos fructíferos como Cuphophyllum adonis, que crecen desde el suelo, presentando tonalidades violetas, rosas y moradas, con formas muy similares a las de unas gomitas dulces.  Esta especie la hemos podido observar en la Plazoleta El Yunque, al costado del sendero Tarimado, creciendo bajo ejemplares de Pangues (Gunnera peltata). Otra de las especies posibles de encontrar en el mismo sector, es el hongo identificado en las guías de campo Hongos de Chile de Fundación Fungi: Pholiota sp, de llamativos y hermosos cuerpos fructíferos que crecen en los troncos en descomposición de Naranjillo de Juan Fernández (Fagara mayu). Estos esporomas son de tonalidades naranjas fuertes con textura gelatinosa por fuera. Dentro del bosque endémico, las Mycenas nos sorprenden en madera en descomposición, en distintas tonalidades, amarillentas, blancas, rojas, rosadas, y algunas muy diminutas creciendo sobre hojas de Chonta (Juania australis) nuestra palmera endémica, así como también nos sorprenden enormes Ganodermas de distintos tamaños, con su particular apariencia y textura similar a la misma madera camuflándose de las miradas.

El interés de la comunidad local, ha sido fundamental para activar este nuevo nicho en la industria turística local, ya que es temporada baja cuando los cuerpos fructíferos se dejan ver. Sin duda ha sido uno de los panoramas favoritos de la comunidad en el invierno isleño. Si bien ha sido muy entretenido, también nació la necesidad de contribuir con estos conocimientos sobre la importancia que tienen los hongos en nuestro ecosistema, a su protección, es por eso que he estado presente entregando información a instituciones y organizaciones locales para comenzar a incluir a los hongos en la toma de decisión en proyectos ambientales locales, con el fin de lograr la conservación de la Funga local de la misma manera que con la Flora y la Fauna. Juan Fernández tiene un ecosistema rico en sus 3F.

Muestras de colecta científica de Cuphophyllus adonis recolectados en Plazoleta El Yunque, Isla Robinson Crusoe. ©Allison Olivares Mujica

Continúo estudiando constantemente para poder entregar la información más completa posible a través de los programas de fungiturismo, pero sin duda ha sido una gran dificultad lograr estos objetivos ya que no existe un estudio profundo sobre la diversidad micológica con la que cuenta el Archipiélago Juan Fernández. No existe una guía de campo que mencione cuáles son los hongos presentes en estas islas, por lo tanto ha sido todo un desafío. Sabemos que desde las necesidades surgen oportunidades, y obviamente me atreví a buscarlas, y gracias a esta decisión hoy me encuentro realizado un proyecto de investigación científica sobre la Funga del Archipiélago en colaboración con Fundación Fungi, quiénes me capacitaron y me han entregado constantemente todo el apoyo para lograr este gran desafío.

Desde esta temporada partí con las expediciones en distintos sectores del Parque Nacional Archipiélago Juan Fernández, realizando colectas científicas de los cuerpos fructíferos asociados al bosque endémico, gestión totalmente autorizada por la Corporación Nacional Forestal, que además, han sido parte activa, facilitando el acceso a lugares con invitaciones a sus terrenos planificados. En tan solo las siete primeras expediciones, que solo incluyeron cuatro sectores distintos, logré colectar alrededor de 30 hongos diferentes, lo cual comprueba la gran diversidad de la Funga local. Junto a Fundación Fungi sabemos que este proyecto es a largo plazo debido a lo grande que es el territorio, pero estamos esforzándonos para conseguir como resultado final la primera guía de campo de la Funga del Archipiélago Juan Fernández.

Actualmente, estamos en búsqueda de financiamiento para las expediciones de la próxima temporada otoño-invierno, quisiera aprovechar la instancia de agradecer enormemente al Laboratorio de Turismo Sustentable Duoc UC y a la profesora Lily Bustamente, que sin duda con las manos abiertas me han entregado todo el apoyo y su tiempo para ayudarme a potenciar este hermoso proyecto. Gracias Revista Endémico por visibilizar estos esfuerzos que recién comienzan.

©Tamas Kolossa

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Imagen de portada: ©Javier Virues Ortega