Guardianes de los bosques

En el bosque nos envolvemos en una marea de verdes: el verde esmeralda de las hojas, simétricas y brillantes; el verde musgo, verde pino, verde helecho, que hacen eco a las plantas de las cuáles provienen sus nombres; y el verde profundo, oscuro y cautivador, que cuenta una historia de los árboles y el tiempo. Es esta multitud de verdes que hace del bosque un mar.
Los bosques son fuentes de agua y almacenes de biodiversidad que nos enseñan sobre la democratización de recursos. © Johan P Guizada

El bosque mismo nos cuenta historias: sobre el espacio, las estaciones, los sucesos climáticos, y las personas que lo cuidan. Las guarda para contarlas por medio de formas silenciosas, como sus anillos, sus hojas, y hasta las mismas conexiones entre los árboles. Es así como la vida está en el vibrante estado de convertirse, siempre, en algo más. No sólo crecer, ser más grande, sino mejorar conexiones, encontrar nuevas formas de vida, evolucionar. Podemos escuchar y aprender de las historias que el bosque nos cuenta.

Los bosques son fuentes de agua y almacenes de biodiversidad que nos enseñan sobre la democratización de recursos: dejar espacio para otros mientras se nutre de la red de vida. En la visión occidental, se desarticulan historias ancestrales al darles un valor únicamente de utilidad y monetario. Un bosque denso y rico puede ser tanto un centro de conflicto y competencia donde se pelea por recursos una y otra vez, como una muestra de resiliencia y consonancia donde hay beneficio mutuo. Hay una sabiduría necesaria en el vínculo de tomar y recibir en el bosque, con todos sus acuerdos silenciosos, que nos transmite una generosidad extraordinaria.

En lo profundo

Dentro de la ecología profunda existe una dualidad de espiritualidad y ciencia. Este concepto viene de una ecofilosofía en la cuál el ser humano cambia su relación con la naturaleza. El sentipensar hacia un valor de utilidad es cambiado a un valor inherente por el simple hecho de ser. No somos una disociación de la naturaleza, somos parte de ella y por lo mismo tenemos una conexión profunda.

Aunque este concepto de ecología profunda fue presentado en 1972 por el filósofo noruego Arne Naess, los pueblos indígenas lo llevan practicando desde mucho antes. La dualidad de espiritualidad y ciencia se ve unida cuándo se practica la reverencia, una forma profunda de admiración. Entre más afinidad sentimos por nuestro entorno, más nos sentimos conmovidos por protegerlo. Los saberes ancestrales e historias sobre los bosques, de las personas que viven en ellos, envuelven una cosmovisión que requiere restaurar, proteger y respetar (Madsen, 2016). 

“Aunque este concepto de ecología profunda fue presentado en 1972 por el filósofo noruego Arne Naess, los pueblos indígenas lo llevan practicando desde mucho antes”

La cultura del bosque se sostiene sobre un principio de unidad y diversidad. Sin unidad, existiría conflicto y competencia. Sin diversidad, existiría una monopolización. El balance del bosque depende de más de un sólo árbol o una sola especie. El micelio de los hongos, los nidos de las aves y sus depredadores, los musgos, todo se centra en un punto de energía. Alrededor de este foco de energía–el árbol–se forma una red, y en esa red se forman ciclos. 

Lugares sagrados

En el bosque seco Chiquitano en Bolivia vive la Nación indígena de Lomerío, pueblo Monkoxi que tiene una conexión con el bosque tanto de lugar sagrado como en su vivir. Hay lugares que son historias construidas, crónicas entrelazadas, que se habitan tal como una casa. Este es uno de ellos.

Ellos han vivido en y de este bosque por generaciones. Aún cuándo el tiempo pasa distinto para el bosque, porque vivimos a diferentes velocidades, se ha convertido en un lugar de recursos, pero también de admiración y respeto. El pueblo Monkoxi lleva una responsabilidad de reverenciar, nutrir la naturaleza para trabajar juntos y honrar conexiones. 

Aún dentro del mismo bosque hay lugares que invocan mayor misticismo. La laguna “Las Conchas” y su bosque es considerado como lugar sagrado en la cultura Monkoxi. Formado por un ecosistema con una composición de biodiversidad que cuenta con aves, reptiles, peces, anfibios y mamíferos. En él, se encuentran los Jichis, que en la cosmovisión Monkoxi son considerados los guardianes de la naturaleza y del bosque. Está el Jichi del agua (Nixhi Tux), el Jichi de las piedras (Nixhi Kanx), el Jichi de los cerros (Nixhi Yirityux), el Jichi del monte (Nixhi Niunx) y el Jichi de los animales (Nixhi Numukianka). Tienen un guardián para cada uno de los recursos que cuidan y reciben del bosque. 

La laguna “Las Conchas” y su bosque es considerado como lugar sagrado en la cultura Monkoxi. © Mari Isabel Garcia

Los jóvenes Monkoxi cargan con el papel de rescatar la cosmovisión del bosque; este territorio forma parte de su identidad. Sin embargo, la complejidad de la cultura moderna, que involucra una migración a zonas urbanas en búsqueda de oportunidades de educación y trabajo, pone en riesgo esta conexión. Los jóvenes indígenas son llamados a rescatar y restaurar este vínculo, desenterrando los valores ancestrales sobre el cuidado del bosque.

Reconstituyendo

Parte de la lucha indígena es la autonomía por el cuidado del bosque a través del acta territorial. No todos tenemos la misma capacidad para el cuidado de los bosques. Pero, ¿quiénes sí? La gente que los habita. Las personas que han vivido de ellos,  nutriéndose mutuamente, formando una simbiosis con el bosque. Los pueblos ancestrales siempre serán los mejores. Ellos conocen el bosque: las especies que viven en él, sus fuentes de agua, los espacios místicos y sagrados. 

Las tasas de deforestación son significativamente más bajas dónde los pueblos indígenas están a cargo. Y la mayor promesa está en los territorios dónde ellos tienen los títulos legales sobre la tierra. Bolivia ha mostrado un gran avance, siendo que la tasa de deforestación es 2.8 veces menor en tierras indígenas (FAO & FILAC, 2021). 

La crisis ambiental se ha vuelto un llamado para que los jóvenes indígenas se consoliden con las narrativas biocéntricas. © Eliana Peña

El pueblo Monkoxi de Lomerío fue de los primeros en Bolivia en lograr la titulación de su territorio en el 2006. Debido a esto, ahora posee legalmente la propiedad de sus bosques, gestionando 256,000 hectáreas de manera sustentable. Esta ha sido un gran avance para la comunidad y el bosque; van juntos, uno dependiendo del otro, democratizando sus recursos (Flores Gonzales, 2018).

La crisis ambiental se ha vuelto un llamado para que los jóvenes indígenas se consoliden con las narrativas biocéntricas. Ellos son los que pueden llevar este territorio autónomo hacia posibles futuros, con la libertad de autosustentarse y vivir en este territorio. El conocimiento ancestral sobre la flora y fauna, sus usos, plagas y enfermedades, el clima y el suelo, contribuyen a un excelente manejo del bosque, así como su restauración y monitoreo. Y esto es transmitido de generación en generación.

La ecología profunda encarna la reverencia y el respeto que se le tiene a los espacios que cohabitamos. No somos seres separados del bosque. Cuando reconocemos nuestro lugar en la complejidad de la naturaleza, cuando captamos la multiplicidad y sutileza de la vida, combinamos el sentir de grandeza y humildad para darnos cuenta que formamos parte de una narrativa tanto ecológica como espiritual.

La comunidad Monkoxi nos muestra la unión de sustento y espíritu habitando un mismo espacio. El bosque nos cuenta una historia, y ellos una sobre su bosque.

La ecología profunda encarna la reverencia y el respeto que se le tiene a los espacios que cohabitamos. © Mari Isabel Garcia

Agradecimiento

Este artículo fue hecho en colaboración con National Geographic Explorer, Markus Martínez Burman.

Las imágenes incluidas en este artículo se realizaron por jóvenes Monkoxi de la Nación Indígena de Lomerío durante el proyecto Fotovoz Reconexión Monkoxi. Este proyecto dio soporte y guía a 8 jóvenes Monkoxi para co-crear sus historias mediante la fotografía y por este medio apoyar en su reconexión con sus saberes ancestrales y su territorio. Fotovoz Reconexión Monkoxi fue parte del proyecto INDIS.org y apoyado por el fondo de Exploradores de la Sociedad de National Geographic, la Universidad de East Anglia de Inglaterra, la Universidad NUR de Bolivia, GIZ y la Central Indígena de Comunidades Originarias de Lomerío. Puedes ver más fotografías e historias del territorio Monkoxi en el Fotolibro Reconexión Monkoxi.

Referencias

Inturias, M., Rodriguez Fernandez, I., Martinez Burman, M. & Wershoven, J., eds. (2021) Fotovoz: Reconexión Monkoxi. Editorial NUR, Bolivia. ISBN 978-99974-394-3-7

FAO & FILAC. (2021). Forest governance by indigenous and tribal peoples. An opportunity for climate action in Latin America and the Caribbean. Santiago. FAO. https://doi.org/10.4060/cb2953en

Flores Gonzales, E. (2018). Sueños de libertad: Proceso autonómico de la Nación Monkoxi de Lomerío. Bolivia: CICOL & CEJIS.

García, M. (2021) Conversation: On what nature can teach us about creativity. Disponible en: https://thecreativeindependent.com/people/writer-and-forester-peter-wohlleben-on-what-nature-can-teach-us-about-creativity/

Madsen, P. (2016). Deep Ecology. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/topic/deep-ecology
Shiva, V. (2019) Vandana Shiva: Everything I Need to Know I Learned in the Forest. Disponible en: https://www.yesmagazine.org/issue/nature/2019/05/03/vandana-shiva-seed-saving-forest-biodiversity