Es ampliamente usado para matar “malezas” o “hierbas dañinas”, especialmente de plantas perennes y gramíneas. Este componente fue sintetizado por primera vez en los años 50, pero no fue hasta 1970 que John E. Franz –un químico de Monsanto– descubrió su poder como herbicida y lo comenzaron a comercializar bajo el nombre de Roundup. Producto que fue vendido bajo la etiqueta: “seguro para los humanos”. El fundamento utilizado por Monsanto de esta afirmación es que el glifosato mata las plantas interrumpiendo la vía del shikimato, lo que no tiene ningún efecto en los humanos porque dicha vía no está presente en los mamíferos. No obstante, lo que Monsanto obvió fue que muchas bacterias de nuestro intestino sí presentan esta estructura y que como ha sido estudiado y comprobado, nuestra salud general depende directamente de nuestra salud intestinal (Robinson, 2020).
Por otro lado, tampoco se puede perder de vista que el control de malezas con herbicidas de amplio espectro, como el glifosato, no produce solo el exterminio de las plantas no deseadas, sino también acaba con las flores y, por lo tanto, genera escasez de alimentos para los insectos beneficiosos que se nutren de flores y hierbas silvestres. Otros estudios demuestran que, al igual que en los humanos, el uso de este químico actúa sobre la microbiota intestinal de lombrices y de otros seres como las abejas (Mej, 2018) .
En un comienzo, el mayor uso de este herbicida era para “limpiar” los terrenos antes de la plantación de un monocultivo o para eliminar algún cultivo no deseado, debido a que mata toda planta que encuentra a su paso. Y es dada esta característica, que este herbicida no era efectivo cuando los cultivos de interés económico ya se habían establecido, debido a que, al ser aplicado también acaba con lo que se está produciendo. Presento aquí, la jugada de ajedrez perfecta de Monsanto: la creación de los transgénicos como soya RR (Roundup Ready). Esta semilla está diseñada genéticamente para no ser afectada por el glifosato. A estas también se sumaron otras como la caña de azúcar, el maíz, la alfalfa, algodón y canola, dentro de las más conocidas. De este modo, los agricultores podrían aplicar el glifosato en sus campos para matar las “malas hierbas” o “malezas”, sin el inconveniente de eliminar sus propios cultivos. Fueron, así, años venideros que impulsaron el uso de este producto de forma brutal.
Hacia el año 2000, la patente de Monsanto para la exclusividad de Roundup expiró y en ese momento comenzaron a aparecer una serie de herbicidas con diferentes nombres, pero que en su componente activo se encontraba el glifosato. Entre ellos Aquaneat (53,8 %), Aquamaster (53,5 %), Rodeo (51,2 %), Genesis Extra II (41 % + surfactante), Razor Pro (41 %), Buccaneer, etc. Se suma a ello, que es la sustancia activa de más de 750 productos diferentes que se usan en la agricultura. Así el glifosato se convirtió en el herbicida más utilizado en todo el mundo que trae hasta el día de hoy millonarios retornos financieros.
Por años se ha defendido su carácter de inocuo frente al ecosistema y la salud humana, se defendió fuertemente la idea de que el glifosato no generaba resistencia y que los transgénicos venían a colaborar en la producción. No obstante, los primeros informes de Delaware (EE. UU.) llegaron a los titulares de todo el mundo en el 2000. Se observó que las malezas del género Conyza ya no se podían controlar con glifosato. Para el 2012, las malezas resistentes a los herbicidas ya se habían propagado en 25 millones de hectáreas de tierras cultivables en Estados Unidos. Ahora hay 53 especies de malezas que han desarrollado resistencia al glifosato, entre las cuales está el amaranto en los cultivos de algodón y de soja. Situación similar que ocurre con los transgénicos que vinieron a prometer un menor uso de herbicidas, pero que por estadísticas concretas se ha demostrado que generaron el efecto adverso. Mundialmente, el uso de este herbicida ha aumentado de manera exponencial. Según cifras publicadas en el Atlas de los pesticidas (2023), Bayer con su glifosato encabeza la lista de los pesticidas más vendidos a nivel mundial con USD 841.000.000 en el año 2018. En todo el mundo, el uso total de glifosato aumentó más de 15 veces tras la introducción de transgénicos a nivel mundial.
El herbicida en la salud humana
El asunto es que todo indica que este producto está contaminado por intereses económicos y políticos que transgreden nuestros derechos humanos y la salud ecosistémica. De acuerdo a datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (Conacyt), el potencial genotóxico del herbicida puede provocar en el ser humano, el desarrollo de cáncer de distintos tipos como leucemia, melanoma, mieloma múltiple, linfoma no Hodgkin, próstata, tiroides, colon, pulmón, recto, páncreas, riñón y vejiga. Y en el año 2015, el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer (CIIC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluyó que el glifosato es una sustancia probablemente cancerígena. En el siguiente enlace, se pueden ver una serie de estudios científicos que han demostrado sus efectos dañinos para nuestra salud y muchos de ellos se encuentran disponibles en la 5ta edición (2020) de la Antología toxicológica del glifosato que incluye poco más de mil evidencias científicas. leer aquí.
Sumado a lo anterior, otros hallazgos han informado encontrar glifosato en fluidos de leche materna y sangre, y es posible precursor de anencefalia. Se ha demostrado su presencia en alimentos hechos a base de maíz, en agua potable, vinos, cervezas, e incluso en productos de higiene personal (gasas, compresas, vendas) elaborados con algodón genéticamente modificado. Se encuentra presente en estructuras de frutas, hortalizas y verduras, pero también en carne de res, pollo, puerco e incluso pescado.
“En 2023, la comisión Interamericana de Derechos Humanos recibió evidencia de las violaciones a derechos humanos en América Latina por el uso de glifosato y otros pesticidas. Esto debido a que según la FAO (Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en 2020, el 51% de los agrotóxicos usados en el mundo se aplican en esta región”.
Existen algunos casos emblemáticos como por ejemplo el de la comunidad El Mentidero en Autlán, Jalisco, México, donde se analizó la orina de 93 niñas y niños de preescolar y primaria y 53 de secundaria; 100 por ciento de las niñas y niños tuvieron rastros de herbicidas en su orina. Asimismo, se dio a conocer que luego de utilizar glifosato en comunidades agrícolas, se reportan cambios en los perfiles de morbilidad, mortalidad y un incremento en los casos de cánceres. Asimismo, una elevada tasa de desórdenes reproductivos (abortos espontáneos y anomalidades congénitas).
En 2023, la comisión Interamericana de Derechos Humanos recibió evidencia de las violaciones a derechos humanos en América Latina por el uso de glifosato y otros pesticidas. Esto debido a que según la FAO (Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en 2020, el 51% de los agrotóxicos usados en el mundo se aplican en esta región. Durante la audiencia se conoció evidencia científica concluyente que muestra que la exposición al glifosato y otros pesticidas causa graves impactos en la salud reproductiva, incluyendo trastornos de fertilidad, abortos involuntarios, nacimiento de niños y niñas con bajo peso, riesgo de parto prematuro, etcétera.
En Colombia, este herbicida fue el más utilizado en el marco del Programa de Erradicación de Cultivos Ilícitos (PECIG). En los 23 años que duró este programa (1992 a 2015) se presentaron más de 1.852 informes de muertes de niños y niñas, intoxicaciones en personas, daños a cultivos alimenticios, destrucción de praderas naturales, enfermedades y muertes de animales. Uno de los casos más emblemáticos es el de Yaneth Valderrama, una mujer que perdió su embarazo, enfermó y murió, luego de que aplicaran glifosato sobre su casa en una vereda del departamento de Coquetá.
Las denuncias que se han acumulado a través de los años han superado las 100 mil tan solo en Estados Unidos. Son miles de millones de dólares los que Bayer y otras empresas tienen destinados a cubrirlas. Prefieren pagar multas de millones de dólares, porque todo lo que van a generar es mucho más que eso. Es algo parecido a lo que hicieron las tabacaleras: esconder el mayor tiempo posible que el cigarrillo es nocivo. Una vez que se descubre, pagan una demanda que representa solo una pequeña cantidad de sus ganancias.
Respecto a la regulación internacional
La aprobación de pesticidas en la UE se lleva a cabo a través de un proceso supervisado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). En UE, los propios fabricantes de pesticidas entregan informes y estudios científicos que brindan la información necesaria para llevar adelante las determinaciones de riesgo sanitario y ambiental. Luego, la EFSA encarga a diferentes Estados miembros —designados como “ponentes”— que revisen estas carpetas. Los ponentes preparan luego un proyecto de informe de evaluación en relación con los riesgos para los humanos y el medioambiente, y la EFSA hace una revisión por pares junto con los Estados miembros. Si este proceso concluye que no hay que temer efectos inaceptables para el medioambiente y la salud humana, la autoridad otorga su aprobación. La aprobación de un ingrediente activo se otorga durante un tiempo determinado que no excede los diez años. Para una renovación es necesario incluir nueva información para el proceso de la toma de decisión.
Sin duda el glifosato es un caso especial. A pesar de que los estudios independientes recomendaban no permitir su uso, dada todas las evidencias de su daño en la salud de cuerpos y territorios, el herbicida glifosato volvió a aprobarse en la UE en el 2017. Las diferencias en las evaluaciones se explican principalmente porque la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) utilizó estudios independientes para la evaluación, mientras que las autoridades regulatorias nacionales recurrieron a estudios de los fabricantes.
Las pautas de la EFSA son un poco sesgadas debido a que se enfocan en la evaluación del impacto de los ingredientes activos en relación con las especies indicadoras de aves, mamíferos, abejas melíferas, abejas silvestres o lombrices. Las organizaciones ecologistas y de sociedad civil exigen que también se tengan en cuenta los impactos sobre los hongos, los anfibios, los murciélagos, los reptiles y las plantas silvestres. Otro punto importante a considerar es que el análisis se hace sobre el impacto de un ingrediente activo único, no así sobre los efectos que tienen estos al ser mezclados con otros componentes. Los efectos de estas mezclas sobre el medioambiente siguen siendo en gran medida desconocidos, aunque hay cada vez más pruebas de que estos son más fuertes que los efectos de las sustancias individuales.
“Las diferencias en las evaluaciones se explican principalmente porque la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) utilizó estudios independientes para la evaluación, mientras que las autoridades regulatorias nacionales recurrieron a estudios de los fabricantes”.
Si bien el panorama mundial es desalentador, no se puede desconocer la existencia de esfuerzos por parte de algunos países como Austria, Francia, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y Alemania, que han implantado prohibiciones parciales, prohibiendo su uso en determinadas zonas o en los hogares.
Lamentablemente América Latina y Chile en particular, aún no han dado luces de controlar su uso. Queda esperar que una vez que sea prohibido en la Unión Europea, se actúe rápido y no demoren años en deshacerse de sus excedentes en Latinoamérica. En el caso específico de Chile, algún paso se dió con la regulación implantada por el SAG el año 2022 donde se prohibió el uso del glifosato asociado al compuesto tallowamina, un coformulante en la absorción del glifosato de alta toxicidad que ya había sido prohibido en la UE en el 2016.
El rol de los consumidores
Es muy complejo determinar qué productos hortofrutícolas y cereales han crecido en suelos tratados con el uso de este producto, como ingeniera agrónoma, me atrevo a decir que prácticamente no existen tierras destinadas a la agricultura convencional, que sean libres de este herbicida. Sin embargo, la mayor alerta debe estar hacia los transgénicos que, además de su naturaleza, es evidente que han sido rociados con este producto.
No obstante, como consumidores siempre algo podemos hacer. La mayor recomendación siempre será que si tienen la posibilidad de producir aunque sea una parte de sus alimentos en casa, lo hagan. Y que si la opción es comprar en el mercado, sea de productos provenientes de prácticas agroecológicas, donde además de asegurarse de no contar con ningún tipo de químico, estos serán productos de elevada calidad nutricional y de baja huella ambiental.
El uso del glifosato responde a la línea del hipercapitalismo y del hipercultivo, lo cual resulta complicado de erradicar si no se hace un cambio profundo de mentalidad. No basta con encontrar herbicidas de reemplazo que sean menos dañinos, lo que se necesita realmente es cambiar el modelo completo.
La verdadera inversión para la agricultura debe estar destinada a la educación que permita formar a responsables sobre políticas y normativas del agro, a agricultores y consumidores, en prácticas de producción y consumo sustentadas en principios agroecológicos que aseguren la permanencia y salud de los ecosistemas presentes y de generaciones futuras. Es urgente trascender de la “Economía de la explotación” a la “Economía del cuidado”.
Por último, es fundamental tener presente que en esta mágica red de la vida está todo conectado, y que la riqueza de la biodiversidad de los bosques, de los campos, de las aguas, del suelo, de los alimentos y de todo lo que nos rodea, está directamente relacionada con la salud de nuestros cuerpos.
Bibliografía:
Atlas de los pesticidas. Hechos y cifras sobre químicos tóxicos en nuestra agricultura. (2023). Fundación Heinrich Böll, Berlín (Alemania), Amigos de la Tierra (España), PAN Europa, Bruselas (Bélgica).
Expediente científico sobre el glifosato y los cultivos GM. (S.F). Gobierno de México, CONACYT. Recuperado de: https://conahcyt.mx/wp-content/uploads/documentos/glifosato/Dossier_formato_glifosato.pdf
Mej, G. (2018). “El glifosato afecta la microbiota de las abejas”. Laboratorio de la genómica ambiental, Facultad de ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México. https://genomica.fciencias.unam.mx/2018/10/04/el-glifosato-afecta-la-microbiota-de-las-abejas/
Robin, M. (2008). El mundo según Monsanto: De la dioxina a los OGM: una multinacional que les desea lo mejor(2008). Barcelona: ediciones península. Extracto: El mundo según Monsanto
Robinson, C. (2020). “Se ha demostrado que el glifosato altera el microbioma intestinal por inhibición de la vía del shikimato. Boletín #845 de la RALLT”. Revista Biodiversidad. https://www.biodiversidadla.org/Documentos/Se-ha-demostrado-que-el-glifosato-altera-el-microbioma-intestinal-por-inhibicion-de-la-via-del-shikimato.-Boletin-845-de-la-RALLT
Imagen de portada: ©Tina Xinia