Frente al desastre climático y ecológico que enfrentamos en la actualidad, cabe preguntarse sobre las posibilidades de acción que mantienen las prácticas creativas. ¿Cómo pueden, las disciplinas que funcionan como canales de reflexión y de producción a la vez, ser un aporte en una crisis que es tanto ecológica como cultural?
Quisiera extender estas preguntas hacia un marco más amplio, entendiendo la producción, la necesidad de producir, como un elemento central en la sociedad capitalista actual en relación a sus altos niveles de consumo. Pues, la crisis climática y ecológica es también una crisis del modelo económico y de producción. Y no se trata de evaluar la actividad productiva en sí misma, sino más bien de observar ciertos comportamientos que la sociedad ha adquirido, moldeada por un acelerado ritmo de producción. Conductas que, entre otras cosas, han ido alejando al ser humano de la naturaleza como referente, o, en palabras del filósofo y teórico cultural Byung-Chul Han, de la “referencia al mundo que las cosas debieran tener”[1]. Así, se ha generado una suerte de dislocación de las necesidades humanas, cada vez más distanciadas de los ritmos biológicos.
Efecto del fenómeno de bioluminiscencia en un paisaje nocturno de playa © Creative Commons.
La (des)aparición de lo ritual
En “La desaparición de los rituales”[2], Byung-Chul Han desarrolla un sentido de lo ritual que tiene que ver, entre otras cosas, con lo que denomina “la experiencia de la durabilidad”[3], esto es, una acción prolongada en el tiempo durante la cual el individuo pasa a segundo plano, para trascender hacia la conexión con su entorno, hacia un estado de contemplación. La práctica ritual, sostiene Han, genera y transmite comunidad, una alianza colectiva. En su propuesta, el filósofo desarrolla la idea de que en estos tiempos (de un profundo narcisismo, consumismo exacerbado y experiencias inmediatas no trascendentales), tal sentido de lo ritual ha desaparecido. O, dicho de otro modo, que la sociedad definida por rituales o actos simbólicos ya no calza con el modelo social, económico y cultural de las sociedades actuales, en las cuales tendemos a un estado de encapsulamiento.
Se trata de objetos que ofrecen una experiencia prolongada en el tiempo, la cual funciona en base a la voluntad del ser humano de “olvidarse de sí mismo” para conectarse con el otro; un acto ritual de desprendimiento.
En el presente texto, quisiera formular una (brevísima) lectura sobre la última propuesta del dúo berlinés As a Ceremony, a partir de la noción de lo ritual de Han en mente. Un intento de narrar el vínculo entre la disposición contemplativa del ser humano y el mundo que lo rodea: la posibilidad de un cambio de la voluntad individual frente a una crisis colectiva.
Fundado en el año 2018 por Antonia Insunza y Alessia Pegorin, el colectivo de “diseño y espacios de luz” As a Ceremony, trabaja en base a la idea del diseño como un medio para explorar cuestiones de carácter socio-políticas, desde una conciencia de un contexto vivo y de la responsabilidad medioambiental. Así, han puesto a prueba la capacidad del diseño como medio de comunicación y de reflexión, al proponer su práctica como un proceso generador de preguntas críticas que buscan interrumpir la dinámica actual entre el ser humano y su entorno, aquella distancia entre las cosas y sus referentes en el mundo.
Antonia Insunza y Alessia Pegorin, fundadoras de «As a Ceremony» © AAC
Tal como se desprende de su nombre, As a Ceremony trabaja con una noción ritualista de la producción y del trabajo: “Abandonamos automatismos y volvemos a la ceremonia que es la vida”[4]. Ritual o ceremonia que, regresando a las palabras de Han, “posibilitan no solo un bello trato entre personas, sino también un pulcro y respetuoso manejo de las cosas. En el marco ritual las cosas no se consumen ni se gastan, sino que se usan”[5]. AAC contempla un cierto tiempo, una estructura y una razón de ser en su práctica (una actividad “consciente”, si se quiere), la cual se contrapone a la producción de objetos seriales a gran escala. La misma diferencia que existe hoy entre los conceptos de fast-food y slow-food: una práctica de diseño lento, concebido como un proceso creativo que no comienza ni se acaba en el diseño y creación de un objeto, sino que en un ejercicio que es, por definición, filosófico: plantear interrogantes y situarlas en nuestro entorno natural y social. El diseño de un objeto es parte de aquella búsqueda, su medio de comunicación; y la luz es su elemento.
Re-descubrir la bioluminiscencia
El último trabajo de AAC, titulado We Are Not In This Alone (2020), manifiesta (literalmente) la conciencia de pertenecer a un contexto de vida mucho mayor que la humana, el ser parte de una biodiversidad. We Are Not… comienza con una investigación que cuestiona la posibilidad de fuentes de luz realmente sustentables. Si la mejor luz, es la luz del sol (en términos de cantidad, consumo y reproducción del color), ¿porqué seguir mirando solo la tecnología humana buscando una supuesta sustentabilidad de la luz? ¿Cuáles son las otras formas de emisión de luz natural en el mundo?
A partir de estas inquietudes, trasladaron su búsqueda hacia el escenario natural, desembocando rápidamente en los ecosistemas submarinos. En los océanos re-descubrieron la bioluminiscencia presente en algunos organismos vivos (como peces, hongos o insectos), como una fuente lumínica 100% natural y sustentable. Fue así como llegaron a un alga unicelular llamada Pyrocystis Fusiformis, de la familia de los Dinoflagelates. Es un alga que, como todo el reino vegetal, vive de luz, agua y Co2, y mientras en el día absorbe la luz, de noche, gracias al movimiento del mar, se activa y emite luz. Es decir que sin movimiento no se iluminan. Es, además, un microorganismo que tiene un reloj circadiano, nunca brilla si no es de noche, independiente de la oscuridad del día. Decidieron entonces, utilizar esta alga como referente en su búsqueda de fuente lumínica sustentable, en la cual el tiempo se convirtió en un eje central, pues no hay luz sin movimiento, ni movimiento sin tiempo.
Con la lámpara de tiempo escultural el colectivo buscó recuperar fuentes de luz sustentables a partir de organismos bioluminiscentes. ©AAC
Así, construyeron, en sus propias palabras, “una lámpara de tiempo escultural” que se ilumina mediante microorganismos bioluminiscentes que viven en los océanos: un recipiente de vidrio con agua de mar que contiene esta alga diminuta. En dicho objeto, intentaron plasmar todos los fenómenos necesarios para su supervivencia, acentuando el profundo vínculo que existe entre el tiempo, la naturaleza, el movimiento y la luz. Al igual que el Pyrocystis Fusiformis, para que la lámpara emita luz, debe ser manipulada de noche manualmente por el humano, generando el movimiento necesario para que las algas se activen.
Con We Are Not In This Alone, AAC interrumpe la programación automática del ser humano, para resetearlo. En primer lugar, le permite experimentar una luz de fuente natural y realmente sustentable, la cual no lo ilumina realmente, o al menos no con el nivel de luminosidad al cual nos hemos acostumbrado en la actualidad. Una segunda adaptación tiene que ver con la temporalidad o la durabilidad de las cosas: We Are Not… obliga al usuario a condicionarse a un ritmo fijo y lento determinado por el reloj biológico del alga y no a su propio pulso. Esto lo convierte en un objeto que ofrece una experiencia prolongada en el tiempo, la cual funciona en base a la voluntad del ser humano de “olvidarse de sí mismo” para conectarse con el otro. Este acto de des-encapsulación no es otra cosa que una práctica simbólica, el proceso que Han ha descrito como un acto ritual de desprendimiento.
El colectivo artístico trabaja un tiempo, estructura y una razón de ser en su práctica que se contrapone a la producción de objetos seriales a gran escala. ©AAC
Poéticas de la luz
La provocación última de AAC está en la base de su producto: si su ritmo es pausado y la luz tenue, quiere decir que la lámpara está funcionando correctamente. El poder de We Are Not… es lograr la subordinación humana frente a un microorganismo del reino vegetal, consiguiendo que se aleje, por un momento, de su programación social actual. La poesía de la lámpara de tiempo, por su parte, transforma esta dinámica en una experiencia simbólica, en un ejercicio ritual sostenido y consciente de trascendencia del yo.
Si bien con We Are Not In This Alone, AAC no pretende cambiar el curso de la crisis ecológica y climática, sí consigue, al proponer como principio el trabajo colaborativo inter-especie, un impacto narrativo en torno a la disposición del ser humano con su entorno.
En plena era de la información rápida, del consumo de experiencias desechables, de la búsqueda de satisfacción inmediata, resulta reconfortante volver al origen, a la capacidad contemplativa; al ejercicio filosófico de estar en el tiempo, de relacionarse con la naturaleza para encontrarnos en tanto que individuos y colectivos. Tal como lo señala Han, “Estas coordenadas del mundo, que rigen eternamente y se reflejan en las cosas, otorgan al habitar humano la «lentitud y constancia con la que crece el árbol»”[6]. We Are Not In This Alone nos acerca al mundo como referente. Nos sitúa en la misma escenografía submarina donde se crearon las primeras células de vida hace unos 3.000 millones de años, y nos baja de la vorágine de nuestros tiempos para recordarnos que sólo somos una parte de un enorme engranaje.
Detalle de bioluminiscencia en microorganismos submarinos. © AAC
Sobre la Autora
Daniela Hermosilla Zúñiga (Santiago de Chile, 1983) es Doctora en Historia del Arte y artista visual. Co-fundadora del colectivo Greta Rusttt (2013- presente), desde donde desarrolla diferentes proyectos curatoriales, artísticos y editoriales. Es también, junto al artista Jan Vormann, co-directora de la revista ,coma (2020-presente), publicación de artista que parte de la noción de las ediciones impresas como lugar de encuentro colectivo. Es investigadora asociada en el grupo de investigación Arte, Globalización, Interculturalidad (AGI) de la facultad de Historia del Arte de la Universidad de Barcelona. Ha publicado diversos artículos en revistas científicas y de divulgación en Barcelona, Berlín, Liubliana, Santiago de Chile, entre otros, y ha ofrecido diversas ponencias académicas en Barcelona, París y Valdivia. Vive y trabaja entre Berlín y Valdivia.
[1] HAN, BYUNG-CHUL. La desaparición de los rituales. Una topología del presente. Editorial Herder, Barcelona: 2020. Pág. 16
[2] HAN, BYUNG-CHUL. Vom Verschwinden der Rituale. Eine Topologie der Gegenwart. Ullstein Verlag, Berlín: 2019 (Primera edición).
[3] HAN, BYUNG-CHUL. Op. Cit. Pág. 12
[4] As a Ceremony, Manifesto. Berlín: 2018
[5] HAN, BYUNG-CHUL. Op. Cit. Pág. 14
[6] HAN, BYUNG-CHUL. El aroma del tiempo. Un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse. Editorial Herder, Barcelona: 2015. Pág. 106
Imagen de portada: Detalle de We Are Not alone, la obra más reciente del colectivo, una investigación que cuestiona la posibilidad de fuentes de luz realmente sustentables. ©AAC