“El mar hecho bolsa”: la gran propuesta de teatro ambiental de Rodaje Callejero

Michael Cáceres, director de la compañía “Rodaje Callejero”, conversó con Endémico web sobre su nuevo montaje enfocado en la contaminación de los plásticos en el mar. Se trata de “El mar hecho bolsa”, una obra que se narra con marionetas elaboradas de plástico, máscaras y botellas transformadas en personajes y una gran banda en vivo […]

Michael Cáceres, director de la compañía “Rodaje Callejero”, conversó con Endémico web sobre su nuevo montaje enfocado en la contaminación de los plásticos en el mar. Se trata de “El mar hecho bolsa”, una obra que se narra con marionetas elaboradas de plástico, máscaras y botellas transformadas en personajes y una gran banda en vivo que acompaña a un elenco de actrices y actores. Hoy, con 7 años de trayectoria en la calle y el cuerpo, “Rodaje Callejero” se prepara para un nuevo estreno este 18 de diciembre (ver recuadro al final para reservas). Sobre sus inicios, motivaciones y desafíos de esta forma de teatro en Chile y cómo lograron sacar adelante una nueva obra a pesar de todos los obstáculos, nos cuenta su director en esta entrevista.

Evidenciar la enorme cantidad de basura diaria que se generaba en el barrio donde vivían, motivó a los integrantes de “Rodaje Callejero” a crear una obra de teatro que hablara sobre el plástico en el mar. © Azlim Vega.

Endémico web: ¿Cómo surge la compañía Rodaje Callejero?

Michael Cáceres: Rodaje Callejero nace el 2013, en la escuela de Teatro del Instituto Profesional Los Leones, en Santiago de Chile. En ese entonces un grupo de estudiantes decide hacer una obra de teatro que sea en la calle. Tenían la ambición de montar la divina comedia de Dante Alighieri. Luego de un par de reuniones, crearon el logo de rodaje callejero, un campesino que lleva grandes historias por el pueblo. Y otro colega trajo el nombre “Rodaje Callejero”. Como yo tenía un poco más de experiencia como actor me convertí en director de Rodaje Callejero. Los proyectos auto gestionados de teatro son muy lánguidos en los procesos de investigación. Por eso, con el tiempo el grupo se disolvió y finalmente estrenamos otro montaje callejero llamado “Yungay una historia para contar”, en 2014, 2015, 2016. Se trataba de una comedia que habla sobre unos abuelos que se quieren escapar de un asilo para vivir su vida. Con tres años de trayectoria itineramos por centros culturales, anfiteatros, plazas, zócalos. Y entonces nos preguntamos ¿Queremos hacer teatro callejero? Y buscamos un nuevo elenco de actores y actrices profesionales para investigar en un nuevo montaje con códigos y estética del teatro de callejero. Hoy Rodaje Callejero tiene 10 integrantes que van desde músicos, actores, actrices, artistas de circo. En diciembre  cumpliremos 7 años de historia.

¿Cómo director de la compañía, qué te llevó a realizar estas obras de teatro fuera de los circuitos tradicionales, a usar como escenario la calle y tener como principal herramienta de trabajo los objetos reciclados?

Desde comienzos de la universidad trabajé en la calle. Pagué mi carrera de actuación trabajando en semáforos, haciendo lo que aprendía en la escuela, desde malabares, pantomima clásica, marionetas, clown. Todo esos lenguajes se juntan en la calle y la gente lo agradece muchísimo. Admiro mucho a los artistas callejeros que luchan por tener un lugar. Desde los 18 años que la calle es para mí un escenario muy cercano. El teatro de sala, en cambio, es muy hermético, no he visto obras donde la gente realmente se pare y se vaya del teatro si no le gusta la obra, el espectador entra a la sala, se sienta en su butaca y se genera un silencio hasta que la obra termina.

Nuestra decisión de salir a las calles va por tener un contacto directo con el transeúnte, romper lo cotidiano. No es tarea sencilla intervenir y sacar a la gente de su teléfono celular, para que te pongan atención por 5 minutos. En la calle se generan códigos que se repiten en muchas partes del mundo, desde la pareja que sale a trotar, el abuelito, el perro callejero, la pareja pelando, el borrachito en la esquina, etc. La calle está llena se símbolos y significados, puedes intervenir un espacio abandonado y aquello es una acción política, ya que le das vida a un espacio que nadie nunca se fijó, la gente tiene la libertad de opinar, y si les gusta te lo harán saber, y si no les gusta seguirán su camino.

Elegimos también el escenario de la calle, ya que transita gente que no acostumbra ir al teatro, o al cine, o consumir cultura. En la calle todo puede pasar, no tienes la comodidad de la electricidad, o una butaca. El teatro callejero es directo, el actor o actriz tiene que estar presente con todos sus sentidos, ocupar su cuerpo como herramienta de expresión para ser escuchado.

El teatro callejero permite lograr una cercanía y empatía con el espectador que el teatro tradicional, con butacas y silencioso no logra, dice Michael Cáceres. © Azlim Vega

¿Cómo se insertan ustedes en la tradición del teatro callejero de Chile?

Desde la década del 80’ y  90’ en adelante hay una historia muy rica del teatro callejero chileno. Grandes compañías como La Patogallina, La Patriótico Interesante, Teatro Mendicantes, El Gran Circo Teatro, Teatro del Silencio y muchas más que dejaron una excelente metodología de trabajo y pasión como hacedores y trabajadores del teatro callejero.

Es por eso que desde joven el escenario de la calle ha sido muy interesante de abordar para nosotros, siempre con los límites de ser una compañía joven e independiente. Es un gran desafío mantenerse por años y perdurar con un equipo que tenga las mismas convicciones y sueños. No cambiaria jamás el escenario de la calle, ahí uno conoce gente maravillosa, desde el borracho que pide limosnas, el caballero que vende mercadería para llevar un sustento a su casa, o grandes artistas de calle que trabajan día a día para pagar sus necesidades básicas. Elegimos la calle para llegar a muchas más audiencias y alcanzar un sector donde la cultura no llega usualmente: una plaza, un anfiteatro, ferias, zócalos.

¿Cómo fue el proceso de crear el montaje “El mar hecho bolsa”?

“El mar hecho bolsa” es nuestro quinto montaje y es una obra estacionaria callejera que habla sobre la contaminación de plásticos del mar. La obra se creó el año 2019 con Francisca Cortez Yañez, artista visual, integrante de rodaje callejero. Nos preguntamos, ¿qué le queremos dejar a las futuras generaciones?

Nos dimos cuenta que donde vivimos, en la comuna de la Florida, las calles estaban llenas de basura, cotillón por año nuevo, botellas de plásticos, bolsas, latas, cigarros, juguetes. Por eso decidimos reciclar y hacernos cargo de esos elementos, y uniendo herramientas de pintura con acrílicos, técnicas de marionetas que aprendí en la escuela de teatro, hicimos las primeras marionetas de bolsas de plástico. Luego Francisca pintó y decoró para resaltar los colores. En el teatro puedes encontrar muchas metodologías, y una de esas es el teatro de objetos donde con elementos como una cuchara, una lata de cerveza, una guitarra, o una lavadora vieja puedes enchularlas y darle vida. Así reutilizamos algo que de otro modo hubiese terminado en el mar, o en un vertedero. Y le dejamos al público infantil y adulto un potente mensaje de reciclaje.

Existe una importante tradición de teatro callejero en Chile, impulsada por compañías como La Patogallina, Teatro del Silencio, entre otros, quienes inspiraron a Rodaje Callejero a seguir adelante con este tipo de expresión artística. © Azlim Vega

¿Qué significa para ustedes el concepto de “educación ambiental”? ¿Cómo fueron generando un diálogo entre la educación por el cuidado del medio ambiente y la práctica artística?

Como compañía de Teatro callejero entendemos por educación ambiental un proceso que permite visibilizar  las problemáticas ambientales. Hace más de 30 años el planeta viene acumulando mil millones de objetos de plástico y su impacto ya es evidente en las islas de plástico del océano Pacífico e incluso en el fondo de los océanos. Ssegún un estudio de Greenpeace, el aumento del nivel de basura generado por cada persona en Chile es de 456 kilogramos aproximado, quedando entre los países más contaminantes de Sudamérica.

Frente a esto sentimos necesario promover instancias de concientización, que apliquen metodologías participativas en busca de sensibilizar a la comunidad en torno al reciclaje y la reutilización del plástico, dado el enorme daño que causa en nuestro ecosistema compuesto por: flora, fauna y humanidad. Como dice Ramón Griffero “Lo bonito del teatro es que nombra lo que no existe y, cuando lo nombra, lo hace aparecer”.

En sus 7 años de trayectoria, ¿cuáles han sido los principales obstáculos y desafíos a los que se han visto enfrentados?

En Chile está la creencia – ignorante – que el artista es flojo, o no investiga. La gente suele criticar mucho, pero no sabe el trabajo que hay detrás de las compañías independientes. Desde la producción ejecutiva para vender una obra, hasta la confección de escenografía, encontrar espacios acorde a las necesidades del espectáculo, e innovar para ofrecer un gran espectáculo al transeúnte. Detrás del escenario, hay gente que estudia años para llegar donde están, desde diseñadores teatrales, actores y actrices, directores de escena, dramaturgos, iluminadores, tramoyas, músicos. En ese sentido, el mayor obstáculo que hemos enfrentado ha sido trabajar desde la autogestión. Todos los proyectos los hemos levantado con fiestas, rifas, hasta créditos en el banco para poder presentar algo de calidad. Mantener a un equipo de hacedores y creadores sin un sueldo estable genera inestabilidad y necesidades. Obviamente cada cual está en Rodaje Callejero por el amor que generamos con el grupo humano, las ganas de crecer día a día como artista y profesionalizar cada elemento que ocupamos para narrar. Pero a veces es una utopía mantener un grupo grande, y ese es el gran obstáculo de ser artista en Chile.

Los artistas tenemos una sensibilidad al momento de crear y tratamos de proyectar esas emociones, nuestro cuerpo es nuestra mayor herramienta. Y creo que no solo va también en educar a niños y jóvenes sobre la problemática medio ambiental, sino también darles a saber que la cultura es importante en todo momento.

Nuestro mayor objetivo siempre ha sido llevar el teatro donde la gente no tiene acceso. Llegar a cada rincón de Chile, para que el espectador pueda tener un momento divertido. El teatro es una fiesta, es comunidad. Nuestros ideales y filosofía siguen más fuertes que nunca en esta pandemia.

Marionetas de plástico, también máscaras y personajes hechos con botellas plásticas son algunas de las herramientas que esta compañía usa en “El mar hecho bolsa” para hacer coniencia ambiental desde el contenido y la forma estética escogida para narrar. © Azlim Vega

¿Cómo ha sido la recepción de tus obras – y del mensaje que buscas transmitir – en el público del teatro callejero?

“El mar hecho bolsa” lo estrenamos en el Festival de Innovación Social de la Reina, y los niños y niñas. Les encantó. Está llena de estímulos para los niños desde la música, la comedia con personajes, que son los antagonistas, que vienen a contaminar el planeta. Ellos reaccionan cuando ven que estos seres extraños con máscaras plásticas vienen a contaminar el ecosistema. Se lanzan al escenario a recoger las bolsas y dicen: ¡Esta muy mal!

El público, que son de todas las edades, nos agradecen el tema que presentamos y nos dicen que es mucho más atractivo ver una obra de teatro con relación al medio ambiente que una charla, o un video. También los adultos vuelven a ser niños. El teatro tiene esa magia, que es un momento único e irrepetible.

El teatro es un lenguaje universal y todos pueden ser parte de ese viaje. En “El mar hecho bolsa”, hay 5 cuadros de 6 minutos cada uno. El segundo narra la historia de “Eusebio” un abuelo de 78 años que tienen que limpiar la basura que botan todos en la calle. Él recuerda cómo han cambiado los tiempos y se pone a jugar con las figuras de plástico para armar dinosaurios, soldaditos, perros. Por eso la tercera edad también es parte de esta obra, y así no solo generamos conciencia ambiental con los pequeños, también con los grandes. El arte siempre será una gran herramienta para transformar a nuestra sociedad.

© Azlim Vega

AGENDA

El Mar hecho bolsa

Compañía “Rodaje Callejero”

Duración: 30 minutos

Para todo público

Fecha: 18 de diciembre 2020  en la Corporación Cultural Cebra en la comuna de Huechuraba. Se transmitirá online a través de las redes de Rodaje Callejero. Reserva tu entrada aquí

Puedes ver el Trailer aquí