Nacido en Venezuela en 1953, llegó a Inglaterra a la edad de 6 años. Stephan fue uno de los más destacados educadores y filósofos ecológicos de la historia reciente. Se doctoró en Ecología en la Universidad de Oxford, desde donde condujo proyectos de investigación en Zimbabue, Costa Rica y Venezuela. Desde ahí fue invitado a ser parte del grupo de científicos, artistas, filósofos y activistas que fundaron el pionero Schumacher College, en Devon, Reino Unido. Ahí lideró por casi treinta años la Maestría en Ciencias y Ecología de Sistemas, que combina estudios de filosofía de la ciencia, ecología profunda, complejidad y caos, climatología, biología y teoría Gaia.
Una de las primeras personas invitadas a enseñar en el Schumacher College fue el afamado científico de la NASA y futurólogo britanico James Lovelock, que junto con la bióloga estadounidense Lynn Margulis co-creo la teoría de Gaia. Stephan trabajó muy de cerca con Lovelock, específicamente en avanzar el entendimiento científico de la Tierra como un superorganismo con la capacidad de mantener homeostasis o autorregular sus variables ambientales, tales como concentración de gases atmosféricos, temperatura planetaria, estado redox, ciclos del agua y nutrientes, entre varias otras variables.
Como erudito y respetado ecólogo, Stephan ayudó a profundizar y consolidar el “Mundo de las Margaritas”; un modelo matemático de Lovelock que emula la interdependencia entre el mundo orgánico e inorgánico; el «acoplamiento cercano» entre la vida y el ambiente, desde donde surge la autorregulación a escala planetaria como propiedad emergente resultante de la selección natural convencional. De esta manera, ayudó a establecer que los trillones de interacciones biogeoquímicas entre los millones de especies que habitan la tierra, tales como hongos, árboles, pumas, abejas, entre otros, y los sistemas inorgánicos como lo son el agua, el dióxido de carbono, cocolitóforos, etc., son esenciales para generar las condiciones idóneas para la evolución de la vida en la Tierra.
Stephan ayudó a posicionar el concepto de la “Tierra viviente” en múltiples campos a través de múltiples conversaciones y aplicaciones como la de Deep Time Walk. Junto al reconocido matemático y biólogo Britanico-Canadiense Brian Goodwin, fueron pioneros en una nueva forma radical de hacer ciencia, en la que se reconoce el rol del científico(a) como participante en el proceso de observación y conocimiento de los fenómenos, y en la comprensión de las dinámicas que están detrás de la vida. En sus propias palabras:
“Debemos aprender a sentir que Gaia está viva –un grandioso y misterioso, ser vivo. Comprender que Gaia posee propósito y que la evolución tiene sentido. Que la vida no solo existe debido al proceso de selección natural, sino que más bien hay algo profundamente teleológico acerca de ella, que la vida en la Tierra tiene significado y propósito […] podríamos decir que la Tierra en su totalidad es una gran conciencia. No está afuera de nosotros; más bien nosotros estamos adentro” (Chevalier, S. 2018.3 para).
Uno de los aportes más importantes de Stephan fue desafiar a la ciencia convencional y su reduccionismo Cartesiano. Para él la naturaleza es mucho más que variables y números, competencia y adaptación, carbono nitrógeno y oxígeno. En su trabajo se releva la naturaleza sistémica, relacional e inteligente de la vida en todos sus componentes, tanto vivos como no vivos, y se evidencia la ineficacia del enfoque clásico mecanicista para entender no sólo a la naturaleza, sino a la naturaleza humana. La ciencia no tiene por qué alejarnos de lo esencial, sino todo lo contrario. Por ello en su trabajo se mezclan disciplinas como el misticismo con la teoría de sistemas, la sabiduría indígena y la biología evolutiva. Para Stephan el rol de la existencia humana es la evolución de la conciencia, a través de cultivar una relación más intuitiva con la Tierra como un ser vivo, inteligente y con alma. Stephan llevó la idea de Gaia más allá de la descripción original de un planeta autorregulador, contando la historia de Gaia como “Tierra Animada”, un todo vivo, reclamando así la idea medieval de Anima Mundi o alma de la Tierra (Tierra animada). Sin embargo, durante su larga y brillante trayectoria Stephan se desenvolvió consistentemente como científico naturalista, con el objetivo de expandir en lugar de contradecir la ciencia, para así crear «un puente entre la ciencia y el alma».
Cabe notar que la ciencia tradicional ha sido muy reacia a explorar ámbitos externos a la naturaleza puramente material, en parte escapando a un pasado en donde las religiones dictaminaban qué era verdad. En ese esfuerzo, el purismo materialista nos ha dejado la noción de una ciencia árida, impersonal, ajena al misterio inefable de la vida, y que deja fuera de su campo aspectos fundamentales de la vida, como las emociones, lo trascendente, lo no racional. Al respecto, Stephan fue un científico valiente al vencer estos tabúes e intentar conversar con otros sistemas de creencias no científicos.
Destaca el aporte de Stephan en la síntesis entre el campo de la ecología profunda y la ciencia Gaiana (hoy llamada ciencias del sistema Tierra): el famoso fenomenólogo, escritor estadounidense David Abram lo describe como «uno de los educadores más brillantes». Su trabajo abrió el campo de la ecología, y su vida ha sido una fuente de inspiración a destacados científicos, filósofos, biólogos, diseñadores y nuevas generaciones de ecologistas e investigadoras. Entre los muchos homenajes que ha recibido, Christiana Figueres, una de las arquitectas del Acuerdo Climático de París, le agradeció por «la ventana cognitiva que se abrió en mi cerebro y en mi corazón gracias a ti». Stephan, si nos enseño algo fue a enamorarnos de Gaia, a combinar lo mejor de nuestra ciencia y sabiduría ancestral al servicio de la vida. Hoy, su legado florece alrededor del mundo y su amor por la Tierra, se esparce como las flores en el desierto florido, deslumbrante, colorido y conmoviendo los corazones.
A Stephan le sobreviven su esposa Julia Ponsonby, su hijo Oscar y su hija Victoria.
Referencias
Erlwein, A., 2022. OBITUARIO La nueva ecología de James Lovelock: Teoría Gaia y su radical visión científica de la Tierra y la vida. Ladera Sur. https://laderasur.com/articulo/obituario-i-la-nueva-ecologia-de-james-lovelock-teoria-gaia-y-su-radical-vision-cientifica-de-la-tierra-y-la-vida/
Erlwein, A., 2021. Palabras a Maturana: devolver la mirada hacia la vida y el amor. Endemico. https://endemico.org/una-carta-a-maturana-para-devolver-la-mirada-hacia-la-vida-y-el-amor/
Viveros, F., 2023. Que el rey de Inglaterra inaugure la COP28 es una burla. Opendemocracy.net
https://www.opendemocracy.net/es/oureconomy/cop28-rey-carlos-iii-terrateniente-corona-britanica-conferencia-clima-dubai/
Viveros, F., 2024. The Mountain’s Blood. The Dark Mountain Project.
https://dark-mountain.net/the-mountains-blood/
Imagen de Portada: ©Sam Chevallier