Desde que tiene memoria, Daniela Garreton siempre ha estado muy ligada al arte y el mar. Estudió en un colegio Waldorf en que se motivaba mucho a los niños a expresarse a través de la creatividad. Luego, en la universidad cursó la carrera de diseño, donde conoció a su actual pareja, quien compartía su pasión por el mar. Al finalizar la carrera, él se fue a estudiar a Alemania, por lo que el año 2006 Daniela decidió hacer sus maletas y partir a la universidad de arte en Hamburgo. Tras estudiar en Alemania, ambos decidieron mudarse a la ciudad de San Sebastián, en el País Vasco, donde ahora viven juntos.
Los primeros meses Daniela no tenía permiso de trabajo, así que empezó a dibujar como pasatiempos. Por casualidad, se enteró de un concurso en The Food Network de recetas navideñas ilustradas, donde participó con una receta de “Pan de pascua”. Grande fue la sorpresa de la joven ilustradora al, entre más de 900, ganar el primer lugar. El premio de 1.000 dólares le permitió armar un buen arsenal de lápices y colores. Luego construyó un pequeño estudio en casa y comenzó a pintar marineros como si no hubiera mañana.
A los pocos meses Daniela realizó su primera muestra en una pequeña galería de la ciudad. Por casualidad la vio el museólogo del Aquarium, uno de los mas importantes museos de Europa, quien luego contactó a Daniela para ofrecerle la galería del renombrado museo para hacer una exposición.
Tras seis meses de intenso trabajo, en febrero de 2012 inauguró su primera exposición llamada “ALAMAR”, su entrada oficial en el mundo del arte. Conversamos con Daniela, quien nos contó detalles de su obra, la influencia del mar en su trabajo y la importancia del vínculo entre arte y conservación.
¿Cómo influyen Chile y el País Vasco en tu obra?
Chile es mi tierra natal, ademas de un país con una costa que parece interminable. Tengo mis primeros recuerdo en la playa de Horcón con mi hermana pequeña y mi madre, recolectando conchitas, jugando en el mar y esa sensación de libertad de estar en el agua. Mi madre era muy amiga de un pescador al que recuerdo con mucho cariño, el Juanulo, con sus cejas negras y su piel curtida por el sol, nos llevaba a pescar en su bote y nos contaba historias fantásticas del océano. Me acuerdo también de mis viajes a Chiloé y cuando escuché por primera vez la historia de La Pincoya, quedé obsesionada, una mujer reinando las profundidades del mar, controlando la abundancia de la pesca, ayudando a los náufragos, era una criatura fantástica.
Cuando me vine a vivir al País Vasco fue imbuirme de cabeza en la cultura marítima, aquí se respira la sal, es un pueblo que vive en torno al mar y han sido grandes navegantes. Elkano fue el primer marinero en dar la vuelta al mundo. Los vascos jamas invadieron otras tierras, pero en el mar eran los más grandes. Aquí en Donosti fue donde uní mis dos pasiones, el arte y el mar. Mi mayor influencia ha sido sin duda el océano, ya sea Pacífico o Atlántico o cualquier otro. Al fin y al cabo todos los océanos son uno.
El mar y un imaginario de marineros, gaviotas, peces y puertos, se encuentran presentes en casi toda tu obra, ¿cuál es el motivo? ¿Es solo un estilo o tiene algún significado más profundo para ti?
Creo que en el arte, si uno sólo se queda en el estilo, el resultado puede ser visualmente agradable, pero es difícil que genere un sentimiento en el espectador. Es importante que exista una coherencia, un vínculo emocional entre la inspiración y el resultado final. El mar me apasiona, además de ser un elemento fundamental en mi vida, es algo que vivo y experimento a diario. El mar es el origen de la vida y a través de mi arte busco generar esa sensación, esa conciencia de respetar y proteger el mar.
El marinero en particular representa el arquetipo del viaje del héroe; es ese personaje que se aventura en lo desconocido, enfrentando las distintas pruebas a las que lo somete su travesía, que se ha hecho más sabio y más digno de admiración tras regresar a puerto luego de vencer sus miedos. Mis marineros suelen encarnar en su imagen el rastro de sus aventuras: evidencian el paso del tiempo en sus barbas, sus rostros ajados curtidos por el sol y la sal, capaces de leer a la mar con solo una mirada.
¿Cuál es tu relación con el mar? ¿Por qué escogiste el mar como fuente de inspiración?
Desde el comienzo de la vida, flotando en el liquido amniótico, tenemos una relación muy atávica con el agua. Para mí, el mar es una terapia, estar a merced de sus olas te obliga a estar en el presente, en armonía con un océano que conecta todo el planeta. Es algo muy ancestral, el “reflejo de inmersión”, algo que compartimos todos los mamíferos y que es casi mágico.
Las respuestas fisiológicas unas vez que nos sumergimos son impresionantes, el organismo se adapta para permanecer más tiempo bajo el agua con distintos mecanismos, por ejemplo disminuyendo el ritmo cardíaco, ¡lo mínimo que se ha registrado practicando apnea han sido 14 o 15 latidos por minuto! No creo que haya escogido conscientemente el mar como fuente de inspiración, creo que la inspiración no se escoge, es algo que se siente, una fuerza muchas veces inexplicable.
¿Quiénes son tus referentes en Chile y el extranjero?
De Chile me gusta mucho el trabajo de Catalina Bu y de España dos ilustradoras muy intensas, Carla Fuentes y Maria Herreros.
¿Cómo lidias con el tiempo en internet que destinas a difundir tu arte, tu obra y tu vida misma?
Es complicado el tema de redes, se puede perder mucho tiempo. Todavía no tengo un método muy organizado o un ritmo. Posteo cuando tengo tiempo, pero no soy demasiado activa. Casi no posteo de mi vida, trato de mantenerlo enfocado en mi trabajo, no creo que a la gente le interese ver la fuente de cereales que desayuné. Alguna foto de mi playa o mi perrito sí, porque son parte importante de mi proceso creativo. De las redes dedico mas tiempo a compartir en instagram, creo que es la mejor plataforma para dar a conocer el trabajo visual.
Pareciera que a muchos ilustradores y artistas en general se les va el tiempo en publicar lo que hacen…
Es verdad, todos hemos caído en eso, en esperar el like, la aprobación. Pero también la gente se alegra cuando uno comparte el proceso, sobre todo el camino previo antes del resultado final. A mí me encanta cuando artistas que sigo postean su proceso, ver la evolución, que lápices usan, como van aplicando el color. Después cuando uno ve la foto super perfectita del resultado final que parece fácil uno esta consciente que detrás de eso hay horas de trabajo, de prueba y error, de pinceles sucios, de dudas. Lo hace más cercano. Sin embargo, en lo personal me cuesta mucho hacer stories para el instagram mientras estoy trabajando, me saca absolutamente del momentum. Pero a veces me acuerdo y lo hago igual.
Actualmente se habla mucho sobre el impacto humano en el mar, ¿está alguno de tus trabajos ligado a la conservación de los océanos o sus especies?
Absolutamente. La conservation marina es un tema que me apasiona y el objetivo de mi arte es crear conciencia sobre el estado de nuestros mares. Llevo años colaborando con la ONG Oceana en distintos proyectos, el ultimo fue un mural en Los Angeles para la campaña Stop Overfishing que hicieron con Panthalassa, una plataforma creativa enfocada en el océano con la que colaboro. También colaboré con la campaña Stop Sucking de la fundación Lonely Whale con el diseño de un póster para desalentar el uso de pajitas plásticas que se puede bajar gratis e imprimir para ponerlo en tu oficina, restaurante o donde quieras. Además, participé en la cinta Sea Legend, un corto sobre una criatura mística que filmamos con Panthalassa en el País Vasco y que cada vez que lo veo se me ponen los pelos de punta.
Hice la imagen para www.cleancoffeeproject.org para prohibir el uso de cápsulas de café. Ahora ultimo diseñé la campaña anti plástico para Plastic Free NOOSA en Australia. Y voy a seguir involucrándome en todas las iniciativas que pueda. Todos mis trabajos para ONG marítimas las hago 100% pro bono. Al final el mayor beneficio es saber que estoy contribuyendo con mi aporte a cuidar del planeta.
¿Consideras que los artistas pueden tener un rol en políticas, sean ambientales o de otra índole?
Claro que sí. Ese es uno de los roles del artista, usar el lenguaje universal del arte para sacudir el status quo. El arte es el mejor mensajero, es transversal, puedes apelar de manera emocional a la gente para hacerla participe de los problemas sociales y ambientales.