Cuando no podemos confiar en la tierra que pisamos

Damos por sentado que la tierra es inamovible, firme, estable, sólida. Pero esa creencia no es más que un relato que nos repetimos a nosotros mismos. La tierra está viva, completamente viva, y puede agitarse de un segundo a otro en algunas latitudes, como la nuestra.

Este miércoles 4 de noviembre a las 18 horas, por las plataformas del Museo de la Solidaridad Salvador Allende, el colectivo de arte chileno Agencia de Borde lanzará su nueva publicación “¿Y si no podemos confiar en el suelo bajo nuestros pies?”, una investigación multiautoral acerca de la incertidumbre y cómo se expresa en distintos territorios y experiencias. Conversamos con ellos para entender cómo han enfrentado las problemáticas que desafían a nuestro entorno natural y cómo la mirada autoral del colectivo logra interpretar el arte como herramienta de sobrevivencia.

Damos por sentado que la tierra es inamovible, firme, estable, sólida. Pero esa creencia no es más que un relato que nos repetimos a nosotros mismos. La tierra está viva, completamente viva, y puede agitarse de un segundo a otro en algunas latitudes, como la nuestra.

Es ahí cuando aparecen los cuestionamientos acerca del territorio que habitamos. Espacios y paisajes que asumimos como estables pero que históricamente han sido vulnerados y fragmentados, perpetuandose una inestabilidad bajo nuestros pies que muchas veces desconocemos; los territorios se transforman en esta era del capitaloceno y de la profunda crisis que atraviesa el planeta, generando hoy todo tipo de incertidumbres: climática, social y, la más inesperada, de salud.

El colectivo de arte chileno Agencia de Borde -conformado por Rosario Montero, Paula Salas y Sebastián Melo- explora esta problemática a través de su proyecto “Campos Minados”, que investiga, como su nombre, los campos minados enterrados hace más de 40 años, en Huaitiquina, región de Antofagasta, en las alturas del desierto de Atacama en la frontera con Argentina.  

“Las minas antipersonales enterradas en zonas fronterizas y de paso, son capaces de volverse en contra, no sólo de un supuesto enemigo, sino de sus propios habitantes. El paisaje – aparentemente vacío – se activa, cobra una agencia propia capaz de volverse contra sus propios habitantes. En este sentido, entendimos que el efecto del campo minado era sembrar incertidumbre. La posibilidad de encontrarse con una mina antipersonal instala una lógica de disuasión al generar la probabilidad de que el suelo explote bajo tus pies”, comentan los tres integrantes de Agencia de Borde.  

De esta experiencia se plantearon las preguntas: ¿Cómo podemos abordar la incertidumbre más que como una antítesis de la falta de control, como una fuente de otras experiencias posibles del territorio? Y ¿Qué pasaría si el desafío de la crisis climática fuese más que construir nuevas certezas sobre el territorio, sino utilizar la duda para develar el carácter imaginario del territorio? Como respuesta a estas interrogantes derivadas de esta idea de paisaje-arma, surge el libro del colectivo Agencia de Borde ¿Y si no se puede confiar en el suelo bajo tus pies?, que aborda la idea de incertidumbre, de cómo ésta se expresa en distintos paisajes o territorios y las maneras posibles de habitarla a través de la práctica artística.

La publicación surgió a partir de la invitación que les hizo el Kunstfort Museum en Ámsterdam, Holanda, que les permitió exhibir y llevar esta investigación a un territorio que, aunque diferente, también era una expresión de un paisaje-arma. “Kunstfort fue un territorio creado para que se inundara en caso de invasiones. Para ello, construyeron entre 1880 y 1920, el Anillo de Defensa de Ámsterdam, un canal de más de 135 km que pensaban ellos los defendería de invasiones terrestres. Sin embargo, las invasiones comenzaron a venir por el aire”, señala el colectivo.

Para el desarrollo del libro, plantearon la misma pregunta-título ¿Y si no se puede confiar en el suelo bajo tus pies? a tres autores, quienes compartieron su mirada respecto a la inestabilidad del territorio de manera más personal. Theo Reeves-Evison, investigador de Birmingham School of Art, indaga sobre ecología financiera desde la perspectiva de las tecnologías digitales en Caminando sobre números; Weronika Zielinska, artista y autora del proyecto Upominki con sede en Rotterdam, relata sus incertidumbres de infancia en convivencia con ruinas y bombas de la II Guerra Mundial en su relato 5 de octubre de 2019, Rotterdam, Países Bajos; y Catalina Valdés, historiadora de arte chilena, explora los límites corporales de la ciencia en el estudio de los terremotos en Chile en su texto En caso de emergencia, anote.

Al respecto, los integrantes de Agencia de Borde señala que “el libro busca involucrarse con la transformación que ocurre en aquellas dimensiones que considerábamos más allá de lo que la acción humana – como el clima, el espacio exterior, o el cuerpo y su información genética – y que de manera creciente nos damos cuenta que comienzan a estar en el terreno de la incertidumbre”.

Observar el paradigma de la incertidumbre

El valor de la tierra se pone en duda en el análisis de Theo Reeves-Evison Caminando sobre números, uno de los textos que presenta la publicación ¿Y si no se puede confiar en el suelo bajo tus pies?. Bajo el paraguas del capitaloceno – época actual donde se considera que la acción humana siempre está atravesada por relaciones políticas y económicas de poder y desigualdades en el contexto del capitalismo global[1]-, nos habla de la neoliberalización de la conservación y de la financiarización de la naturaleza: el medio ambiente natural tratado como capital activo en la economía.

El autor indica que “un ecosistema podía convertirse en un stock de ‘créditos de biodiversidad´, desvinculado de las particularidades de su ubicación o historia. Tal conversión puso en marcha un proceso de abstracción que separa las ecologías de su especificidad biofísica, convirtiendo así la tierra en un líquido que puede fluir de un lugar a otro, a menudo acompañado de fugas”. Así es como los proyectos verdes despojan la compleja historia que se ha entrelazado entre ese espacio, los asentamientos humanos y otras especies; se convierten en meros generadores de servicios como productor de carbono o suministro de recurso hídrico, que pueden fragmentarse al antojo para ofrecerlos en transacción en el mercado global.

Weronika Zielinska-Klein, en su relato 5 de octubre de 2019, Rotterdam, Países Bajos ofrece un recorrido personal entrañable e inesperado por su infancia en territorio polaco, acechada por los vestigios que dejó -y sigue dejando- la II Guerra Mundial. Relata memorias de su infancia donde se encontraron bombas que continuaban activas, y su relación con ese territorio que forja identidades y culturas, que no deja de sorprender.

Por último, En caso de emergencia, anote es el nombre del texto de Catalina Valdés que invita a reflexionar sobre los movimientos inesperados que tiene la tierra; su fuerza telúrica, su fuerza volcánica. La autora pone en cuestionamiento nuestra percepción de la tierra como un elemento inmóvil que cambia radicalmente con unos segundos de temblor o terremoto y propone un viaje por la historia telúrica de Chile.

En este sentido, la autora rescata el legado de los primeros registros de movimientos telúricos que hubo en el país, escritos en forma de crónica por el astrónomo estadounidense James Melville Gilliss en el siglo XIX. “El ruido profundo y rugiente vino combinado con un estremecimiento breve y rápido del lecho, un temblor vibrante de los muros y un crujido del techo que no dejó dudas respecto a que perturbaba mi profundo sueño matinal. Tomé el reloj que colgaba a la cabecera y salté al suelo mientras la tierra se agitaba excesivamente, con rápidos latidos que llegaban a todo lo que estaba en contacto con ella y comunicando gradualmente un movimiento oscilante a los muros y al techo”. En tiempos en que los instrumentos antiguos de medición no eran útiles en estas latitudes, el relato escrito cobraba vida propia y funcionaba para que el lector se imaginase lo que ocurría bajo los pies.

De estos trabajos, Agencia de Borde explica que “los autores convocados trajeron distintas estrategias para abordar la incertidumbre, buscando desde el archivo, el recuerdo o la ficción de la especulación financiera, formas de hacerse cargo de la inestabilidad, sin tapar el sol con un dedo. Esto nos permitió ampliar nuestra percepción del territorio que habitamos, incorporando la duda, el descontrol, y la deriva como parte del paradigma”.

Navegar la incertidumbre

Nuestra existencia se basa en aceptar la temporalidad de la que somos inherentes. Mueren los seres queridos y los animales de casa; con los accidentes nos damos cuenta que una vida puede desaparecer de un segundo a otro. Sufrimos porque todo lo que alguna vez amamos termina por acabar. Porque anhelamos aferrarnos a la vida, como sea. No asumir nuestra propia temporalidad es cegarnos ante nuestra esencia. Es la fragilidad y a la vez la fuerza de nuestro destino.

Así es como el territorio natural se ve como algo asumido, con cierto conservadurismo. Que ojalá no cambie, que nadie lo toque, que todo se mantenga; que perdure por la eternidad el bosque nativo y que los ríos continúen llegando caudalosa e invariablemente al mar. Asumimos que no cambian y anhelamos que jamás lo hicieran. Pero la historia demuestra todo lo contrario: que están en constante estado de modificación, por acción humana, animal, del clima o de choque de placas tectónicas. Hoy los territorios también se enfrentan a una crisis sanitaria.

¿Qué pasaría si el desafío de la crisis climática fuese más que construir nuevas certezas sobre el territorio, sino utilizar la duda para develar el carácter imaginario del territorio?

“En el libro planteamos que el arte permite “navegar la incertidumbre’”, explican desde Agencia de Borde. “Pareciera que, para funcionar, necesitamos crear ficciones de estabilidad y control, intentando que el territorio devenga en una categoría estable. Sin embargo, sabemos que eso no es posible. Hoy más que nunca, en este escenario de inestabilidad, sentimos poco control sobre nuestras opciones de futuro. Mas bien, pensamos que tendremos que abandonar la ficción de estabilidad, entender que el territorio se construye en la representación”.

En el marco de la pandemia por el COVID-19 este 2020, el colectivo chileno reflexiona que “una gran bomba de incertidumbre reventó, no en un territorio lejano en algún otro país, sino en nuestra cotidianidad, en nuestra casa. La duda se ha instalado tangible y concreta a escala planetaria. En este contexto, toma fuerza la idea de habitar la incertidumbre. Ya no desde un análisis académico y reflexivo, sino como una estrategia para sobrellevar este nuevo estado de emergencia global. Así́ es como el arte, en su capacidad de imaginar mundos posibles, renueva su poder. Más allá de la disciplina avasallada por las lógicas del capital, más allá de la producción cultural reaccionaria, el arte surge como herramienta de sobrevivencia”.

El colectivo Agencia Al Borde invita al lanzamiento de su publicación ¿Y si no podemos confiar en el suelo bajo nuestros pies? el miércoles 4 de noviembre 2020 a las 18:00 horas a través de un conversatorio vía Zoom por las plataformas del Museo de la Solidaridad Salvador Allende. El libro estará disponible para todos los asistentes en formato PDF.

Más información sobre el lanzamiento en www.mssa.cl

Sitio web Agencia de Borde: www.borderagency.net

Correo electrónico: info@borderagency.net

Instagram: @agenciadeborde

[1] Definición de la Dr. en Antropología Astrid Ulloa. Señalado en artículo en https://www.goethe.de/ins/co/es/kul/fok/ksm/21539326.html