Cristina Dorador: memorias de una eco-constituyente

Cristina Dorador, exconvencional constituyente, repasa cómo fue el proceso de escribir una Constitución en la que alcanzó uno de sus mayores anhelos, que sea ecológica. Y entrega su visión sobre el avance del Rechazo en las encuestas.

Los salares, en el norte de Chile, siempre fueron parte de la vida de Cristina Dorador. De hecho, no recuerda la primera vez que vio uno. Nació en Antofagasta y, con su familia, subía seguido al altiplano de Atacama a visitarlos. Fue con el tiempo que comenzó a tener una relación mucho más cercana con ellos. “Mi relación fue científica”, dice al teléfono desde Antofagasta. Comenzó a estudiarlos en la Universidad de Chile, donde cursó biología, y luego en la Universidad de Kiel de Alemania, donde obtuvo su doctorado en microbiología. “Cuando volví a Chile me di cuenta de que cada salar tiene microorganismos propios y se podría explicar cómo era la vida al principio del planeta a través de ellos”, destaca Dorador. “Son tesoros de la humanidad”.

Y su curiosidad fue más allá de los estudios científicos. “En terreno, nos dábamos cuenta cómo estaban siendo cada vez más intervenidos”, dice. “Ahí comencé a preguntarme qué se podría hacer para protegerlos”. Y esta fue una de las principales razones por las que se lanzó como candidata para la Convención Constitucional. Apoyada por el Movimiento Independientes del Norte y recorriendo varias ciudades y pueblos– incluso los más remotos, sobre 3.000 metros de altura– consiguió cerca de 20 mil votos y fue electa para el distrito 3. 

Necesitamos miradas distintas y un ejemplo de esto son los temas ambientales que no habían sido considerados antes. 

Cristina Dorador

El padre de Dorador, Wilfredo, es poeta. Sus versos hablaban del “altiplano, de los pueblos originarios, de los peces, del mar”. “Para mí fue una forma de entender la naturaleza desde una visión poética”, dijo en mayo de 2021 a The Clinic. La poesía no solo definió su visión de la naturaleza, también la usó para describir lo que esperaba del proceso constitucional antes de que este comenzara: “Es como el ‘Poema de Chile’, de Gabriela Mistral, un viaje de re-conocimiento, porque vamos a estar todos siendo parte de algo para reencontrarnos”, dijo.

Ahora, ya finalizado el proceso de creación del texto y a pocos días de la votación del plebiscito para aprobarlo o rechazarlo, ella cree que la convención fue un ejercicio que probablemente no se volverá a dar. “La fuerza que traía desde el estallido y con la lucha feminista no se repetirá. Fue un momento histórico que llevó a transformaciones que no habían estado en la palestra política, y un claro ejemplo es el tema del medio ambiente”, asegura.

Salar de Aguas Calientes, Atacama. © Creative Commons

Los Eco-Constituyentes

En la Convención Constitucional, Dorador fue parte de los “eco-constituyentes”. Más de 30 convencionales, sobre todo de izquierda e independientes, formaron este grupo que tuvo un rol clave y que llevó a que la propuesta se transformara en una Constitución ecológica, con reconocimiento explícito de la crisis climática y varios aspectos importantes para la protección de la naturaleza. Un movimiento que, sin embargo, tuvo varios inconvenientes y que fue uno de los que más ruido mediático causó. Un grupo en el que Cristina tuvo un rol articulador y sobre el cual ahora hace su propia evaluación.

La protección del medio ambiente venía siendo una de las luchas de Dorador desde antes de entrar a la Convención. Como científica y activista comenzó a involucrarse en esta causa y todo fue confluyendo para ese momento. “Cuando se plantea la idea de crear una nueva Constitución sabíamos que era muy importante que estos temas estuvieran en la discusión”, dice. Y se comenzaron a organizar, formaron grupos como la Red de Constitucionalismo Ecológico, y surgieron temáticas que después se impregnaron en el texto. Una de ellas está justamente en el primer artículo de toda la propuesta constitucional, en el segundo inciso: “Reconoce como valores intrínsecos e irrenunciables la dignidad, la libertad, la igualdad sustantiva de los seres humanos y su relación indisoluble con la naturaleza”, dice el texto.

El comienzo, dice Dorador, fue prometedor. “Yo conocía de antes a la ministra de Medio Ambiente, Maisa Rojas, y la invitamos a que hiciera una presentación en la Convención”, dice. “Y se firmó de forma transversal una declaración de que estábamos en crisis climática. Fue un buen comienzo”.

Después llegaron los problemas. “Los eco-constituyentes recibieron mucha mala prensa”, agrega Dorador. Explica que, a su juicio, los medios comenzaron a tildarlos de extremistas sin entrar de fondo en la discusión de las temáticas ambientales. 

Salmueras de extracción de litio en salar de Atacama. © Tom Hegen

Sin embargo, los eco constituyentes protagonizaron uno de los hechos más controvertidos del proceso: entre gritos, insultos y acusaciones de traición, parte de este grupo, en un punto de prensa, leyó los nombres de los convencionales socialistas que votaron en contra de las propuestas de la comisión de Medio Ambiente. Y más allá de la prensa, había una realidad: los grupos de convencionales llegaban desde lugares muy distintos y eso hacía complejo alcanzar acuerdos.

“Creo que se podría haber avanzado más”, reconoce ahora Dorador. “Pero hay que comprender que es un texto colectivo”. Una propuesta en la que, dice, tuvieron que negociar con posiciones de grupos políticos con “temor a los cambios”. “Y el tema ambiental para las personas que vienen desde el mundo más clásico de la economía se ve como una amenaza”, admite.

Sin embargo, Dorador advierte que el tema es más complejo que lo planteado por las visiones clásicas.  Para evidenciar esto da un ejemplo que conoce muy bien: los salares. “Chile es el mayor exportador del litio que se necesita para la electromovilidad, pero la extracción causa problemas para los salares y pareciera que a nadie le importa, porque los temas económicos son más fuertes”, dice.

Rol Constitucional

Para acercar posiciones con grupos tan diversos como activistas, políticos y científicos, Dorador tomó un rol articulador. De hecho, a mediados de junio de 2021 su nombre sonaba con fuerza como una de las candidatas para presidir la Convención Constitucional.

Ahora, con el fin de esta instancia, admite que le tocó unir diferentes puntos de vista. “Traté de contribuir desde todas las posibles aristas y conocimientos que tenía. Viniendo de la academia probablemente tenía otra visión, pero al principio fue complejo porque incluso había convencionales con sentimiento antiacadémico de forma transversal, de izquierda y derecha”, dice. “Pero sin duda la mezcla entre ciencia y activismo me ayudó con un rol articulador. Había participado de instancias de toma de decisiones. Y me tengo que reconocer como una actriz política, porque las decisiones que tomamos son políticas”.

El proceso constitucional tuvo momentos duros. Uno de los principales fue el rechazo del pleno del 85% de lo trabajado en la comisión de Medio Ambiente. “Todos sentimos bastante frustración”, reconoce Dorador. Y dice que con este golpe entendió que muchas veces no basta con explicar conceptos, sino que se enfrentaban a visiones de mundo diferentes. “Y el tiempo era muy acotado”, advierte. “Creo que fue un golpe de agua fría, pero también una lección de que necesitábamos varios consensos”.

Los consensos demoraron en llegar. Tras un segundo rechazo en el pleno, en el que se dieron los insultos al grupo socialista, recién al tercer intento avanzaron las propuestas.

Endémico web: Los eco-constituyentes generaron bastante ruido en la Convención. Ahora que el Rechazo está dominando en las encuestas, ¿qué evaluación tiene de este grupo?

Cristina Dorador: No son los culpables, hay muchos factores, como la información falsa que está saliendo. Sin la organización interna, no habríamos podido tener un capítulo completo de medio ambiente que se sitúa a la vanguardia mundial. Y este grupo incorporó gran parte de las demandas de la ciudadanía.

Cristina Dorador se ha dedicado a realizar investigación en los salares de Antofagasta. © Gentileza Cristina Dorador

Pero, entendiendo que la Convención era un proceso político, y en la política se habla de “la medida de lo posible”, ¿no lanzaron el tejo muy pasado en la negociación?

La Convención tuvo que autorregularse, sintonizar bien en cierta frecuencia, como una radio. Los primeros meses fueron esas aproximaciones para llegar a las ideas paraguas. Con los eco-constituyentes discutimos muchísimo y tuvimos jornadas muy profundas de reflexión, fue parte del proceso y no lo calificaría como negativo. Es parte de la construcción colectiva que existan estos desacuerdos.

¿Usted no provenía de espacios políticos. ¿Cree que eso ralentizó llegar a estos acuerdos?

No provenir de espacios políticos clásicos, donde hay una cierta forma de hacer las cosas y expresarse, probablemente sirvió para esta construcción mediática de los sectores más extremos y las exageraciones. Muchos éramos independientes sin militancia política, pero eso sirvió justamente para hacer política de forma distinta y ojalá que sean referentes para próximas generaciones.

Sin duda la mezcla entre ciencia y activismo me ayudó con un rol articulador. Y me tengo que reconocer como una actriz política, porque las decisiones que tomamos son políticas.

Cristina Dorador

¿Cómo ve el camino hacia el 4 de septiembre?

Desde que terminó la Convención hemos hecho un trabajo en la medida de lo posible. Hemos visto desinformación importante, personas que no conocen lo que es una Constitución y es un tema que tiene que pasar por el voto obligatorio. Está difícil, pero muchos respiran esperanza y noto que personas que han podido leer el texto están muy contentas. Sobre todo, a nivel regional logramos poner puntos en discusión. Estamos en una situación difícil, pero estamos dándolo todo y se están multiplicando los apoyos.

¿La Convención fue un momento de “reencuentro y reparación” como esperaba que fuera?

Depende de cómo se mire. Lo que más aprendí en la Convención fue el encuentro que existió de la diversidad. El proceso constituyente fue inédito al convocar distintas personas, sensibilidades y construir un texto colectivo desde esas miradas. Si eso no hubiera ocurrido, no se hubiera llegado a propuestas de normas tan innovadoras. Y eso es lo que nos va a preparar para los cambios complejos que estamos viviendo, unir y no polarizar. Lo que pasa es que, si uno lo mira desde la forma clásica de la política, no se explican los movimientos que actualmente están existiendo, los cánones de izquierda y de derecha no explican al Chile actual. Necesitamos miradas distintas y un ejemplo de esto son los temas ambientales que no habían sido considerados antes. 

Imagen de portada: Cristina Dorador, científica y ex-constituyente, realizando investigación en terreno en los salares del altiplano andino. © Gentileza Cristina Dorador