«Colugar»: arte colaborativo en Chañaral

A partir del arte participativo de carácter activista y de intervención en relación directa con la comunidad que permitió problematizar y reflexionar acerca del espacio público en Chañaral, es que se desarrolló el proyecto de residencia artística "Colugar", ejecutado por las artistas Cecilia Coddou y Fernanda Radetich entre diciembre 2019 y marzo 2020.

En Chañaral chocan constantemente los elementos vitales del viento y el agua. Un hábitat a su vez bendecido por la calidez del sol nortino y malherido por la industria minera asentada en el territorio hace más de 100 años. Cerca de 13 mil personas viven allí. Alrededor de ellas, el desierto del Norte Chico y vestigios mineros, algunos tragados por la fuerza del desierto. 

Primera producción de cobre en barra en Potrerillos, 1927. ©Memoria Chilena

El interés por los minerales de Chañaral (Atacama) se remonta al siglo XIX. La minera de las Ánimas, después la mina Potrerillos y actualmente El Salvador, son reflejo de la larga trayectoria industrial que se vincula con la historia del pueblo de Chañaral. Asi, la minera Potrerillos, por ejemplo –que en 1916 fue traspasada al conglomerado norteamericano Andes Copper Mining Company– estaba ubicada a 125 kilómetros al oriente de Chañaral. En 1929 se encontraba en pleno funcionamiento. Cuando se agotó el mineral, se explotó el yacimiento Indio Muerto y las faenas continuaron. Recién en 1987 se detuvo el vertido de relave en el río Salado y en la Playa Grande de la ciudad, lo que significó una acumulación sostenida y lapidaria de 350 mil toneladas de relave con alto contenido de arsénico, cobre, níquel y plomo durante 50 años en este espacio público. 

Colugar: problematizar y reflexionar acerca del espacio público

El proyecto Colugar funcionó como un laboratorio comunitario teórico-práctico, en el cual se desarrolló un importante vínculo con la gente de Chañaral y seis agrupaciones autogestionadas. En un proceso paulatino y desafiante, las artistas Cecilia Coddou y Fernanda Radetich quisieron abrir los espacios de escucha y de insistencia entre las personas para la comprensión común de este territorio dañado.

De esta forma, Cecilia explica “que en una primera instancia, estábamos aplicando metodologías de co-diseño con la comunidad. Lo que engloba todo el proyecto son los espacios, tanto exteriores como interiores. Ahí hay un co-lugar, un co-diseño, una comunidad, una cierta utopía que habla de lo colaborativo, un lugar que se va transformando a partir de todos y, específicamente, de todos los que trabajamos en ese co-lugar”. Fernanda añade que esta idea “viene del debate, del cuestionarse qué lugar queremos ser, que no nos pasen las cosas por el frente, sino que el lugar lo hacemos entre todos. Por eso nos importaba forjar redes de apoyo entre las mismas agrupaciones”. 

Durante la residencia se realizaron 8 acciones colectivas en espacio público, en las que se utilizaron medios como la fotografía, instalación, performance y las artes plásticas. Estas acciones buscaban, así, repensar y resignificar el territorio a partir de la utilización de diferentes espacios de la ciudad. Actividades como la creación de un cartel informativo del estado de contaminación de la playa, el mapeo colectivo en búsqueda de puntos de interés, conversatorios, máscaras y partido de fútbol fueron algunas de estas actividades gestionadas por las artistas con apoyo directo de la comunidad. 

Actividad 5. Habitar otros espacios. La calle. ©Colugar

La belleza que no puede ser vivida

Cecilia se refiere a su primer encuentro con las tierras nortinas: “fue un encuentro en seco con Chañaral, una muy linda experiencia a pesar del desierto desolador que hay por la contaminación que viene desde hace mucho tiempo”. Menciona además que, si bien ya no existe la industria minera en el sector, éste se mantiene contaminado: “no tiene cómo volver a ser un espacio limpio y libre de contaminación. La playa es lo más fuerte que nosotras vimos y es muy terrible, está inhabilitada como espacio público. No se puede usar por el relave que fue tirado allí durante todo ese tiempo”. Comenta la artista que la Playa Grande de Chañaral es preciosa, con una imponente vista desde las construcciones en pendiente que miran hacia el Pacífico. Para Fernanda, es como estar viendo una maqueta: “como que quieres ir, pero en verdad no puedes bajar a la playa porque su arena y su profundidad es relave minero. Es esa belleza que no puede ser vivida, que no puede ser disfrutada”.

“La publicación Colugar, que tuvo lanzamientos tanto en Chañaral como en Santiago, refleja lo que fue el proyecto y sus procesos, con variedad de imágenes y textos. El libro trata sobre la playa inhabitada, los problemas de salud, y muchas de las acciones que realizaron con las agrupaciones y con los niños”.

Se podría decir que la deriva costera de la bahía de Chañaral es también un espacio residual, concepto acuñado por el jardinero y filósofo francés Gilles Clément: “El espacio residual es el resultado del abandono de un terreno anteriormente explotado. Su origen es múltiple: agrícola, industrial, urbano, turístico, etc. Espacio residual es sinónimo de un terreno baldío” (2004). Aunque eventualmente estos espacios residuales podrían albergar una esperanza para el resurgir de biodiversidad, incluso convirtiéndose en refugios para ella, el caso de la Playa Grande de Chañaral es incierto, tras décadas de contaminación continua. El daño en este espacio natural ya está hecho. “No hay como volverla habitable, no sé si existe esa posibilidad, es complejo”, confirma Fernanda. “Es súper desolador. Igual allá la gente prefiere ir a otras playas antes que cambiarse de lugar. Es el arraigo”, comenta la artista

Los lugareños les contaron que en algún momento hubo un cartel que informaba de los índices de contaminación en que estaba la playa, pero que lo sacaron. Hoy no existe ese cartel o alguna pandereta informativa respecto a la toxicidad de las arenas por el relave. Por lo mismo, “ si pasas por Chañaral y no conversas con nadie del tema, no tienes como saber que la playa está contaminada”, puntualiza Cecilia.

La publicación Colugar, que tuvo lanzamientos tanto en Chañaral como en Santiago, refleja lo que fue el proyecto y sus procesos, con variedad de imágenes y textos. El libro trata también de eso que les impactó: la playa inhabitada, los problemas respiratorios y de salud, y cómo muchas de las acciones que realizaron con las agrupaciones y con los niños iba en directa relación a esas observaciones. “Fue un proceso que se fue dando muy desde las problemáticas mismas que levantó la comunidad, qué iban haciendo y que habían estado haciendo, qué le importa al chañaralino”, indica Fernanda. El libro invita a pensar en el mensaje de que la playa no se recupera, que no pase en otra, que no sea otra, que no se repita. “La publicación al final no es solamente un libro que nos permite como artistas mostrar el trabajo que hacemos, sino que a ellos les permite mostrar en qué está Chañaral, contar qué es lo que pasa allá. Ellos fueron parte de todo el proceso y eso también se ve en el libro”.

Cerca de cien personas participaron en el proyecto. Se realizó, sobre todo al comienzo, mucho trabajo con niños y adolescentes, además del trabajo con las agrupaciones como “Red Feminista de Chañaral”, “Juventud por Chañaral” o “Pev. Partido Ecologista Verde”, entre otras más.

Agrupación juvenil y deportiva de la población 26 de octubre Chañaral. ©Colugar

Piel de relave, máscaras de los antepasados

Una de las actividades más significativas con la comunidad, especialmente con niños, fue la creación de máscaras a partir de la recolección de historias locales. Máscaras de colores rojizos porque asemejaban a las que usaba el pueblo Chango, y otras de tonalidades grises, que aludían a los colores del descarte minero. En palabras de Cecilia “las máscaras están hechas de relave. Vienen a hablar de esta contaminación, de las enfermedades respiratorias, es toda una mezcla de un relato y de cómo los niños ven esto, como se involucraron en esta actividad con humor y con pensamiento crítico”, explica en relación a esta actividad que se realizó en la cancha de la población 16 de octubre, un espacio popular de encuentro entre vecinos. Fernanda agrega: “se trataba de mostrar la idea de que el cuerpo, nuestra piel, está formada por relave. Cómo cada uno se tomaba la máscara como símbolo personal”.

Además, se realizó un campeonato de fútbol en el teatro abandonado de Chañaral, y la pelota que se utilizó se forró con fotos de la playa. Esto para “hablar de este relato simbólico, de cómo se podía jugar un campeonato de fútbol en la playa, sin poder estar en la playa, porque está contaminada”, complementa Cecilia sobre la actividad.

Actividad 6. Teatro Windsor. Fútbol Playa en playas no aptas para la recreación. ©Colugar

El reconocer, remirar y repensar los espacios que antes fueron de uso público y que se fueron deshabitando en Chañaral fue un importante ejercicio durante la residencia, y que el libro Colugar pone en valor. El teatro, que fue un ícono de una época en Chañaral, también era muy importante, se vino abajo y no se restaura. Para las artistas, existe un paralelo con lo que pasó con la Playa Grande. El libro viene a difundir y a enaltecer la autogestión y la participación en hacer esfuerzos por el territorio, en convivir con la denominación de “zona de sacrificio” o de “espacio residual”, para encontrarle un nuevo futuro e imagen a Chañaral. Una nueva historia postindustrial a partir de su gente.

Actividad 7. La playa. ©Colugar

Entrevistas y autoría de imágenes

Fernanda Radetich y Cecilia Coddou. RACO Proyectos.

@raco.mediacion.cultural

Canal de YouTube RACO Proyectos: https://www.youtube.com/channel/UCbrI5QejMgWR6Pk6Rn1KBkA 

Bibliografía

Radetich, F. y Coddou. (2023) C. Colugar. Santiago.  

Cortés, M. (2011). El libro negro de la división salvador de Codelco Chile. La muerte gris de Chañaral. Agrupación Ecológica Chadenatur. https://www.olca.cl/oca/chile/region03/mineras139.htm.

Clément, G. (2022). Manifiesto del tercer paisaje. España. Editorial GG. 

Memoria Chilena. (No especificado). Mineral de Potrerillos http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-96522.html 

Imagen de portada: Portada y contraportada de Colugar. ©Colugar