Los armadillos forman parte de los xenartros, grupo compuesto por perezosos y osos hormigueros que se distribuyen únicamente en América, y que fueron los primeros mamíferos en tener placenta en la historia evolutiva.
Hace nueve meses, un grupo de doce personas trabajan educando y difundiendo información sobre los armadillos que viven en Chile, ya que -hasta entonces- existía un profundo desconocimiento sobre la especie en nuestro país. Están felices por el apoyo que han recibido hasta ahora, pero creen que aún falta mucho por recorrer. Según Rominna Pasutti, fundadora de Armadillos de Chile, la gente no sabe que hay armadillos en nuestro territorio, y muchos no saben qué es un armadillo. Por lo mismo, conversamos con ella para saber más sobre lo que hacen, la forma en que viven los armadillos en nuestro país y cómo trabajan por su conservación.
¿Cómo nació el proyecto de Armadillos Chile?
Nació de forma súper natural. Yo estaba trabajando en mi tesis de veterinaria, y me di cuenta del desconocimiento que había sobre estas especies en Chile. Luego de eso, junto a Mariela Superina, la presidenta del grupo de especialistas de xenartros (pererezosos, osos hormigueros y armadillos), buscamos la manera de hacer algo útil, y se nos ocurrió crear la Guía de identificación de estas especies para ayudar a las autoridades y la gente que trabaja con fauna a identificarlos. Después creamos una página en Facebook para que personas que sabían del tema nos contaran cosas respecto de los armadillos. En febrero, hicimos unas capacitaciones al SAG, CONAF y otras abiertas al público, y ahí fue cuando hubo la explosión de gente interesada. Entonces, nace nació la idea de hacer de Armadillos Chile un proyecto con más gente involucrada, para dedicarnos a trabajar con estas especies.
¿Por qué decidieron trabajar en pos de la conservación de esta especie y no de otra?
En lo personal, siempre me han gustado los xenartros, ya que son animales súper interesantes. Los mamíferos en general son animales muy estudiados, pero por alguna razón, los armadillos han sido abandonados por la ciencia por todos estos años. La gente no sabe que hay armadillos en Chile, la gente no sabe ni qué es un armadillo.
¿De dónde han obtenido esta información de ellos si es tan escasa?
Tomando lo que se sabe de otros países y levantando información nosotros mismos. Con la ayuda de CONAF y las Áreas Protegidas del Estados, estamos viendo la distribución que hay en Chile, tomando como referencia la información que tiene Argentina de estas especies. Hasta hemos visto lo básico de lo básico, porque realmente no sabemos dónde están, cuántos hay ni cuáles son sus amenazas.
¿Cómo ha sido la evolución de Armadillos de Chile desde que nació hasta hoy?
En febrero hicimos las capacitaciones, pero éramos sólo Mariela y yo. Como equipo empezamos a trabajar en abril. Ahí se hizo un llamado a voluntarios y a una directiva. Acordamos que este año sería enfocado en la difusión y educación, y el próximo año con proyectos más científicos y en terreno. Este diciembre haremos la primera visita en terreno al norte.
¿Cómo es el equipo de trabajo y las actividades que han realizado hasta hoy?
En este momento, somos 4 personas en la directiva y 8 voluntarios fijos. El grupo de voluntarios creo que es el mejor grupo que se podría tener. Son muy motivados y proponen proyectos de forma independiente. Este año hicieron un cuento para colorerar para niños que te va contando ciertos aspectos de la biología de los armadillos. También hemos estado en muchas ferias. Estuvimos en el Día de la Fauna donde ganó el quirquincho como embajador, con lo que gana mucha difusión. El próximo año van a haber muchas actividades con el quirquincho y se va a conocer mucho más, que es lo que a nosotros nos interesa. De hecho, después del Día de la Fauna, mucha gente nos ha escrito, y eso ha sido muy emocionante. Antes éramos los únicos locos, y ahora la gente nos escriben que les encanta la especie y también que les da pena las amenazas que tienen.
¿Cómo definirías la misión de Armadillos de Chile?
Nuestra misión es promover la educación, difusión y levantamiento de información sobre la especie. Y motivar a la gente y a los científicos a que sigan investigando, porque realmente queda todo por hacer.
¿Ya han tenido contacto con investigadores?
La gente de CONAF, sobre todo los guardaparques del norte, están muy motivados. Ya hicieron una publicación donde dieron cuenta de las diferencias biológicas que hay entre las poblaciones chilenas con las de otros países. Parque Patagonia tiene datos de las dos especies que hay en el sur y las han enviado también. Lo que más nos han llegado son tesis de personas que han trabajado con armadillos y quieren aportar.
¿Con qué dificultades se han encontrado?
El principal problema es el desconocimiento sobre la especie, y de Armadillos de Chile, el financiamiento. Llevamos poco tiempo, pero creo que esa es la principal tranca. Podríamos hacer muchas cosas, pero no hay financiamiento, y es difícil conseguirse para levantar información de una especie. Si bien el apoyo de muchas instituciones nos ha permitido recabar información base para seguir estudiando, no es suficiente.
¿Y quién podría financiarlos?
Hay fondos en el Museo de Historia Natural, de Protección Ambiental, de departamentos de conservación de zoológicos. Para el futuro nos gustaría un Fondecyt, pero por ahora estamos levantando la información básica para que se conozcan, que es lo urgente. La situación de los armadillos en Chile no es muy buena. Suena cliché, pero conocer para proteger es cierto.
¿Y por qué crees que hay tan poca información de los armadillos? ¿Crees que influye la cantidad que hay?
Yo creo que los carnívoros en el mundo, en general, tienen mucha más atención. Los investigadores tienden a ir por animales que son más carismáticos, y poca gente considera carismáticos a los armadillos. Igual hemos tenido muy buena llegada, y la gente sí los encuentra tiernos. Creemos que hay potencial, sólo que hasta ahora hay desconocimiento.
¿Dónde y cómo viven los armadillos?
Hay una especie que se distribuye en el norte, en Arica, Tarapacá y Antofagasta. Y hay dos especies que se distribuyen en el sur, una de Los Lagos a Magallanes, y la otra de Aysén a Magallanes. La que habita de Aysén a Magallanes también está presente en Tierra del Fuego. Son animales fosoriales, lo que quiere decir que están acostumbrados a la vida bajo tierra. Ellos cavan sus propias cuevas, viven adentro de ellas, pero no realizan todas sus actividades vitales ahí, pueden salir, viviendo siempre cerca de la cordillera.
¿Ustedes van regularmente a esos lugares a monitorear su calidad de vida?
Todavía no, pero queremos hacerlo a partir del próximo año.
¿A qué amenazas se enfrentan los armadillos que viven en nuestro país?
Va variando por la especie y distribución. En el norte hay tráfico internacional. Todos los años se hace el Festival de Oruro, en Bolivia y se sacan 1.500 individuos al año aproximadamente. Ellos ya extinguieron su población local, y siguen sacando 1.500 individuos para hacerlos charangos o matracas. Creen que su grasa y sangre tienen usos medicinales, y también se lo comen. Sabemos que hay tráfico con Bolivia, ya que es cosa de cruzar la frontera y sacarlos. Se cree que se usan para rituales, que traen suerte. En el sur hay problemas por ataques de perros y por el atropellamiento en carreteras. Los armadillos tienen pésima visión, por lo que cruzan la carretera de noche y los atropellan. También hay caza para consumo, y como todas las especies del mundo, una de sus amenazas es el desplazamiento del hábitat. Cada vez los estamos empujando más y más, y ocurre que las poblaciones disminuyen debido a que les quitamos el hábitat.
¿De qué manera ustedes los protegen y trabajan por su conservación?
Ahora estamos cuantificando las amenazas y viendo qué real impacto tienen en esta especie. Queremos crear un plan de conservación , y para ello, estamos trabajando con instituciones como Corfo y SAG También estamos educando sobre estas amenazas. Por ejemplo, hicimos un video educativo del quirquincho donde se muestran sus amenazas: charango, matracas y taxidermia. Tuvo un impacto súper fuerte en la gente, quedando muy afectados al verlo, ya que no conocían esta realidad.La gente no sabe que es un problema real para la especie los charangos, lo encuentran algo casi folklórico. La idea es que la gente entienda que es un problema más que algo cultural.
¿Y en Chile se están extinguiendo los armadillos?
El quirquincho de la puna está en peligro, mientras que las otras dos especies están clasificadas como raras o vulnerables, dependiendo de su distribución. La verdad es que no sabemos si en Chile están en peligro, porque hay muy poca información. No hay registro de las densidades. Con la información que tenemos podemos decir que sí ha disminuido su distribución, y la población puede estar en estado crítico en Chile y no sabemos. Por eso empezamos el proyecto.
¿Cómo les ha ido con la Guía de Identificación de las tres especies de armadillos en Chile que elaboraron?
Bien. La primera edición la lanzamos en CONAF y la enviamos a todas las áreas protegidas que hay en Chile. Se le pasó copia al SAG, a académicos de universidades y al Museo de Historia Natural. La guía la creamos porque la información que hay de armadillos en Chile no es 100% correcta y quisimos hacer algo que ayudara a su identificación, fuera fácil de leer para el público en general y que fuera de utilidad para las instituciones que trabajan con fauna. La idea fue bajar la información a las personas que están en contacto con la especie, que es gente no científica, porque al final de eso se trata la conservación: que la gente sepa de la importancia de los armadillos y se empodere.
Los próximos meses, vamos a lanzar la segunda edición de la Guía actualizada con la información que hemos recabado hasta ahora.
¿Qué tipos de denuncias reciben y qué hacen ante ellas?
Hemos recibido fotos de gente que tienen armadillos de mascota, o comentarios que vieron en una casa una coraza que la usaban para dejar plata para la buena suerte, o gente que se lo come, o que están vendiendo subproductos en ferias. Nosotros los aconsejamos y les decimos qué tienen que hacer en cada situación. A veces, y cuando no podemos, les decimos que hagan la denuncia al SAG, porque los armadillos están protegidos por la ley de caza. La captura, tenencia o la caza están prohibidas.
¿Cómo se proyectan en el tiempo y con qué sueñan?
Queremos seguir educando y difundiendo, y luego empezar a levantar información científica en terreno. Nuestro sueño sería contar con el financiamiento para hacer todo lo que queremos hacer. Queremos evaluar temas genéticos, de estados sanitarios, de densidad de población, de amenazas.
Queremos hacer de ésto un proyecto abierto en el que muchas personas colaboren y den la información que tengan. Somos la nueva generación, y cambiar la historia de la fauna chilena está en nuestras manos, en las manos de los jóvenes. Si no se ha hecho nada con cientos de especies es por algo. Y si no lo hacemos nosotros ¿quién lo va a hacer?