Eclipse de Sol en la Araucanía: cruces de miradas frente al mapa estelar

“…nuestros antepasados de la Edad de Piedra hacían incisiones en huesos de animales para representar las fases de la luna. La salida y la puesta de sol, los eclipses, las fases lunares y la posición de las estrellas se transformaron en herramientas de orientación donde el cielo era un verdadero mapa”  (Nona Fernández, Voyager) Ha […]

“…nuestros antepasados de la Edad de Piedra hacían incisiones en huesos de animales para representar las fases de la luna. La salida y la puesta de sol, los eclipses, las fases lunares y la posición de las estrellas se transformaron en herramientas de orientación donde el cielo era un verdadero mapa” 

(Nona Fernández, Voyager)

Ha pasado más de un año desde el eclipse solar que oscureció, en pleno día, las regiones de Atacama y Coquimbo. Hoy nos preparamos para el siguiente fenómeno astronómico, esta vez en territorio mapuche. La previa a este eclipse, sin embargo, se vive de forma muy diferente a la del 2 de julio del 2019. En esta ocasión, la crisis sanitaria, social, económica y ambiental ha conferido un aura de reticencia en la comunidad local que con justa razón se ha visto amenazada con la llegada masiva de turistas. El principal temor de los habitantes de estas zonas es que pase una debacle por falta de control y que esto, a la larga, perjudique a los habitantes de la zona con un alza del coronavirus.

Endémico conversó con Elisa Loncón, lingüista e investigadora del mapuzugun y de la situación sociocultural del pueblo Mapuche, sobre el significado del eclipse para esta cultura y sus posibles implicancias en el futuro. Para entretejer distintas visiones sobre el mismo fenómeno, comenzaremos presentando las perspectivas científicas, aymaras y quechuas, para luego continuar con la mirada de Loncón sobre este fenómenos tan esperado. De esta manera tendremos un panorama más amplio sobre este suceso, que pronto ha de presentarse en el Wallmapu.

Recorrido del eclipse de este 14 de diciembre en la Región de la Araucanía. Poco después de las 13:00 horas  —y por 2 minutos, 9 segundos— la Luna se interpondrá entre el Sol y la Tierra, proyectando su sombra en esta parte del mundo © Fernando de Gorocica

Ciencia y turismo en torno al eclipse

La palabra “eclipse” proviene del griego ékleipsis que quiere decir desaparición o abandono, lo que hace referencia a la ausencia del astro en cuestión, según sea un eclipse de sol o luna. Tanto el eclipse pasado como el próximo corresponden a eclipses totales de sol. Según la NASA, estos fenómenos solares son solo posibles en la Tierra debido a una coincidencia mágica. El sol es 400 veces más ancho que la luna y ésta, a su vez, se encuentra 400 veces más lejos de la Tierra, lo que se traduce en una alineación perfecta en la que nuestro satélite logra bloquear toda la superficie solar. Así entonces, este tipo de eclipses se produce cuando la luna cubre completamente al sol proyectando una sombra o umbra en la superficie de nuestro planeta. 

Quizás las características más impresionantes de observar durante un eclipse solar son, por un lado, la atmósfera del sol o corona solar y, por otro, los destellos de luz que aparecen alrededor de la luna durante los momentos anteriores y posteriores al eclipse llamados Perlas de Baily. La corona solar es la capa más externa del sol y se extiende por un millón de kilómetros desde su origen sobre la cromosfera —la capa delgada de la atmósfera del sol que se encuentra por encima de la fotosfera—. Además, es la causante junto con los valles y cráteres lunares de crear las Perlas de Baily. 

En la imagen se puede apreciar la Corona solar y una Perla de Baily © Pete Linforth

Desde el punto de vista científico, los eclipses de sol son muy importantes para el estudio de la corona justo al borde de la fotosfera. Este fenómeno permite avanzar en la comprensión de la relación entre la actividad solar, la fotosfera y la corona. A pesar de lo enriquecedor de este suceso para entender aspectos astronómicos, sumado a lo mágico y maravilloso que es apreciarlo y experimentarlo, existen otras perspectivas que no ven este proceso como un fenómeno positivo. 

Miradas al cielo: perspectivas originarias en territorio nacional

La observación astronómica no es propia de la cultura occidental. La curiosidad humana con respecto a los astros, las constelaciones y su relación con el tiempo, las cosechas y las estaciones está presente desde el origen de la humanidad. En este sentido, no es de extrañar que los pueblos originarios tuvieran divinidades celestes o importantes fuentes de energía astrales. Así, para los mapuche, por ejemplo, Antü es el sol, generador de la vida y fuente de energía; y Küyen refiere a la luna, considerada una madre dominadora del espíritu de las aguas y de lo femenino, además de ser protectora de los sueños. Mientras que los aymaras, a su vez, llamaron al sol Inti y, a la luna, su hermana y pareja, Killa. Los hijos de esta incestuosa pareja serían las estrellas, cerros y volcanes que conforman su territorio. Si los astros son elementos de absoluta importancia en la cosmovisión indígena, es muy posible que los eclipses fueran y sean considerados como augurios o mensajes de la naturaleza.

Según Edmundo Magaña, destacado antropólogo investigador de las culturas altiplánicas y fallecido el año 2013, en algunas comunidades quechuas y aymaras los eclipses son causados por un conflicto entre el sol y la luna: “cuando hay eclipse de sol es porque la luna, que ‘es agua’, lo vence” (2006). En este sentido, para evitar la muerte del sol, los habitantes del Norte Grande encienden fogatas en los lugares más altos para ayudarle a recobrar sus fuerzas. Otros lugareños ponen lavatorios con aguas para que el sol al ver su reflejo recobre la energía; incluso algunos recurren a oraciones católicas. 

Si los astros son elementos de absoluta importancia en la cosmovisión indígena, es muy posible que los eclipses fueran y sean considerados como augurios o mensajes de la naturaleza.

Por otra parte, Magaña recalca la importancia del color de los eclipses. Así, si la corona solar es rojiza, la comunidad se preparará para guerras y conflictos en los años venideros. Si esta es blanca, el augurio será de un futuro con grandes heladas y fríos; si es amarilla, por el contrario, se esperan incendios y alzas de temperatura; y si es azul, se vendrá un periodo de lluvias abundantes. 

Eclipse en el Wallmapu: un llamado al equilibrio

Dentro de la cosmovisión mapuche, el sol — Antü — es la fuente infinita de energía que permite la vida en el planeta. La académica Elisa Loncón nos cuenta que “para los mapuche, el sol es un astro que está vinculado a la vida y al equilibrio con la tierra”. Así, el eclipse solar se presenta como una interrupción de la función de esta fuente de energía hacia el territorio. Eso es un mal anuncio y agrega que “en la experiencia mapuche, esa interrupción siempre ha significado una catástrofe”. Es por ello que para este pueblo los eclipses no son una celebración, ni mucho menos tienen un sentido turístico. Más bien son una invitación a la reflexión, un llamado urgente al equilibrio. 

El 14 de diciembre de 2020, un eclipse total de Sol cruzará las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Biobío (Isla Mocha); será visible, de manera parcial, en todo el territorio nacional  © Gabspen

La palabra usada en mapuzugun para referirse a un eclipse de sol y que resume la idea de un presagio de catástrofe es layantü que significa literalmente “la muerte del sol”. Sin embargo, algo interesante es que para la cultura mapuche la muerte es el término de un ciclo, no un fin definitivo. En este sentido, nos relata Elisa Loncón, el eclipse también se presenta como una posibilidad de transformación energética importante que puede ser para mejor. Que dicho cambio sea positivo depende del comportamiento que tengamos como seres humanos. En otras palabras, el eclipse se presenta como una advertencia, un mensaje para que cumplamos nuestra función como cuidadores de la tierra y de nuestro propio ser.

De esta manera, durante un eclipse lo que recomiendan los sabios de la comunidad mapuche es no exponerse a este fenómeno, sino guardarse y contenerse mientras esto sucede, dice Loncón. Se sugiere no mirar ni apuntar al eclipse porque “prácticamente es estar enfrentado a una energía que es capaz de sobrepasar al sol, en definitiva, es arriesgarse a una situación de peligro”. La lingüista agrega que la pregunta que nos debemos hacer frente al layantü es: “¿en qué hemos fallado para generar esta situación en la Tierra? ¿Cuál es nuestra responsabilidad?”. Esas son parte de las observaciones que surgen en las comunidades mapuche durante un eclipse.

Según Elisa Loncón el eclipse se presenta como una advertencia, un mensaje para que cumplamos nuestra función como cuidadores de la tierra y de nuestro propio ser © Área de comunicaciones Universidad de Santiago de Chile

La mercantilización del eclipse

Loncón cuestiona la visión turística que se tiene respecto al eclipse. Hace hincapié en criticar la mirada que existe frente a este fenómeno como un evento para generar recursos sin entrar en una reflexión. Estamos en medio de una crisis sanitaria, pero también en medio de una crisis climática, dice, y menciona como ejemplo el problema del agua: “los sectores más pobres tienen menos acceso al agua, cuando este es un elemento vital. Están priorizando a las empresas y no a las personas. Hoy existe una manipulación completa de los recursos, una muy mala distribución de ellos. En resumen, en este minuto estamos bastante desequilibrados.”. 

Lo que hace falta, entonces, es una comunión entre las múltiples perspectivas que hay respecto al eclipse. Con respecto a la visión de Loncón, una de las cuestiones fundamentales es el “diálogo, comprensión y valoración del conocimiento mapuche”. Así, la crítica que la lingüista y académica hace al turismo es que este nos aleja de las raíces o las manipula, convierte el eclipse — un fenómeno natural — en un objeto mercantil y lo banaliza. Por otra parte, el pensamiento científico es importante, recalca, pero éste debería dialogar con otros saberes. En sus propias palabras: 

“Aquí no existe solo una manera de ver el mundo, sino que hay diferentes formas. Los mapuche ven el mundo teniendo siempre a la vista la naturaleza. El espacio se organiza a partir de los ciclos naturales. No se organiza en base a un reloj, tampoco en términos de progreso o en tiempo lineal de pasado a futuro. Nosotros rescatamos el ciclo natural. Esto ha sido olvidado por la sociedad occidental, sin embargo es lo que más hace falta hoy en el mundo: diálogo, valoración y respeto para con nuestro entorno y con los otros. Debemos acercarnos a las raíces de este Sur.”

Bibliografía

Magaña, Edmundo (2006). “Astronomía de algunas poblaciones Quechua y Aymara del Loa superior, Norte de Chile”. Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 11, N° 2.

Pozo, Gabriel & Canio, Margarita (2014). Wenumapu: astronomía y cosmología Mapuche. (1era Edición) Santiago: Ocho Libros Editores.

Entrevista a Elisa Loncón por Constanza López. 

Foto de Portada: Mapa de un eclipse de 1869. © The Rumsey map collection