Pinturas de cambio en Chiloé

En pleno invierno de 2021 y en la mitad de la pandemia, Colectivo Bandurrias se instaló en Quehui, Chiloé, para pintar sesenta cuadros e intercambiarlos con sus habitantes. La estrategia –el trueque– buscaba hacer alusión a los sistemas colaborativos de intercambio usados tradicionalmente y aun vigentes para procurarse bienes o favores en zonas aisladas, como esta isla en el sur de Chile. Este fue el resultado de ese viaje, investigación y proceso creativo donde que tuvo como eje exploratorio la reciprocidad.

De niña soñaba con ser un explorador; me intrigaba intensamente ese personaje que con sombrero en la cabeza y machete en la mano se internaba en una jungla espesa y repleta de criaturas nunca antes vistas por el ojo humano. La exploración, en mi imaginario infantil, obedecía a una curiosidad ciega y sin propósito, era un impulso irrefrenable que arrastraba a los más valientes a internarse en lo desconocido sin que ellos mismos supieran para qué. Con el pasar de los años y para mi más profunda decepción me fui dando cuenta de que la figura del explorador desinteresado difería bastante de los personajes históricos que de hecho exploraron “tierras desconocidas”, quienes lejos de hacerlo guiados por una pulsión visceral, eran en la mayoría de los casos enviados, financiados y dirigidos por fuerzas altamente interesadas en todo lo que ahí pudieran descubrir. También me di cuenta, por supuesto, de que no habían exploradoras.

Sesión de pintura en Peldehue, Quehui. © Colectivo Bandurrias

Ahora doy un salto de muchos años, durante los que me dedico a explorar a través de trabajos, estudios, juegos, relaciones humanas y uno que otro paseo un mundo ya explorado por miles de miles antes que yo. En 2019, junto con mis colegas Celeste Vilches y Valentina Villar, formamos el Colectivo Bandurrias de Pintura Migratoria para literalmente migrar hacia el sur a pintar, comprendiendo la pintura como nuestro artilugio de exploración (un equivalente al machete). La exploración por medio de la pintura, a diferencia de la exploración por medio del machete, funciona en dos sentidos: el primero, hacia afuera, implica una mirada casi clínica, que estudia y extrae del entorno inmediato los elementos que desea utilizar (colores, texturas, formas y las diferentes relaciones entre ellos); el segundo, hacia adentro, observa la propia relación con esos elementos y con las múltiples posibilidades que hay de interpretarlos. Esa doble mirada, sea o no realmente discernible, está en la base de nuestro primer trabajo como colectivo, Pintura de Cambio (2021), que consistió en explorar la isla de Quehui mediante el trueque de cuadros con sus habitantes, y que recibió el apoyo del Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, Convocatoria 2021 del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

Quehui es una de las más de cuarenta islas que conforman el archipiélago de Chiloé. Ubicada a dos horas de navegación desde Castro, es una isla desde una isla o, si se prefiere, una isla al cuadrado. Ni muy turística ni directamente afectada por la industria salmonera, Quehui es un lugar que, a duras penas todavía preserva formas de vida tradicionales, relacionadas con la pesca, agricultura y marisquería artesanal. Fue, además, la isla escogida por Juan Downey para grabar su video Chiloé (1981), pero no supimos de eso hasta después de nuestro viaje.

Intercambio con Nadia Alarcón, Quehui 2021. © Colectivo Bandurrias

Durante mayo y junio de 2021, en pleno invierno y plena pandemia, nos instalamos en Quehui para pintar sesenta cuadros e intercambiarlos con sus habitantes. Nuestra estrategia, el trueque, pretendía hacer alusión a los sistemas colaborativos de intercambio tradicionalmente (y aún actualmente) utilizados en zonas aisladas para procurarse bienes o favores. Pretendía también bajar nuestra práctica pictórica del podio de la Historia para ponerla en un mismo nivel con otros productos derivados de la fuerza humana de trabajo. Esta peculiar actividad, que nos permitió relacionarnos íntimamente con más de cincuenta familias alrededor de toda la isla, nos dejó sin ningún cuadro pero con una multiplicidad de productos que van desde chicha, cholgas y cangrejos hasta rezos, canciones y clases de pesca.

El libro de “Pintura de cambio” se puede leer gratuitamente en su versión digital aquí. © Colectivo Bandurrias.

Pintura de Cambio consistió en explorar la isla de Quehui, Chiloé, mediante el trueque de cuadros con sus habitantes.

Libro de obra © Colectivo Bandurrias

Se pueden hacer múltiples reflexiones a partir de estos intercambios; por ejemplo, que los productos que obtuvimos estaban circunscritos a un tiempo de trabajo similar al que tomábamos para hacer nuestras pinturas, o que lo que más afectaba la valoración de una pintura era el poder verse personalmente identificado por ella. Sin embargo, lejos de querer leer este trabajo a contrapelo y desde una perspectiva sociológica que no nos corresponde ni nos interesa, me parece que lo más relevante de Pintura de Cambio es que busca una forma de exploración que, como el proceso de pintar, funcione en dos sentidos.

El cuadro, por un lado, da lugar a una serie de comentarios: ¿Por qué media lancha? ¿De aquí a cuando podrían estar haciendo la otra mitad? ¿Ustedes siempre hacen los trabajos a mitad? Y nosotras: Es lo que está de moda en el arte contemporáneo, los trabajos a medias. Es lo que está pegando, lo que la lleva. Tiene suerte que tenga la forma de media lancha, podría ser una mancha nomás. El piure, por su parte, va acompañado de una magnífica demostración, en la playa en medio de la noche, primero de cómo extraerlo y luego, sin mayor dilación, de cómo comerlo in situ, fresquito y sin aliños. Así, además de un intercambio de objetos, cada trueque es un diálogo, un intercambio de subjetividades.

En pocas palabras, Pintura de Cambio no es un trabajo sobre Quehui; es un trabajo sobre cómo nosotras, pintoras Bandurrias, obedeciendo a una curiosidad ciega y sin propósito (pero con una estrategia extravagante), nos relacionamos con Quehui.

Intercambio con Paula Lepicheo, Quehui 2021 © Colectivo Bandurrias

Micro documental “Pintura de Cambio”

Las pintoras migratorias Valentina Villar, Emilia Costabal y Celeste Vilches.

El libro de “Pintura de cambio” se puede leer gratuitamente en su versión digital aquí.

Imagen de portada: Intercambio con Bernardita Cheum, Quehui 2021. © Colectivo Bandurrias