II
La atención humana es un tema complejo que tiene implicaciones profundas en diversas áreas. Las ciencias actuales se han enfocado en entender la relación entre la percepción y el cerebro. La fenomenología filosófica por su parte ha abordado el tema de la intencionalidad. Noción que hace referencia a la capacidad de poder enfocarse en medio de una percepción amplia. Por otra parte las religiones han desarrollado algunas prácticas en relación con la atención como por ejemplo rezar, meditar y hacer prácticas de silencio. Todos esos ejercicios tienen como propósito implícito el desarrollo de la atención en diversos grados a tal punto que se pueda percibir más allá de lo que comúnmente se experimenta. Por esta razón es que la atención también esta relacionada con el bienestar y la salud mental.
III
La atención ha sido crucial para el desarrollo de la humanidad. Fue esta capacidad la que nos dio la oportunidad de conocer los ciclos naturales y poder manipularlos. Es imposible pensar en el nacimiento de la agricultura o de la astronomía sin la capacidad de concentración que se requiere para generar con ello conocimiento. Se sabe por ejemplo que Nicolas Copernico desarrolló su teoría heliocéntrica a partir de la observación de los planetas sin usar algún otro instrumento que potenciara su mirada. Con una observación atenta pudo llegar a conclusiones que la ciencia adoptó como afirmaciones que dieron pauta a una serie de evidencias y principios de la física moderna. Atención y conocimiento son dos elementos inseparables. Para poder conocer es necesario poner atención.

IV
El brianrot, el cansancio, la depresión, el estrés, la ansiedad son fenómenos sociales de la actualidad que están relacionados con la atención. Hoy la atención humana se encuentra en crisis y esto es palpable en los contextos educativos, sociales y laborales. Para los estudiantes atender se ha convertido en un problema serio. En términos sociales la atención se ve invadida con fenómenos como el phubbing cuya descripción es poner atención excesiva al celular, o el síndrome de la vibración fantasma donde el cuerpo siente la vibración del celular cuando no esta presente.
Vivimos hoy en un mundo donde la información que se genera sobrepasa nuestra capacidad de procesarla. La sobreinformación ha traído una serie de consecuencias que se relacionan con la capacidad de la atención. Recientemente se ha acuñado el término brainrot o podredumbre cerebral que apela al deterioro cognitivo que se padece al pasar una parte considerable del día conectado a las redes sociales. Podemos centrar el problema de la atención en la actualidad en tres escenarios. La sobreinformación, la sobreestimulación y la atención como mercancía.
El primer problema se relaciona con la generación de información. La disposición abierta de la información que se genera en el mundo es sobreabundante. Esta condición pone en duda la veracidad de los contenidos. Por esa razón es que han aparecido términos como el de la posverdad. Esta noción, acuñada por el dramaturgo Steve Tesich, apela al hecho de que hoy la opinión pública tiene más peso que los hechos objetivos. Ya en 1981 Jean Baudrillard sostenía que la realidad se había convertido en un desierto y donde los símbolos y signos son más importantes que lo que acontece en la realidad. Para acceder a la verdad es necesaria la atención. Si no existen observaciones atentas y fundamentadas, la verdad se diluye generando confusión. Hoy se vive una confusión generalizada que va en aumento al perder toda capacidad crítica frente a los hechos observables y el dominio de los signos y símbolos frente a la experiencia.
El segundo problema apunta a revisar la sobreestimulación. Desde que la mercadotecnia se instituyó como una práctica económica, la atención se convirtió en materia prima invaluable. Hoy la atención tiene precio, se busca como el principal elemento para la activación de una economía postindustrial. La sobreestimulación es un efecto indirecto de esta búsqueda incesante para llamar, organizar y apropiarse de la atención. El problema fisiológico que deriva de esta práctica es que la sobreestimulación afecta el sistema sensorial del cuerpo. No estamos hechos para resistir los embates de la publicidad, especialmente de la publicidad electrónica. A esto hay que sumarle la rapidez de los contenidos digitales como el tik tok donde la seccionalidad es indispensable para su éxito, y la intertextualidad, es decir la conexión de un contenido con otros, haciendo que la navegación por la red se vuelva indefinida. Esta sobreestimulación daña la atención, degrada capacidades cognitivas como la memoria y la concentración y fomenta la ansiedad, ese estado de alerta que compartimos con todos los seres vertebrados y que se activa frente a una amenaza real o imaginaria.
«El problema fisiológico que deriva de esta práctica es que la sobreestimulación afecta el sistema sensorial del cuerpo. No estamos hechos para resistir los embates de la publicidad, especialmente de la publicidad electrónica».
El tercer problema de la atención en la actualidad es el problema de la atención como mercancía. En esta era de la información dos elementos relacionados con el conocimiento se han convertido en mercancía: la información y la atención. Desde el momento en que la recolección de datos en la web se volvió un recurso fundamental para las plataformas, la información personal adquirió un nuevo significado. Los datos personales en volumen arrojaban tendencias, gustos, anhelos e ilusiones del imaginario colectivo. Tener estos datos ha hecho más rentables los modelos de búsqueda y el diseño de las plataformas donde voluntariamente sus usuarios los entregan confinado en su buen uso. La personalización de las redes sociales puede entonces influir en el gusto de los usuarios. El uso de esta información funciona hoy como base para una serie de estrategias que influyen con tal precisión que parece imposible liberarse de su dominio.
Franco Berardi sostiene que la atención como mercancía de las redes sociales es una de las causas que abonan a la proliferación de los problemas mentales. En su libro La fábrica de la infelicidad dice lo siguiente: “El organismo consciente y sensible es sometido a una presión competitiva, a una aceleración de los estímulos, a un estrés de atención constante. Como consecuencia, el ambiente mental, la infosfera en la que la mente se forma y entra en relación con otras mentes, se vuelve un ambiente psicopatógeno” (Berardi, 2003).
La tensión fracturada, sobreestimulada y discontinua produce también una separación más amplia del ser humano con respecto al medio que lo rodea. Todo proceso enajenante es un proceso contra-ecológico porque rompe la comprensión de la interdependencia de la vida. En tanto que el ser humano solo se preocupa por alcanzar los fines sociales o vivir en la dependencia orgánica de la sobreestimulación olvida que su existencia es puente indivisible con otras especies con quienes comparte el planeta. El aumento de problemas medioambientales es producto también de una falta de atención masiva por parte de las sociedades contemporáneas. Para quien vive un proceso de sujeción perceptiva le es imposible comprender que la vida en este planeta es esencialmente simbiótica, es decir pervive gracias a la cooperación e intercambio de sustancias y efectos de sus propios procesos vitales. Michel Serres propone el término de acomismo a la desconexión del ámbito humano de la naturaleza y de su orden. Esta desconexión produce también extrañeza sobre la dimensión totalizante de los procesos cósmicos y pone atención en procesos muy particulares de la esfera de lo social.

En este ejercicio de entregar los datos personales y convertir el perfil personal en una marca que aspira a recibir el mayor número de likes, la atención se ha ido degradando. Los mayores efectos parecen observarse en las infancias. Aún no sabemos que la magnitud de los efectos que tendrá la degradación de la atención, sin embargo, hoy es momento de pensar en ello para tomar acción antes de que los estragos de este problema se vuelvan permanentes. Algunas acciones que se pueden implementar para cultivar la atención son la meditación, la lectura, la escritura a mano, el dibujo, la pintura, la música. En general las artes pueden ser un gran aliado en contra de la degradación cognitiva, pero no son las únicas prácticas, el ejercicio, el sueño adecuado, una buena charla, convivir en la naturaleza, cultivar plantas, cuidar animales pueden ser también caminos para reconquistar la atención.
Referencias:
Baudrillard, J. (1983). Cultura y simulacro. Kairós.
Berardi, F. «Bifo». (2003). La fábrica de la infelicidad: Nuevas formas de trabajo y movimiento global. Traficantes de Sueños.
Maturana, H. R., & Varela, F. J. (1972). De máquinas y seres vivos: Autopoiesis y organización de lo vivo. Editorial Universitaria.
Merleau-Ponty, M. (2006). Fenomenología y percepción. F.C.E.
Serres, M. (1995). Atlas. Madrid: Cátedra.
Imagen de Portada: ©Ralpha Wilde