En las últimas décadas se han hecho muchos esfuerzos en el desarrollo de tecnologías para producir hidrógeno, pero aún existen varias cuestiones que han atrasado su incorporación en el mercado. Fabricar hidrógeno comercial implica dividir el agua en hidrógeno y oxígeno, un esfuerzo que requiere energía. Y la mayor parte de este hidrógeno disponible también se produce quemando gas natural: un proceso que genera emisiones de gases de efecto invernadero.
El hidrógeno puede quemarse, almacenarse y transformarse sin liberar gases. Y es que, a pesar de ser el elemento más abundante y el probable combustible del futuro, este solo será limpio cuando se produzca sin utilizar combustibles fósiles.
“Fabricar hidrógeno comercial implica dividir el agua en hidrógeno y oxígeno, un esfuerzo que requiere energía. Y la mayor parte de este hidrógeno disponible también se produce quemando gas natural: un proceso que genera emisiones de gases de efecto invernadero”.
Origen y producción
El hidrógeno puede parecer una solución sencilla al problema de los combustibles fósiles y los gases de efecto invernadero, pero sus retos van más allá. Los altos costos y dificultad de producirlo tienen la raíz en su origen. A pesar de ser el elemento más abundante en la Tierra, difícilmente se encuentra aislado en la naturaleza. Se produce generalmente por medio de otras sustancias que contienen hidrógeno, como el agua, carbón y otros líquidos o gases.
Su producción por medio del agua se hace mediante un proceso denominado electrólisis. En este proceso se descomponen las moléculas del agua –H2O– para obtener hidrógeno. Cuando el hidrógeno procede de un electrolizador que usó energía de una fuente limpia y renovable, se le llama hidrógeno verde. Usar la energía renovable, como la solar o eólica, también puede resultar en hidrógeno verde. Pero aún así, no existe una definición universal para el hidrógeno verde. A su vez, también existe el hidrógeno gris, que se produce cuando los procesos usados son aquellos que siguen usando combustibles fósiles. Este es el más común actualmente en el mercado. También existen otros hidrógenos, como el azul, el rosa o el dorado, y estas etiquetas de colores representan su forma de producción, y las consecuencias que tiene en el medio ambiente (Abad & Dodds, 2020).
El hidrógeno verde que se fabrica mediante electrólisis también puede usar electricidad. Ésta electricidad a su vez puede venir de una fuente renovable, pero hace una enorme diferencia si ésta no es renovable. Si el hidrógeno es fabricado con electricidad no renovable, no lo hace mejor que los combustibles fósiles. Esto es considerado como el “greenwashing” del hidrógeno verde (Searle & Zhou, 2021).
Una sociedad de energía renovable
En un revisión realizada en noviembre de 2023, se demostró que la gestión política de la transición de una economía de combustibles fósiles a una de hidrógeno y electricidad va a necesitar de una visión sobre las implicaciones para todas las tecnologías posibles. No obstante, los científicos también afirman que si se toma una visión que concierne todas las repercusiones también podría descentralizar los problemas principales y reales (Squadrito et al, 2023).
Los científicos afirman que el hidrógeno no será mayor economía energética. Ésta sería la electricidad; ya que es más productivo usar la electricidad directamente porque hay pérdidas de energía en la conversión a hidrógeno. En algunos casos, como los de los automóviles, la electricidad será más fácil y económica que el hidrógeno. Sin embargo, el hidrógeno podría ser ideal para descarbonizar algunas tecnologías que la electricidad renovable no puede. Los científicos afirman que el hidrógeno verde no será la única solución, pero sí será parte de una solución en conjunto (Oliveira et al, 2021).
La economía del futuro
Una economía de hidrógeno verde no podrá ser llevada a cabo sin el equilibrio de producción y distribución, así como la consideración de intereses medioambientales. En una etapa donde el agua será el interés principal, la producción de hidrógeno verde podría ir de la mano. Así como los intereses sociales locales de comunidades impactadas por la producción. Sin duda, la producción del hidrógeno será necesaria para la descarbonización de la industria y esto no se debe perder de vista (Squadrito et al, 2023).
La utilidad de la economía del hidrógeno reduciría el impacto ambiental de los combustibles fósiles y esto formará parte de futuras políticas energéticas. Podría ser una poderosa herramienta en reducir la utilidad energética en los hogares y en sistemas de transporte (Oliveira et al, 2021). Sin embargo, algunos científicos creen que sólo debe usarse el hidrógeno verde en situaciones donde la electricidad renovable no sea la mejor opción. Por ejemplo, industrias difíciles de descarbonizar, como la producción de fertilizantes o el refinado de petróleo. Por una razón u otra, ya sea porque necesitan calor o más potencia, estas industrias no son fáciles de electrificar . En definitiva, la pieza clave con el hidrógeno verde será usarlo como un complemento de otras energías y soluciones climáticas que podrían ayudar a la transición actual.
Referencias
Abad, A. V., & Dodds, P. E. (2020). Green hydrogen characterisation initiatives: Definitions, standards, guarantees of origin, and challenges. Energy Policy, 138, 111300
Squadrito, G., Maggio, G., & Nicita, A. (2023). The green hydrogen revolution. Renewable Energy, 216, 119041.
Searle, S., & Zhou, Y. (2021) Don’t let the industry greenwash green hydrogen. Disponible en: https://theicct.org/dont-let-the-industry-greenwash-green-hydrogen/
Oliveira, A. M., Beswick, R. R., & Yan, Y. (2021). A green hydrogen economy for a renewable energy society. Current Opinion in Chemical Engineering, 33, 100701
Imagen de Portada: ©Who’s Denilo by Unsplash