150 años del conejo europeo en Chile: ¿qué sabemos de él?

El conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) fue introducido en el centro y sur de Chile desde Europa en 1880. Esta especie destruye cultivos, plántulas y plantas nativas; erosiona las laderas con sus extensas madrigueras, destruye la topografía y la funcionalidad del suelo. Además, consume pastizales artificiales y naturales, brotes de matorrales, corteza de árboles forestales y frutales, cactus, tubérculos, rizomas, flores y en casos extremos cualquier vegetal con algo de agua y nutrientes.

Al ser una especie invasora, las densidades de conejos suelen estar alrededor de 50 a 100 individuos por hectárea, encontrándose dentro de las siete especies exóticas invasoras que más afectan el ecosistema chileno y que generan una pérdida aproximada de 3.249.337 USD anuales (PNUD 2017). Esto sucede por la gran capacidad reproductiva de sus hembras ya que pueden tener 8 crías por temporada y 2 crías por año, en total 16 conejos por año y 112 por descendencia junto con las nuevas hembras. Contribuyen así con 394 conejos por año, lo que afecta a la cobertura vegetal chilena. Actualmente, se estima que hay 200 millones de estos animales que se alimentan de 4 millones de hectáreas a recolectar por año, lo que significa el 30% de todos los pastizales en Chile (Camus et al. 2008, CONAF 2014).

Conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) © JyS

El conejo está presente en el centro-sur de Chile, Tierra del Fuego y parte de la Patagonia Chileno-Argentina. Además, se encuentra en el sur de la región de Atacama, dentro de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt; también, de la región de Coquimbo a la región de Los Lagos. Por último, es posible encontrarlo en Aysén y Magallanes. Aunque la mayoría de la población de estos animales fue exterminada en 1950 en Tierra del Fuego, aún existe una pequeña población en la isla Yendegaia. Si bien, las poblaciones de conejos afectan cultivos agrícolas y forestales a lo largo de Chile, los mayores estragos son ocasionados en las islas y en el bosque esclerófilo de la parte central. Esta especie colonizó en 1935 las islas del archipiélago de Juan Fernández, convirtiéndose en una plaga que ha destruido cualquier cobertura vegetal, compitiendo a su vez con el ganado. Particularmente, la isla Robinson Crusoe alcanzó una población de 50.000 individuos (20 conejos/ha) y la isla Santa Clara tuvo 19.000 conejos (89 conejos/ha). 

Impacto en el ecosistema por parte del conejo europeo en la isla de Chañaral, Región de Atacama © Island Conservation. 

Por otro lado, la región del matorral y del bosque esclerófilo la más representativa del área mediterránea de Chile es una de las 34 áreas críticas para la conservación de la biodiversidad del planeta. Además, es una de las zonas más afectadas por efecto antrópico en la transformación del bosque en campos agrícolas, praderas y zonas urbanas. Por último y no menos importante, se ha visto dañada debido a esta especie invasora. Este lagomorfo ha generado un profundo cambio en la distribución espacial de hierbas nativas desde su introducción en la zona central del país, favoreciendo el crecimiento de especies invasoras de plantas, como la amapola (Papaver somniferum). En el presente ejemplo, la presencia del conejo europeo facilitó el éxito y colonización de la amapola, alterando la sucesión del bosque nativo. 

Los conejos se privilegian de la ausencia de enemigos naturales que regulen efectivamente su población. Esto ya que no cuentan con depredadores especialistas que los coman y, si bien los depredadores generalistas lo hacen, su consumo es bajo. Además, existe una gran cantidad de forraje disponible en Chile para los conejos. Lo anterior aumenta las probabilidades de una reproducción exitosa. De hecho, varios autores han propuesto diferentes factores como responsables de causar los brotes y el colapso de los conejos: como el clima, el suministro de alimentos, disponibilidad de madrigueras, cobertura y hábitat, depredadores y enfermedades, entre otros. Sin embargo, ninguno de estos factores ha sido evaluado en Chile, aun cuando es necesario para comprender la dinámica poblacional de este ejemplar. Es decir, con la evaluación de estos factores podríamos entender que es lo que promueve su crecimiento o descenso y poder manejar o erradicar eficientemente su población, para así conservar nuestro bosque esclerófilo y cobertura vegetal nativa continental e insular.

En este artículo nos centraremos en tres de los factores fundamentales para comprender la importancia de su evaluación en la población del conejo europeo en Chile.

Los conejos tienen una alta capacidad colonizadora ya que pueden explotar los recursos que les brinda una gran variedad de hábitats debido a su adaptabilidad. De esta manera, modifican su ingesta según sus necesidades y la naturaleza del alimento disponible. El alimento influye en la tasa de crecimiento de estos lagomorfos, la densidad de la población, el reclutamiento y la temporada de reproducción, lo que genera una camada temprana y prolongada, mayor reproducción y disminución de la mortalidad. Adicionalmente se ha demostrado como la reproducción del conejo suele estar en sincronía con el ciclo de crecimiento de las plantas que consume. Como consecuencia, las hembras podrían tener una descendencia más grande aumentando el número de conejos, provocando un brote. Es por esto, que es fundamental contar con un registro —en las diferentes regiones— de la presencia de conejos para saber cuáles son los ecosistemas más vulnerables y cuál es la cobertura vegetal disponible, con el fin de hacer un manejo efectivo en estos lugares. 

Los conejos tienen una alta capacidad colonizadora ya que pueden explotar los recursos que les brinda una gran variedad de hábitats debido a su adaptabilidad. De esta manera, modifican su ingesta según sus necesidades y la naturaleza del alimento disponible.

A su vez, la disponibilidad de madrigueras puede considerarse un recurso importante para los conejos al igual que la comida. Debido a que el conejo es muy social y forma grandes grupos de individuos relacionados que habitan bajo tierra, es capaz de excavar túneles complejos de hasta tres metros de profundidad y 45 metros de largo. Los diámetros de estos túneles son generalmente de 15 cm y sus cámaras lugares de anidamiento o alimentación de alrededor de 30 a 60 cm de altura. El refugio es fundamental para la reproducción y protección de esta plaga frente a sus depredadores en zonas de escasa vegetación y hábitats con condiciones adversas. Así, por ejemplo, construyen sus madrigueras en suelos profundos para aislarse del calor en regiones áridas como el norte y centro de Chile. Además, al permanecer dentro de sus guaridas les permite reducir la pérdida de agua corporal por evaporación. De esta manera, logran soportar hasta una pérdida del 50% de su peso durante períodos prolongados de escasez hídrica y alimentaria. 

En este sentido, el análisis de los factores climáticos es de suma importancia, ya que la lluvia influye en las condiciones del suelo a través de la humedad y la evaporación cambiando una superficie dura en una más permeable que sea fácil para cavar las madrigueras. En este caso, los factores climáticos podrían aumentar el número de madrigueras y cobertura, disminuyendo el riesgo de depredación y aumentando la tasa de reproducción de los conejos. Es por esto, que el análisis de las condiciones del suelo es relevante para establecer si estos lagomorfos pueden hacer sus madrigueras fácilmente o no, ya que al tener abundante comida y lugares donde anidar, este animal puede reproducirse fácilmente ocasionando un brote y, por ende, un gran daño y devastación en la cobertura vegetal y en la topografía del suelo.

Por otro lado, el conejo europeo al ser una especie invasora no tiene depredadores especializados que los consuman de manera eficiente para mantener sus poblaciones controladas. Los depredadores generalistas, que consumen más presas aparte del conejo como lo son el zorro, quique, halcón, águila, mustélidos y rapaces no pueden mantener a los conejos a baja densidad. Sin embargo, si esto ocurre es posible que sea por el efecto de sequías u otras condiciones limitantes que hacen que estos animales no tengan brotes en su población. Un ejemplo de esto es lo que sucede actualmente en Chile central con la mega sequía. La escasez hídrica de más de 10 años ha afectado la productividad vegetal y el suelo del lugar. Lo anterior, a su vez, ha impactado en la reproducción de los conejos que no logran cavar sus refugios.

La falta de depredadores especialistas hace que los conejos puedan escapar del consumo por diferentes causas. Una de ellas es la favorabilidad del ambiente capaz de aumentar los recursos limitantes, lo que permite a los conejos acrecentar la población. Otra causa es la saturación de consumo por parte de los depredadores, ya que no pueden consumir gran cantidad de conejos debido a que el ciclo de vida de estos es más rápido que el de un ave o un zorro. Por otro lado, la población de conejos puede escapar al consumo de los depredadores ya que estos consumen más de una especie, lo que permite que la plaga aumente su número y genere brotes. 

Depredadores generalistas que consumen al conejo europeo en Chile © Jaksci, 2018. 

Por estas razones, evaluar las interacciones tróficas en donde el conejo está involucrado como consumidor de cobertura vegetal, presa por parte de depredadores como aves y mamíferos y competidor con especies nativas como el degú, la chinchilla u otros roedores es de suma relevancia para comprender el impacto de las poblaciones involucradas y cómo estas se afectan entre sí. Un ejemplo de esto es el conejo en Francia, España y Portugal, donde es nativo. Recientemente, este ha sido incluido en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza debido a su descenso poblacional, que alcanza el 70%. Las causas de su colapso al parecer son las diferentes enfermedades víricas como la mixomatosis y la enfermedad hemorrágica del conejo, así como también los cambios en los ecosistemas por la alteración de suelo y la agricultura extensiva. Este descenso en la población es alarmante ya que el 40% de otras especies dependen de él para alimentarse. 

La situación anterior no deja de ser distante dentro del territorio nacional, donde se ha registrado un aumento del consumo de conejo por parte de los depredadores generalistas. Es decir, si el conejo desapareciera o se viera afectado por alguna causa que disminuya su población, afectaría las dietas de estos depredadores. Ejemplos de esto se evidencian en estudios de dieta en el zorro culpeo, zorro chilla y el águila ratonera de pecho negro. Hace unos 35 años se concluyó que la baja depredación de esta especie invasora era debido a que los depredadores nativos aún no habían aprendido a cazarla. Sin embargo, recientemente se ha observado que la dieta del águila y del peuco ha tenido una disminución sostenida de la principal presa nativa que era el degú y un aumento considerable del conejo. De igual forma los hábitos alimentarios del zorro culpeo han mostrado un alto consumo del conejo como presa primaria sobre el consumo de pequeños mamíferos nativos (Paves et al. 2010, Rubio et al. 2013). Lo anterior, evidencia la importancia de hacer estudios comunitarios para saber el impacto tanto positivo como negativo del conejo.

Hace 150 años que el conejo europeo colonizó nuestro territorio. Hoy se hace urgente entender su dinámica poblacional y las causas que generan los brotes para proponer estrategias de manejo. Todo esto con el fin de predecir y controlar su impacto en los ecosistemas chilenos.

Bibliografía

Camus P., Castro S., Jaksic F. (2008). El conejo europeo en Chile: historia de una invasión biológica. historia (santiago), 41(2), 305-339.

CONAF (2014). Registran positiva restauración ecológica en isla choros. corporación nacional forestal. www.conaf.cl. 2014.

Pavez E.F., Lobos G.A, Jaksic F.M. (2010). Cambios de largo plazo en el paisaje y los ensambles de micromamíferos y rapaces en Chile central. Revista chilena de historia natural, 83(1), 99-111.

PNUD (2017). Valoración económica del impacto de siete especies exóticas invasoras sobre los sectores productivos y la biodiversidad en Chile. Santiago de Chile, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Imagen de portada: Brotes de conejos europeos © wikimediacommons

Sobre la autora

Jennifer Paola Correa-Cuadros. Pontificia Universidad Católica de Chile, Facultad de Ciencias Biológicas, Departamento Ecología; Center of Applied Ecology and Sustainability (CAPES). Microbióloga y bióloga con énfasis en control biológico y modelamiento matemático de dinámicas poblacionales de plagas forestales y agrícolas. Magister en Biotecnología y Ecología, candidata a Doctora en Ecología.